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DANIEL VILLAMERIEL
Sábado, 2 de mayo 2015, 01:29
Soplan aires de cambio en Navarra, aunque aún está por ver si romperán en un nuevo escenario político en las elecciones forales de mayo. Este periódico ha pulsado la opinión de tres observadores que trabajan sobre la realidad navarra para que valoren la situación en ... la que llega la comunidad foral a unos comicios que pueden suponer un punto de inflexión, expliquen los cambios sociales que se han producido en los últimos años y analicen la peculiar relación de Navarra con la comunidad autónoma vasca (CAV).
Juanjo Domínguez es politólogo y trabaja a diario con sondeos demoscópicos; Daniel Innerarity es doctor en Filosofía Política y hace dos años recibió el premio Príncipe de Viana de la Cultura; Xabier Zabalza es historiador y está especializado en lenguas y nacionalismos. Los tres coinciden en que en Navarra se ha producido un cambio social innegable en la última década, aunque reconocen que hay "incertidumbre" sobre el reflejo que puede tener en las instituciones navarras, donde en las últimas legislaturas UPN ha sido de largo la fuerza con mayor respaldo electoral.
Una sociedad diferente. Juanjo Domínguez comienza ofreciendo una perspectiva histórica de la evolución que ha vivido la sociedad navarra "en los últimos 15 o 20 años". "Hasta ese momento la sociedad navarra se definía por algo que yo suelo denominar la tríada foral", explica el politólogo. "Hay unos símbolos comunes que marcan la singularidad navarra y que hace que los ciudadanos se sientan navarros sobre todas las cosas, como los fueros, los sanfermines, la javierada u Osasuna. De ahí para abajo, hay tres categorías que tradicionalmente han diferenciado a los navarros: la parte identitaria entre lo vasco y lo español, la cuestión religiosa y la ideología entre izquierda y derecha". En opinión de Domínguez, "en los últimos años esa tríada foral se ha ido modificando con factores como la llegada de la inmigrantes, la globalización o las nuevas tecnologías", hasta provocar "un cambio social evidente".
El filósofo Daniel Innerarity cerrará en estas elecciones la candidatura de Geroa Bai de forma simbólica. "Me lo pidieron y no me pude negar, porque siempre he defendido que hay que comprometerse políticamente y no tenía argumentos para no hacerlo ahora". No obstante, considera que su implicación con Geroa Bai no afecta a su capacidad para analizar la situación de Navarra. "No creo que la objetividad en política pase por una carencia de compromiso personal, ni comparto el ideal de la neutralidad política", aclara.
Dicho esto, Innerarity señala que "sin duda en Navarra se ha producido un cambio social y el sistema político navarro va aún por detrás de ese cambio. Por ejemplo, la enseñanza del euskera, la actividad sindical y la cultura política de la sociedad han avanzado más deprisa que las instituciones". Apunta que "sociológicamente se ha producido un gran cambio en estos años, porque hoy en día Navarra es una comunidad abierta, tolerante y diversa. Sólo las instituciones siguen cerradas a una Navarra que ya no existe".
Innerarity vaticina que "en mayo seguramente se producirá una verdadera convulsión política". Apunta que "en Navarra ha habido gobiernos monocolor de UPN desde que Urralburu hundió al PSN, pero eso no refleja la pluralidad real de Navarra. Hay una Navarra oficial del poder establecido y una Navarra real que está poco representada en las instituciones, y eso puede sufrir un vuelco tras estas elecciones".
Xabier Zabalza prefiere no adelantar acontecimientos y afirma que «veremos el 24 de mayo si ese cambio sociológico que se ha podido producir se plasma en un cambio político, aunque yo de entrada no creo mucho en los cambios radicales". En opinión de este historiador, «la sociedad navarra, desde la transición, ha estado polarizada en lo político y en lo identitario en su relación con Euskadi", y lamenta que "en los últimos 40 años ha habido dos bandos que en vez de dialogar se dedicaban a lanzar su monólogo. El PSN pudo mediar entre ambos en muchos momentos y hacer de bisagra, pero tampoco quiso".
Elementos para el cambio. ¿Qué ha ocurrido en estos últimos años en Navarra para que exista esa sensación de que puede estar a las puertas de un cambio político? Innerarity valora que "la desaparición de la violencia de ETA ha hecho que disminuya la tensión social. Además, el nacionalismo vasco ha actualizado su pensamiento y ha reconocido a Navarra como un sujeto político propio, lo que ha dejado a la derecha sin el argumento de la lógica asimilacionista". Y señala un elemento que considera clave: "UPN ha dejado de representar la defensa de los intereses de Navarra que siempre había abanderado. El discurso de que vienen los vascos ha descuidado el combate con el Gobierno de España, que en los últimos años ha emprendido una labor recentralizadora y de cuestionamiento del Convenio Económico. UPN, al menos en la etapa de Barcina, ha estado ausente de la defensa del autogobierno navarro".
Domínguez afirma que, "en lo identitario, ha aumentado el componente vasquista en la sociedad y se aprecia claramente en el crecimiento de la gente que habla euskera". Señala que "el nacionalismo vasco se ha movido en un 25 o 30% de representación durante toda la etapa democrática, aunque ahora que se ha acabado la violencia de ETA se ha quitado un tapón a la hora de mostrar mayor afinidad o simpatía con lo vasco, incluso para los que no son nacionalistas".
La sombra de la corrupción. Históricamente, Navarra ha sido considera una comunidad de orden, pero en la última legislatura sus ciudadanos han tenido que convivir con casos de corrupción o comportamientos poco éticos que han convulsionado a la sociedad. Ahí están los casos de las dietas de Caja Navarra, que se ha unido a la pérdida de esta caja, o el último escándalo en el que se ha visto envuelto Osasuna, con la presunta compra de partidos y una relación poco clara con la Hacienda foral.
Xabier Zabalza explica que "ha habido una sensación de impunidad, de que todo sale gratis y de que no hay ninguna trascendencia política". Una de las causas de ello, a juicio de este historiador, es que "en Navarra ha existido y sigue existiendo una especie de consenso entre dos fuerzas, UPN y PSN, para turnarse en el poder. Ha sido una especie de bipartidismo, con la agravante de que el resto de los partidos en muchos casos han sido marginados".
Innerarity destaca que, "aunque no ha habido condenas por casos de corrupción política, hay una opinión generalizada de que ha habido una ligereza flagrante en la gestión del dinero público. Como suele decir un amigo mío, que es muynavarrista: Hemos estado durante años pensando que venían los vascos a cargarse lo que teníamos y resulta que nos lo hemos cargado nosotros mismos".
Domínguez habla de "hartazgo social" con los casos de corrupción, "porque además en muchos casos han sido prácticas que no han sido castigadas como delito, por lo que tampoco han provocado sanciones penales ni políticas". Sin embargo, de cara a las elecciones, este experto en sondeos electorales recuerda que "la corrupción tampoco suele tener tanta incidencia electoral como la crisis económica o los recortes que se han producido en Sanidad y Educación, cuestiones que sí mueven a la gente a cambiar de voto".
Que vienen los vascos. Durante décadas, en Navarra ha tenido mucho peso electoral un mensaje de reafirmación de la navarridad en contraposición a lo vasco. "UPN surge en la transición para poner freno a un supuesto afán expansionista de la CAV", asegura Innerarity. Esta posición se ha solido conocer como el miedo a que vienen los vascos, pero los tres expertos consultados coinciden en que esta apelación ha perdido mucha fuerza en la sociedad navarra, sobre todo tras el final de la violencia de ETA.
Zabalza recalca que "UPN ha jugado siempre a que Navarra podría perder su identidad si se diera un acercamiento con Euskadi, pero no hay que olvidar que más del 50% de la población se siente vasca además de navarra, aunque no todas esas personas voten a partidos nacionalistas". A su juicio, "otro factor que hay que tener en cuenta es que hay una serie de élites en Navarra que, si cambiase el actual estatus de comunidad foral, podrían perder sus actuales condiciones, por lo que siempre serán reticentes al cambio".
Domínguez cree que "el miedo a que vienen los vascos se ha terminado, la gente lo vive con mucha más normalidad. UPN utilizó durante años a ETA como un instrumento para meter miedo, pero esta campaña esa carta ya no le va a servir".
Innerarity afirma que, "a estas alturas, el argumento de que vienen los vascos puede sonar incluso ridículo. Poner un culpable de fuera a los escándalos que se han producido en Navarra en los últimos años ya no resulta convincente".
La transitoria cuarta. Podemos Navarra ha reabierto el debate sobre una posible anexión de Navarra y la CAV si así lo decidiese la sociedad navarra en un referéndum. Esta opción es posible gracias a la disposición transitoria cuarta que incluye la Constitución, de forma exclusiva para estas dos comunidades autónomas, en virtud de los derechos históricos y forales que les reconoce la propia Carta Magna. Los observadores consultados, sin embargo, consideran que actualmente no existe "masa crítica" suficiente para pensar que los navarros pudieran posicionarse a favor de una integración.
Domínguez asegura que las diferentes encuestas arrojan que "una mayoría de la población navarra estaría a favor de una mayor colaboración entre los gobiernos vasco y navarro, o de formar parte en la Eurorregión con Euskadi y Aquitania", pero que la opción de una anexión total estaría lejos de ser mayoritaria.
Innerarity valora que la transitoria cuarta "está fuera del tiempo histórico que estamos viviendo. Está muy bien que exista, pero no es un debate que esté en la calle ni hay una masa crítica suficiente, ni para suprimirla de la Constitución ni para activarla".
Zabalza abunda en que "el debate de una posible anexión con la CAV no existe en la sociedad navarra. Podemos ha cometido un error de principiante con este tema, porque un referéndum de ese tipo en estos momentos sería para perderlo, y en política no suele ser muy inteligente convocar consultas para perderlas".
¿Posible vuelco político? Con todos estos ingredientes, las elecciones forales del 24 de mayo llegan en un momento de cambio en Navarra. ¿Se traducirá también en un cambio político? Domínguez aclara que "sigue habiendo mucha incertidumbre y no se puede descartar una sorpresa en la dirección contraria a la que se espera, por ejemplo, con un nuevo triunfo claro de UPN". Zabalza opina que "si otras fuerzas se unen para gobernar, espero que no sea para hacer lo mismo pero al revés, es decir, para marginar ahora a UPN, que no deja de ser un partido con mucha implantación en Navarra". Innerarity pronostica "una gran fragmentación electoral" y dice que "la gran incógnita es saber si habrá fuerzas capaces de articular un Gobierno, ya sea de continuidad o de cambio. Lo que está claro es que se acabó la época de los gobiernos monocolor". También destaca la importancia de que "haya un esfuerzo de integración, porque no podemos seguir con una Navarra que vive de espaldas a otra".
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