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José Mari Reviriego
Miércoles, 14 de octubre 2015, 10:49
Auge y caída de la presidenta del PP vasco en poco más de una semana. En ese tiempo Arantza Quiroga ha pasado de surfear en la cresta de la ola informativa, levantada tras considerar "importantes" las declaraciones de EH Bildu sobre la violencia, a hundirse ... en un profundo silencio que ha roto este miércoles para anunciar su dimisión como presidenta del PP vasco y de todos sus cargos, y su abandono de la política activa.
Su deliberada desconexión en los últimos días como máxima responsable del partido en Euskadi, un hecho insólito, viene precedida de una sonora desautorización por parte de la dirección nacional, que le ha obligado a retirar la propuesta con la que buscaba sumar a la izquierda abertzale a una nueva ponencia de paz. La rectificación ha podido despertar sus peores fantasmas, ya que lleva la firma de Alfonso Alonso, el contrapoder que precisamente pretendía desactivar cuando decidió sustituir a Iñaki Oyarzábal de la secretaría general. De eso ha transcurrido ya más de un año, pero la historia parece que se repite. Quería evitar cortocircuitos en su liderazgo y ha salido algo más que chamuscada del último intento por reivindicar su mando.
La cronología de esta crisis hunde sus raíces en aquel congreso del Kursaal del que salió ratificada como presidenta, pero con un serio desgaste y el aparato del partido en su contra. Sus protagonistas vuelven ahora a la palestra con papeles cambiados en la semana con más altibajos de Quiroga.
Viernes, 2 de octubre. 'Importantes' palabras de EH Bildu
El PP aprovecha la sesión de control al Gobierno vasco para interpelar al lehendakari sobre la necesidad de desbloquear la ponencia de paz. Arantza Quiroga pide una nueva formulación basada en la libertad y la convivencia para "favorecer el entendimiento entre diferentes, sobre todo entre los más distanciados". Se refería a su propio partido y a EH Bildu, a quien lanza un guiño que se considera el detonante de lo que ha ocurrido después.
La presidenta de los populares califica de "importantes" las últimas "palabras" de la coalición abertzale, sustentadas en un artículo de opinión publicado en EL CORREO en el que sus líderes afirman que "la violencia siempre es el peor camino en cualquier situación, antes, ahora y después". El texto, calificado de "electoralista" por el Ejecutivo vasco, es en cambio tomado "en consideración" por la formación conservadora. Las redes sociales próximas a la izquierda abertzale enseguida se hacen eco del gesto. El foco cambió en el PP vasco. Pasó de mirar a Iñigo Urkullu, a quien iba destinada la interpelación del pleno, a fijarse en Hasier Arraiz.
Sábado, 3 de octubre. Arraiz tiende la mano
El presidente de Sortu no tarda ni 24 horas en tender la mano al PP tras valorar como "novedosas" las palabras de Quiroga. Hasier Arraiz lleva a su terreno el intercambio de declaraciones y le pide celebrar una reunión "cuanto antes" para allanar el "camino del diálogo". La oferta no prospera en las filas populares, reacios a abrir cualquier vía de comunicación estable con la izquierda abertzale pese al cese de ETA. EH Bildu lo había intentado ya en tiempos de Basagoiti a través de cartas, llamadas telefónicas y ofertas de citas, que se sepa, sin éxito. Pero lo que sí consiguió esta vez Arraiz es despertar el interés al "otro lado".
Lunes, 5 de octubre. La líder aguanta el tirón
Quiroga aguanta el tirón. En sus declaraciones públicas reclama un debate "con luz y taquígrafos" con EH Bildu, a quien mantiene la mano tendida, e insiste en retomar en el Parlamento el diálogo "por la reconciliación". De fondo, su equipo de confianza, en el que tiene un papel de considerable influencia su director de comunicación mayor que la de sus "barones", comienza a escribir sobre el papel su propuesta de ponencia de libertad y convivencia para presentarla como una moción.
El texto se redacta entre un muy reducido grupo de dirigentes tras un comité convocado a las diez de la mañana sin aviso previo de su relevante contenido. No acuden los pesos pesados del PP alavés, desplazados a Madrid para ejercer sus responsabilidades en el Gobierno y el partido. La moción, basada en el llamado "suelo ético", sustituye la condena a ETA, una terminología que los populares han hecho esencial, por un genérico "rechazo a la violencia" con la intención de facilitar la adhesión de EH Bildu. El alavés Carmelo Barrio, uno de los pocos parlamentarios que participa en la redacción, introduce un cambio. Añade deslegitimación del terrorismo, en vez de deslegitimación de la violencia. Sigue sin haber alusiones a ETA. Antón Damborenea y Borja Sémper también conocen el texto, que no se comparte con el resto del grupo parlamentario, ni con la ejecutiva regional, ni con la dirección nacional en la madrileña calle Génova.
En una rueda de prensa, la secretaria general del PP, Nerea Llanos, emplaza a la izquierda abertzale a "condenar la historia cargada de dolor y de víctimas" de ETA. Recibió felicitaciones de algunos cargos ya incómodos con el intercambio de declaraciones de buena disposición con EH Bildu.
Martes, 6 de octubre. Enredo con las palabras
Quiroga anuncia en una rueda de prensa la presentación de la moción. Pero se enreda en el turno de preguntas. Cuestionada por la desaparición del término "condena", subraya que "no debemos encallarnos en las palabras", sin ofrecer más argumentos que contengan el malestar que esa renuncia puede causar entre sus filas más conservadoras y a dos meses y medio de las elecciones generales.
En ocasiones anteriores, giros de menor entidad han requerido de una costosa labor de pedagogía interna. Por ejemplo, los populares organizaron en 2012 un acto en el Kursaal para saludar de forma solemne "la nueva etapa" abierta por el final de ETA y asumir la convivencia "entre todos los vascos", en una velada alusión a la izquierda abertzale. Además, el "suelo ético" costó innumerables reuniones entre todos los partidos y un severo desgaste que acabó con la expulsión de tres parlamentarios de Aralar comprometidos con la paz y la "injusticia de la violencia".
En esta ocasión, la intervención de Quiroga contenta más al resto de partidos que a sus propias filas. PNV y, sobre todo, EH Bildu aplauden la iniciativa. El parlamentario de la coalición soberanista Julen Arzuaga saluda la retirada del término condena como la desaparición de "un tótem que dificultaba el acuerdo". En el caso de los populares, el malestar no obedece tanto al fondo como a la forma de gestionar la propuesta, "sin compartirla" ni madurarla internamente. En la práctica, la presidenta del PP vasco logra reactivar el debate parlamentario sobre la paz. Es la protagonista. Fue fugaz.
Miércoles, 7 de octubre. Desautorización y retirada de la moción
"Si aceptamos el texto de esa moción, estamos muertos", advierte un alto cargo del PP, adscrito al sector renovador. No porque no esté de acuerdo en el fondo, sino por su "inoportunidad" y la posibilidad más que real de que la propuesta sea utilizada por los círculos más reaccionarios para desgastar a Rajoy de camino a las elecciones generales. En el entorno de la presidenta también esbozan otra posibilidad: "¿Y si todo esto ha sido porque quien lo abanderaba era Aran tza?".
El influyente partido en Álava, encabezado por Alfonso Alonso, se planta. En una entrevista en la radio a las nueve de la mañana, advierte de que el PP no debe renunciar a la condena y al lenguaje "contundente y de exigencia" contra ETA. La corrección está lanzada. El ministro de Sanidad se impone a tesis más posibilistas de Génova, que daban por buena la expresión "deslegitimación del terrorismo". Tras la desautorización, la AVT pide el cese de Quiroga si no rectifica.
El vicesecretario Sectorial, Javier Maroto, y la secretaria general, Dolores de Cospedal, toman el relevo en las llamadas a Quiroga para que retire la moción. La líder vasca asum el giro en un tiempo récord. Pasado el mediodía comparece de urgencia en el Parlamento para anunciar la marcha atrás y presentar a EH Bildu como el culpable de su abrupta decisión por querer "blanquearse". Ese es el argumentario que sale de Génova. El mal trago lo pasa como puede en compañía de sólo tres parlamentarios, concernidos de alguna forma por la gestión de la ponencia. Ni un alavés. Comienza la soledad de Quiroga.
Jueves, 8 de octubre. Comienza el silencio
Arranca el apagón informativo, que se hace más evidente cuando da la espantada en el Parlamento, inicio de una insólita dejación de responsabilidades que ha causado un indisimulado malestar entre sus filas. La dirección de Génova se asusta ante la posibilidad de que pueda tirar la toalla y meter así al partido en una crisis en vísperas electorales.
Cospedal difunde entonces que Quiroga no va a dimitir tras hablar con ella por teléfono y traslada la necesidad de rebajar la tensión. Por eso Maroto, en una rueda de prensa improvisada, le ofrece el apoyo del partido y un cierre de filas. Temen que caiga tras el golpe recibido, una posibilidad que no interesa oficialmente. O quizá ya sí, viendo el deterioro provocado por su desaparición de la primera línea política y la necesidad de ponerse la pilas ante el 20 de diciembre.
En Euskadi, un representante del PSE y el propio lehendakari se acercan por separado a un cualificado cargo del PP para interesarse por la posibilidad de retomar una interlocución sólida con los populares, tras la espantada de su presidenta. Sólo Nerea Llanos logra hablar con ella por teléfono ese día. Un par de veces. A primera hora de la mañana cuando le transmite que se encuentra "indispuesta", lo que obliga al PP a realizar cambalaches con los grupos para las votaciones, y otra a las once de mañana. Desde entonces, se aísla del todo.
Viernes, 9 de octubre. Dolida por las injerencias
En su entorno más próximo alegan que Quiroga está "dolida" por las nuevas injerencias externas a su liderazgo. "No le dejan ejercer su presidencia. La están dinamitando", advierten las mismas fuentes desde el anonimato. Cada vez cuesta más que sus compañeros la defiendan en público. No hay instrucciones ni consignas. Ni agenda. Y su propio director de comunicación lleva desde el jueves con el teléfono apagado también, algo insólito. Sus destinos camino de la reunión que Quiroga tiene previsto celebrar el martes con Cospedal parecen ir de la mano. Con una secretaria general en horas bajas y cuyo futuro también está en el aire, pendiente del congreso extraordinario que convoque el PP tras las generales.
"¿Qué habría sido de Arantza Quiroga si hubiera dejado a Iñaki Oyarzábal en su puesto?", se preguntan en el partido. Esa posibilidad estuvo sobre la mesa antes del congreso del Kursaal, pero alguien muy influyente para la presidenta dijo: "No hemos llegado hasta aquí para que las cosas sigan igual". Y el relevo de Oyarzábal se consumó con gran parte del partido en contra. Ahora algunos le empiezan a nominar como posible recambio de Quiroga. Maroto ha encajado bien cerca de Rajoy, que ya se ha interesado por sumarse a su ruta social en la campaña a las generales. De hecho, el exalcalde de Vitoria podría encabezar las listas de Álava al Congreso en el lugar que ha ocupado Alonso, que se incorporaría a las listas por Madrid.
Sábado 10 y domingo 11 de octubre. Apagón total.
Arantza Quiroga continúa desaparecida ante el desconcierto de la dirección del partido y de las bases.
Lunes, 12 de octubre. Nerea Llanos asume el mando
La secretaria general del PP vasco, Nereas Llanos, asume el mando ante el vacío de poder en el partido y convoca para el martes una reunión de la ejecutiva en Vitoria para analizar la insólita situación. Borja Sémper, presidente del partido en Gipuzkoa y portavoz en el Parlamento vasco, advierte a Quiroga: "Cuando un político recibe un portazo no es el momento de desaparecer".
Martes,13 de octubre. Quiroga no asiste a la ejecutiva
Arantza Quiroga no asiste a la reunión de la ejecutiva. Llanos advierte, al finalizar el encuentro, que el partido está por en cima de las personas. La presidenta del PP se encuentra en Madrid, donde previsiblemente se reúne por la tarde con la secretaria general, María Dolores de Cospedal, quien por la mañana la había avalado desde Bruselas como presidenta del PP vasco.
Miércoles, 14 de octubre. Renuncia a todos sus cargos
Quiroga comparece, por fin, tras ser desautorizada por la dirección nacional para anunciar su renuncia a la presidencia del PP vasco y a todos sus cargos. Abandona la política activa. Los pesos pesados de los populares vascos celebran una cumbre en Vitoria para buscar una salida urgente y «consensuada» a la crisis abierta en sus filas
Jueves, 15 de octubre. Alfonso Alonso, nuevo presidente
Alfonso Alonso, ministro de Sanidad y presidente del PP de Álava, es anunciado como el nuevo líder del partido en Euskadi, pero no será hasta mañana viernes que será nombrado como tal formalmente. El exalcalde de Vitoria y profundo conocedor de los entresijos del partido en Euskadi, enfrentado a Quiroga durante todo su mandato, agradece la «confianza» depositada en él y ensalza el papel «valiente» de Nerea Llanos, con quien seguirá contando como secretaria general.
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