Quiroga, con Mendia, Ortuzar, Arraiz y Uriarte en unos cursos de verano celebrados en julio pasado en el Palacio de Miramar.

Quiroga insiste en retomar el diálogo "por la reconciliación" en el Parlamento

Mantiene la mano tendida a EH Bildu, aunque no se reunirá con Hasier Arraiz porque quiere un debate "con luz y taquígrafos"

olatz barriuso

Martes, 6 de octubre 2015, 02:17

El Parlamento vasco debe ser «referente» para la sociedad a la que representa y «liderar» un camino que conduzca a Euskadi a «la reconciliación y la concordia» cuatro años después del cese definitivo de la violencia de ETA. Ésa es la tesis de la presidenta ... del PP vasco, Arantza Quiroga, cuyo grupo depositará hoy mismo en el registro de la Cámara vasca, a primera hora de la mañana, su propuesta para crear una ponencia «de libertad y convivencia» que sustituya al «encallado» foro parlamentario de paz constituido esta legislatura e inactivo desde que el PSE decidiera abandonarlo en el verano de 2013. Una oferta para retomar el bloqueado diálogo parlamentario sobre el final definitivo de ETA con la que Quiroga ha sorprendido a propios y extraños y que, de forma novedosa, hace extensiva a EH Bildu al apreciar un giro «importante» en su posición sobre la violencia.

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Los socialistas se ausentaron de la ponencia de paz al considerar que la falta de autocrítica de la izquierda abertzale la hacía inviable. Para entonces, los populares vascos ya se habían levantado de la mesa, decepcionados también, recuerdan ahora, por la abstención de EH Bildu en el pleno monográfico sobre el «conflicto» vasco impulsado por la izquierda abertzale en marzo de ese año. El grupo abertzale evitó votar a favor del denominado suelo ético acordado la legislatura anterior, al que sí se adhieron PNV, PSE y PP.

Dos años y medio después de aquel desencuentro, la líder de los conservadores pone en valor el acuerdo de mínimos labrado, entre otros, por Antonio Basagoiti y Aintzane Ezenarro en 2012 -que exigía el reconocimiento de «la injusticia de la violencia», del «daño causado» y de la «dignidad» de las víctimas- y cree que ha llegado el momento de impulsar un «reinicio» de los trabajos parlamentarios para poder consensuar un mínimo «pronunciamiento ético» que deslegitime la violencia.

«Vamos a intentarlo, no perdemos nada. Tenemos que hacer pedagogía desde el Parlamento. Es nuestra responsabilidad y nuestra obligación. La convivencia hay que construirla entre todos, aunque estemos en las antípodas políticas», explicó ayer Quiroga a EL CORREO, convencida de que si esta vía finalmente «se frustra», cada grupo «deberá explicar por qué».

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De momento, la izquierda abertzale está genuinamente sorprendida con el inesperado giro de la líder del PP vasco, que, en la práctica, disputa así el liderazgo del debate de paz y convivencia al lehendakari Urkullu, a la secretaría encabezada por Jonan Fernández y al PNV. En Sabin Etxea y en Ajuria Enea no ocultan, de hecho, su «escepticismo» ante el posicionamiento de Quiroga -aunque «bienvenido sea» y «ojalá nos equivoquemos, estamos expectantes», insisten-, unos recelos que comparten en el PSE, que ve también en el movimiento de la dirigente guipuzcoana un intento por reubicarse en la escena política y recuperar protagonismo.

Los jeltzales, en concreto, aprecian notables diferencias entre la primera intervención de Quiroga en el pleno de control del viernes -en la que celebró la «importancia» del posicionamiento de Hasier Arraiz al advertir de que quien quiera retomar la violencia tendrá «enfrente» a EH Bildu- y la segunda, en la que se mostró especialmente crítica con Urkullu. El pronunciamiento público de la número dos del partido, Nerea Llanos, que insistió ayer en que la izquierda abertzale debe «condenar la historia cargada de dolor y de víctimas» de ETA para poder «hablar del futuro» les reafirma en que, como advirtió ayer Joseba Egibar, «el empeño» del PP y EH Bildu por escenificar un acercamiento es «más aparente que real».

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«Generosa y transparente»

Quiroga niega la mayor y, de hecho, está dispuesta a emprender una auténtica ofensiva política para socializar una propuesta que define como «generosa y transparente» y que algunas fuentes atribuyen a ella y a su entorno en exclusiva. No obstante, la presidenta, que comparecerá hoy en San Sebastián, no recogerá el guante que le lanzó Hasier Arraiz para celebrar una reunión al más alto nivel. No porque haya recibido ningún tipo de presión, dice, sino porque cree que el debate debe hacerse «con luz y taquígrafos» y no en la trastienda.

El PP sí «notificará» al resto de fuerzas su iniciativa y, como con cualquier otro texto, corresponderá al portavoz, Borja Sémper, una vez se abra el plazo de enmiendas, intentar «consensuar» el contenido con el resto de grupos, incluido EH Bildu. Los populares niegan que se trate de una «ronda» de partidos y lo califican como un «intercambio de información». Para Quiroga, que dice querer evitar que PNV y EH Bildu pacten un «cierre en falso» centrado en las armas y los presos, un buen «punto de partida» podría ser la iniciativa Eraikiz acordada entre víctimas de distinto signo para proclamar que «matar estuvo mal». Según dice, está abierta a «negociar» y no hará causa del nombre de la ponencia, un debate que el PNV tampoco ve como un obstáculo capital.

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