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La Policía local de Bilbao ha acusado de «maltrato animal» a los responsables de la Granja de Labayru, un establecimiento que hace negocio con distintos ... tipos de servicios relacionados con las mascotas. El establecimiento fue inspeccionado el pasado viernes a raíz de una denuncia, según reconoce el propio responsable del comercio. Ese día encontraron animales en «malas condiciones higiénicas» y una docena de cachorros que no estaba identificada con microchips.
Desde entonces, gran parte de la tienda está «precintada», a la espera de que se decida qué hacer con los animales, según reconoce el propio responsable del comercio. «Lo que quiero es que se lleven los cachorros o que nos dejen trabajar», dice Javi, uno de los dueños de la Granja Labayru.
Javi, veterinario de formación, asegura que el expediente ha empezado a raíz de una reclamación que alguien presentó contra su establecimiento. El responsable insiste en que todo se debe a la nueva ley de Bienestar Animal, que a su juicio es «imposible de cumplir». «Siempre te van a encontrar un fallo», recalca. «Ni los ayuntamientos cumplen con la norma», proclama.
Sin embargo, según otras fuentes, lo cierto es que la Granja Labayru había acumulado numerosas denuncias en los últimos años. Muchas personas se quejaban de que los perros que se ofrecían en adopción en realidad se 'vendían' porque era obligatorio hacerlo pagando una serie de vacunas. También hubo denuncias a las administraciones que alertaban de las malas condiciones de salud en las que se encontraban los cachorros o de la «dudosa procedencia» de los animales. Incluso hace años se creó un grupo en redes sociales con cientos de participantes que alertaban de diversas irregularidades.
Según su responsable, en la actualidad en el establecimiento hay alrededor de 30 perros y más de 25 gatos. Casi todos son mestizos o bodegueros. Los felinos son -insiste- recogidos en la calle. También ha pasado por el local un técnico de la Diputación de Bizkaia. A pesar de las acusaciones de maltrato animal, el responsable reconoce que tiene cosas que mejorar, pero insiste en que los perros y gatos se encuentran en buenas condiciones en su local. «Atiendo a casi 1.500 cachorros al año», se defiende.
Desde que se produjo la inspección del pasado viernes gran parte de la tienda de Labayru está «precintada». Javi se muestra molesto porque, desde entonces, no puede alimentar a los animales ni hacer nada con ellos sin que esté presente la Policía. Algunas fuentes apuntan a que varios cachorros van a ser trasladados a la perrera de Artxanda.
También se queja del trato recibido durante estos días. Insiste en la mala imagen que provoca el tener todo el día a la Policía encima. Y censura que le acusasen de tratar de destruir pruebas cuando sólo quería limpiar uno de los habitáculos en los que estaban los cachorros.
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