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Juan Mari Aburto ha aprovechado el primer pleno que se celebra bajo su mandato sobre el estado de la villa para lanzar cinco ofertas de pacto a los partidos de la oposición. Aunque dispone de una holgada mayoría gracias al apoyo que le brinda ... el PSE, el alcalde de Bilbao afronta la segunda vuelta de la legislatura con la esperanza de tejer un amplio acuerdo sobre seguridad, paz y convivencia, ciudad de valores, derechos sociales y desarrollo de los barrios. Compromisos de largo alcance cuyo contenido no ha concretado y que no han generado entusiasmo en la bancada de EH Bildu, PP, UdalBerri y Goazen. Los grupos municipales han expresado serias reservas sobre la propuesta de «mano tendida» del regidor del PNV y le han exigido actuaciones concretas con «fechas» e inversiones definidas para poder luchar con garantías contra «la desigualdad» en materias como el empleo, la vivienda, el urbanismo salvaje de algunos distritos y «la brecha» abierta entre el centro y la periferia.
Aunque el Gobierno que lidera Aburto había presentado el debate como una oportunidad para hacer «balance de las actuaciones emprendidas» y realizar «un adelanto de algunas de las novedades hasta finalizar la legislatura», el alcalde ha dedicado más de la mitad de la hora que ha durado su discurso en repasar las principales medidas adoptadas por el Ejecutivo local, llegando a sacar pecho de los logros mejor valorados por la ciudadanía en base a diferentes encuestas. Entre ellos, la calidad de los servicios públicos.
En otro orden, no ha desaprovechado la ocasión para «lamentar situaciones tristes, injustas y no deseables» registradas en la primera mitad de su Alcaldía, entre las que ha citado «el fatal desenlace» de la barredora de Deusto, en alusión a la mujer que falleció atropellada por un vehículo que circulaba marcha atrás sin el correspondiente pitido de aviso; el arrollamiento mortal de dos vecinas de Zorroza en el paso a nivel con barreras de Feve; «el vil asesinato de una mujer por violencia machista»; y el incendio en el barrio de La Landa de Zorroza con consecuencias «trágicas» en el que fallecieron cinco personas de una misma familia. Son los hechos luctuosos más graves de su mandato.
Sin embargo, el alcalde no se ha extendido tanto como con el balance cuando le ha tocado repasar los retos del mandato. Los ha dividido en dos. Las prioridades, enfocadas en «el empleo, los servicios, los barrios, la cohesión social y la calidad de vida». Compromisos que figuran en las responsabilidades diarias de un equipo de gobierno. Y, por otro lado, ha ofrecido cinco actuaciones a la oposición para trabajarlas de forma conjunta, no sin antes lanzar un aviso a navegantes. «Recuerden que la balanza solo es una: este equipo ha puesto a las personas en un lado y a la gestión en favor de ellas en la otra. En sus manos está si poner piedras en un lado de la balanza o ayudarnos a seguir mejorando».
Con esta advertencia, les ha ofrecido un pacto por la seguridad, aunque ha subrayado que Bilbao es «la ciudad más segura del Estado». Ha adelantado que el ayuntamiento hará «oleadas demoscópicas» para conocer la percepción de la seguridad que tiene la ciudadanía y que la Policía Municipal creará una «unidad de análisis e inteligencia».
Sobre el foro de la paz, Aburto ha anunciado una primera convocatoria en la primera quincena de octubre. Una mesa en la que espera que se sienten «todos los partidos, víctimas y quienes nos puedan ayudar a recuperar la convivencia y devolverles un poco el cariño que no encontraron durante años». La ciudad de valores, una apuesta que lleva su sello «social y humanista», busca «erradicar diversas conductas que nos hacen daño como ciudad».
Aunque se habían creado expectativas sobre la posibilidad de que Aburto anunciara algún proyecto o una obra capital para una ciudad que no acaba de dar el empujón definitivo a sus operaciones más ambiciosas, el alcalde apenas ha concretado nuevas actuaciones. En todo caso, ha anunciado que ayer mismo se cumplió el último trámite técnico para poder iniciar este mes las obras de la apertura del canal de Deusto que convertirán Zorrozaurre en una isla dentro de un año. El tajo, ha dicho, comenzará «ya». En La Landa, ha abogado por poner en marcha «un plan de choque» que presentará en el distrito dentro de unas semanas. Y ha reconocido que hay problemas «puntuales» de convivencia, como en Ollerías.
El PSE, su socio de gobierno, ha hecho piña con los jeltzales y ha insistido en la necesidad de tejer acuerdos «plurales» con los partidos de la oposición, a quienes ha censurado que hayan lanzado »muchas críticas y pocas soluciones». «Esta ciudad va a mil» por hora, les ha dicho el portavoz socialista, Alfonso Gil. La representante del PNV les ha animado a subirse al tren y no quedarse «en el andén».
Pero los cuatro partidos de la oposición, con diferentes matices, no han recogido el guante con el convencimiento general de que el progreso de la ciudad se ha estancado y la necesidad de darle un arreón más allá de «discursos autocomplacientes». Aitziber Ibaibarriaga (EH Bildu) ha denunciado que existe un «Bilbao de dos velocidades, una brecha urbanística y social que urge reducir». Además ha criticado que la gestión de la ciudad «dista de ser modélica» y que la transparencia y la participación «no es más que papel mojado».
Luis Eguiluz (PP) ha señalado que Bilbao es una ciudad «estancada» cuyo funcionamiento actual «obedece más a la inercia de lo ya obtenido en el pasado» y ha afirmado que, «en parte», es consecuencia de que el PNV lleva «40 años gobernando la ciudad», lo que ha ocasionado que el alcalde y su equipo estén «acomodados, faltos de ilusión y carentes de un proyecto imaginativo».
Carmen Muñoz (UdalBerri) ha subrayado que Bilbao está «muy lejos de ser una ciudad democráticamente moderna, inclusiva e integradora». «El modelo de ciudad deja atrás a barrios enteros», ha señalado Muñoz, que ha acusado al Gobierno PNV-PSE de promover »políticas asistencialistas que no garantizan bienestar ni oportunidades de forma equitativa».
Por último, Francisco Samir Lahdou (Goazen) ha resaltado el envejecimiento de la población de Bilbao como un lastre para el progreso y ha reclamado «inversiones en los barrios altos y periféricos». «El equipo de Aburto está viviendo de las rentas de la etapa Azkuna», ha advertido. La sesión ha terminado a las 13.00 horas, después de tres horas y media de exposiciones.
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