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Iglesia de San Pedro.
Saldaña, un paseo por la Castilla renacentista

Saldaña, un paseo por la Castilla renacentista

Recorrer este casco histórico palentino es adentrarse en el pasado, para descubrir una localidad que aúna historia y gastronomía, donde es imposible resistirse al aroma de un buen guiso

Marta Madruga

Viernes, 12 de junio 2015, 16:36

Por las calles de Saldaña aún se escuchan leyendas de otra época, de la princesa Ximena, encerrada por su hermano al enterarse de su amor por el conde de Saldaña, o de las revueltas contra el reino leonés. Sin embargo quien pasea ahora por sus calles tranquilas poco puede imaginar épocas convulsas. En locales llenos de encanto encontramos vecinos más dedicados al buen comer que al menester bélico, en plazas que antaño vivieron gran actividad mercantil ahora solo persiste la inactividad de un empedrado único que se clava obstinado en los talones. Sin embargo, los ecos de gloria pasados han dejado profunda huella en esta villa, que se ha convertido en un curioso tesoro para viajeros que buscan una tranquila escapada.

Si visitamos esta localidad palentina a orillas del río Carrión, una mañana nos basta para descubrir sus encantos a lo largo del casco histórico. De su castillo medieval, aún se conservan las ruinas declaradas Bien de Interés Cultural. Los restos apenas dibujan el castillo que perteneció al Duque del Infantado y Conde de Saldaña. Más emuladora resulta la Plaza Vieja, antigua plaza mayor de la villa, que remonta sus orígenes al siglo X, durante la época dorada del Condado de Saldaña. Las casas que rodean la plazoleta se conservan en un magnífico estado, por lo que adentrarse en este coso sugiere un viaje al pasado. Se trata de viviendas de dos alturas, que se sostienen sobre un soportal pavimentado con piedra y pies de madera. En alguna de las fachadas encontramos suntuosos escudos de armas que datan del siglo XVIII. Además, en esta plaza se celebró una memorable corrida de toros, celebración que formó parte de los festines posteriores a la boda real del hijo de la reina Urraca, Alfonso VII Raimúndez, quien contrajo matrimonio en el castillo de la villa.

El casco histórico de Saldaña se convierte en el escenario idóneo para conocer la arquitectura castellana propia de la época renacentista, un gran ejemplo es el Palacio del Marqués de La Valdavia, resultado de la unión de dos grandes casas solariegas que aún conservan escudos nobiliarios sobre los grandes portones, así como una garra de oso colgada de una viga del tejado que, según la leyenda, resultó de una cacería de algún antepasado del marqués.

Además se erigen en Saldaña la Iglesia de San Miguel y la Iglesia de San Pedro, ambas construcciones de mediados y finales de XVI, así como la Ermita de Nuestra Señora del Valle en la que el día 8 de septiembre tiene lugar una romería en honor a la patrona a la que acuden cientos de habitantes de pueblos vecinos.

La alubia de Saldaña

Inherente a la historia de la villa, el cultivo de sus alubias blancas, de las que basta degustar un buen guiso con chorizo para comprender su fama. En el Restaurante El Marqués podremos saborear este manjar acompañado de pulpo, un sabroso y exquisito puchero que honra con holgadez esta famosa leguminosa que, además, cuenta con una feria anual célebre en esta villa palentina. El restaurante es a su vez un hostal en el que alojarnos sin grandes lujos, en una atmósfera rústica situada en pleno centro. Para grupos mayores, la Casa Rural El Rincón de San Pedro es una opción con más comodidades y encanto.

Pero, sin duda, el restaurante con más carisma de Saldaña es La Casa Torcida, un lugar muy recomendable tanto por la calidad de sus platos, como por el espacio acogedor y original en el que se sirven. Vinos de la tierra riegan sus alubias con almejas, ensaladas, pimientos, arroces, manitas de lechazo, bacalao, churrasco o, cómo no, su sabroso lechazo cocinado en horno de leña. Además, cuentan con menús muy económicos con platos de carta. Encontrar el local no será dificil pues, como su propio nombre indica, el restaurante se encuentra en un emplazamiento singular, una casona del siglo XVI cuya fachada es completamente irregular. Los días de buen tiempo además, cuentan con una terraza en la Plaza del Marqués de la Valdavia, donde está ubicado.

Pero si a la hora de comer, no somos amigos de las grandes comilonas, también se puede visitar El Bodegón, un local con encanto en el corazón de Saldaña en el que encontramos raciones, croquetas, quesos o ensaladas, así como una cecina que cutiva magníficas críticas entre quienes visitan el lugar.

La Villa Romana de la Olmeda

Tanto o peor que pasar por Saldaña sin probar sus alubias, sería alojarnos tan cerca de esta joya y no visitarla. Descubierta en 1968, la Villa Romana de La Olmeda, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano en España. Las ruinas representan una gran mansión pavimentada en bellos mosaicos que aún se conservan, así como los baños y diferentes dependencias que perfilan la vida de sus gentes durante la época imperial romana. El edificio se alza en torno a un patio central al que se abren las distintas estancias. Este tesoro histórico fue descubierto en 1968 por un agricultor de la villa que, apasionado de la historia, no dudó en excavar y conservar su descubrimiento. Donó años después sus tierras y hallazgos a la Diputación Provincial de Palencia, quien se encarga desde entonces de su explotación. Se encuentra ubicada en la localidad de Pedrosa de la Vega, a 6 kilómetros escasos de Saldaña.

Además, en el museo arqueológico de Saldaña, podemos encontrar los objetos que se han ido descubriendo a lo largo de la excavación, monedas, vajilla, herramientas, ofrendas funerarias... y es posible visitar ambas con la misma entrada. Visitar la Villa Romana puede ser el inicio o el colofón perfecto para esta escapada de fin de semana.

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