Eider Burgos
Sábado, 30 de mayo 2015, 00:14
Valladolid era su bastión. Gobernaba en la capital castellano leonesa desde 1995 de forma ininterrumpida y respaldado por la mayoría absoluta. Veinte años. Ahí es nada. Y si Javier León de la Riva (Valladolid, 1945) no ejerció como alcalde ya en 1991 fue, según él, ... porque Izquierda Unida no le dejó. Ya por entonces el PP, cuya lista encabezaba, ganó en votos, pero un pacto PSOE-IU le impidió asumir el mando de la ciudad. Su historia al frente de ella ha acabado de forma abrupta. Aunque ganó (ya sin mayoría absoluta) en las elecciones del 24 de mayo, en las que obtuvo 12 concejales de los 29 que componen la Corporación, un pacto entre los socialistas y otros grupos de izquierda estaba a punto de arrebatarle el bastón de mando. No ha hecho falta que se formalizara esa alianza. Un juzgado le condenó ayer a trece meses de inhabilitación para el ejercicio de cualquier cargo público y a una multa de 12.810 euros por un delito de desobediencia por ignorar a propósito, durante cinco años, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León que, en 2008, ordenó demoler los áticos en que se habían transformado ilegalmente unos trasteros de un antiguo edificio del centro de la ciudad, justo donde reside el propio alcalde.
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Así acaba la carrera política de León de la Riva, un ginecólogo de profesión que lleva casi un cuarto de siglo en la vida pública, en la que se ha caracterizado por el empuje en la gestión y por una escandalosa facilidad para generar polémica con su verbo afilado y sus frases altisonantes, cargadas de un inconfundible tufo de machismo en numerosas ocasiones. Cuando ejercía la Medicina, asistió a la alcaldesa en funciones de Madrid, Ana Botella, en el parto de su último hijo, Alfonso. José María Aznar, su amigo íntimo, fue quien tiró de él para que sustituyera la bata por el. Para gracia de muchos (sus fieles votantes, que le han respaldado abrumadoramente durante dos décadas, aunque 25.000 de ellos le abandonaron el 24-M) y desgracia de otros, León de la Riva accedió.
Tiene tanta capacidad de trabajo como verborrea. Sus 'perlas' dialécticas llevan veinte años copando titulares. Ya en 1996, un año después de hacerse con el bastón de mando, declaró que deseaba limpiar Valladolid de "las tres 'pes': pulgas, piojos y putas". Una década no le sirvió para poner en práctica la continencia verbal y en 2007 aseguró que no creía en la paridad de género a la hora de elaborar gobiernos o listas electorales: "Me parecen paridas", bromeó en un alarde de supuesto ingenio. Ese mismo año, durante la campaña para las municipales, personificó la diana y lanzó sus dardos hacia la aspirante a la Alcaldía por el PSOE, Soraya Rodríguez: "Me han acusado de todo menos de violar a la candidata, pero se comprende..." Si pretendía resultar irónico, con su burda expresión invadió de lleno los terrenos de la zafiedad. Tras ser calificado de forma reiterada de machista, en 2008 dijo de Carme Chacón, entonces ministra de Defensa, que era "la señorita Pepis vestida de soldado".
Los 'morritos' y el miedo al ascensor
Pero si por algo es recordado León de la Riva es por aquella salida de tono en 2010 hacia la por entonces ministra de Sanidad, Leire Pajín: "Cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso lo mismo", soltó en una entrevista radiofónica sobre los recientes cambios en el Ejecutivo. Como era de esperar, al exabrupto le siguió una disculpa, a la manera del vallisoletano: "Tuve un exceso verbal", reconoció en Antena 3, para después rematar la jugada: "Recuerda a un personaje de dibujos animados".
El colectivo homosexual también se ha visto salpicado por sus palabras de más. Abiertamente en contra de la unión entre personas del mismo sexo y en pleno debate sobre la legalización del matrimonio de ese tipo, llegó a afirmar que llegado el momento de oficiar una ceremonia gay ejercería "el derecho de objeción de conciencia" a no hacerlo. Tampoco lo delegaría en nadie, a pesar de que la ley le obligase. Más recientes, de 2012, son aquellas declaraciones por las que rechazaba que la Seguridad Social asumiera los gastos de la operación de cambio de sexo -"quien lo quiera, que se lo pague"- y aquellas otras con las que se posicionó en contra del aborto -"un feto no es un tumor del que pueda disponer la madre"-.
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Su último escándalo, el pasado mes de agosto. Fue de nuevo ante los micrófonos de la radio cuando, preguntado por un caso de violación en Valladolid, manifestó que en ocasiones siente "cierto reparo" al entrar en un ascensor: "A veces el fenómeno puede ser al revés. Imagina que hay una chica con ganas de buscarte las vueltas, se arranca el sujetador o la falda y sale gritando que le han intentado agredir". De regalo, dio un consejo: "A las seis de la mañana una mujer joven tiene que cuidar por dónde va".
A pesar de todo, de los descalificativos, las faltas y -ahora- la condena judicial, los populares de Valladolid apoyan en bloque al que ha sido su cabeza de mando desde hace veinte años. "Volveríamos a elegir a León de la Riva como alcalde de Valladolid", ha aseverado Ramiro Ruiz Medrano, presidente del partido en la provincia y delegado del Gobierno en Castilla y León. El exedil, por su parte, espera recurrir una sentencia que de ser anulada tampoco le devolvería el bastón de mando. Por primera vez desde que se pusiera al mando del Ayuntamiento, 2015 no le ha regalado la mayoría absoluta, sino todo lo contrario. Un tripartito entre PSOE, Valladolid Toma la Palabra y Sí Podemos desbancará al mordaz gobernante.
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