PP, Sortu... ¿Volver a empezar?
La propuesta de Arantza Quiroga sobre libertad y convivencia suscita expectación y desconcierto
Tonia Etxarri
Lunes, 5 de octubre 2015, 16:52
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Tonia Etxarri
Lunes, 5 de octubre 2015, 16:52
Que la izquierda abertzale se oponga a la violencia, en tiempo presente, es una apuesta sin riesgo porque, como todo el mundo sabe, ETA ya ... no practica el terrorismo. Por lo tanto, el emplazamiento mutuo que vienen haciéndose Hasier Arraiz y Arantza Quiroga tendrá que dar una vuelta de tuerca si sus protagonistas no quieren quedarse encallados en el mismo dique en el que se situó Sortu cuando presentó sus estatutos a fin de superar las exigencias de la legalidad.
Las palabras de Arraiz en el pleno de política general diciendo que si alguien pretendía reabrir el ciclo de la(s) violencia(s) iba a tener enfrente a la izquierda abertzale, seguía la inercia de las declaraciones de los últimos tiempos. Los herederos de Batasuna estarán en contra de la violencia siempre que no se haga mención expresa y exclusiva a ETA. Y si se la cita, en medio de otros grupos y etapas de nuestra historia.
Si todo se mezcla (las tropelías de la banda junto a las de los GAL o la violencia de los aparatos del Estado) no tendrá ningún problema en decir que la violencia es «el peor camino, en cualquier situación». Y hasta ahí pueden leer. O escribir. De momento. Pero la presidenta del PP vasco, cuyo partido necesita recuperar protagonismo después de estar acusando el lastre de la inercia electoral descendente que viene sufriendo el bipartidismo, ha preferido ver en los últimos mensajes de Sortu-EH Bildu lo que nadie más ha visto para dar la vuelta a la situación y emplazarlos a un nuevo escenario institucional.
En las próximas horas su grupo presentará en el hemiciclo de Vitoria una iniciativa para la creación de una nueva ponencia para la convivencia. Le han cambiado el nombre a la existente, que lleva ya años bloqueada. Sustituyen la denominación de «paz» por la de «libertad». Una batalla conceptual y lingüística que ya se libró en tiempos de María San Gil. Como se llame, a estas alturas, es lo de menos. Lo que importa es la veracidad del relato, que es donde nuestros parlamentarios llevan varados hace demasiado tiempo por la incapacidad de EH Bildu de renegar de la historia de ETA y porque el PNV no acaba de mostrase todo lo exigente que debería ser con quienes justificaron en su momento los atentados de la banda.
Esa circunstancia está actuando de freno a la hora de conseguir un relato consensuado sobre el terror cometido por la banda durante cinco décadas. Los intentos recurrentes de la izquierda abertzale de blanquear la trayectoria de ETA siguen en la condena genérica de la violencia. Sin conceder un tratamiento específico a la organización terrorista que mató en la dictadura y en la democracia. A no ser que se la compare con otras violencias. De ahí la dificultad para que la ponencia de Paz y Convivencia, en donde sólo convergen PNV y EH Bildu, sea capaz de salir del dique seco.
El PP de Arantza Quiroga considera que «no hay forma de reconducir esa ponencia». Por eso, algunos en su partido creen que, con una mudanza de grupo y nombre, van a lograr algo distinto al pobre resultado que han obtenido hasta ahora quienes forman parte de ese grupo de trabajo en el Parlamento de Vitoria, aunque muchos de ellos prefieren poner especial acento en el obstáculo del comienzo de este recorrido. «Mientras Bildu no acepte el suelo ético de la ponencia y la deslegitimacion de la violencia de ETA , sin compararla con ningún otro fenómeno, será difícil que avancemos».
ETA mató en la dictadura. Y en la democracia siguió con su inercia inspirada en el odio y en la limpieza ideológica. Por eso, su negativa a aceptar el rechazo a la historia de la banda se ha ido recubriendo de otros ardides lingüísticos. La violencia en plural, por ejemplo, para contar a las futuras generaciones que la existencia del grupo terrorista tuvo su razón de ser porque actuaba en defensa propia en un enfrentamiento entre dos bandos inexistentes.
Arantza Quiroga ha emplazado al líder de Sortu a que sus mensajes de condena sobre la violencia se conviertan en un rechazo expreso de ETA. Pero el salto que otros partidos esperan de la izquierda abertzale es que reconozca, alto y claro, que ETA no debió matar nunca. Sin matices. Ni oraciones adversativas, ni coordenadas, sin subjuntivos ni pretéritos imperfectos. Sin mezclarlo con otras situaciones. ETA no debió matar nunca. A secas.
Esa declaración es la que espera la socialista Idoia Mendia de EH Bildu. Escuchará la propuesta del PP, pero cree más conveniente que sea la izquierda abertzale la que dé el paso para que se recomponga la ponencia, creada en la legislatura de Patxi López, que los socialistas abandonaron al constatar el inmovilismo de EH Bildu y que no ha dado ningún fruto desde el inicio de su recorrido.
Mucho más escéptico se muestra desde UPyD Gorka Maneiro. Que también quiere escuchar la propuesta que presentará Quiroga, pero que ya adelanta que no ve utilidad en este tipo de ponencias cuando está en juego la resolución de un relato consensuado para la convivencia. «Eso se defiende con el Estado de Derecho».
Son diferentes estrategias para llegar a contar con un relato común sobre los efectos devastadores de la trayectoria de ETA. De momento, no hay confluencia posible. La izquierda abertzale y el PP se han intercambiado algunos guiños. Pero los dos saben que, después de todo el recorrido, no se puede volver a empezar.
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