Iñigo Muñoyerro
Miércoles, 27 de junio 2018, 22:02
La Vega de Pas, San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera se conocen como las Tres villas pasiegas de Cantabria. La cuarta y capital hasta el año 1689 es Espinosa de los Monteros en Burgos. Se enclavan al sureste de Cantabria, límite con ... Castilla y León y están habitadas por los pasiegos. Pero ¿quiénes son los pasiegos? Más que un grupo étnico el término se refiere a un modo de vida vinculado a la ganadería y la naturaleza, que ha modelado el paisaje desde el año 1011, cuando llegaron los primeros pastores enviados por el monasterio de Oña y también el carácter de sus habitantes. Aseguran en Cantabria que los pasiegos son cerrados, desconfiados, muy trabajadores y buenos negociantes, además de hombres de palabra.
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Del Pas descienden cántabros ilustres como el doctor Enrique Baldomero Madrazo, Marcelino Menéndez Pelayo, el marqués de Valdecilla y Gerardo Diego. También las famosas amas de cría de la Corte española, que incluso acompañaban a la nobleza en sus veraneos en San Sebastián y Biarritz.
San Pedro del Romeral
Entramos en el valle de Pas por las tierras altas de Soncillo y el puerto de La Magdalena, Burgos, donde aún pervive el modo de vida pasiego, para abandonarlo por Entrambasmestas siguiendo el río que cruza por los balnearios de Alceda y Puente Viesgo.
San Pedro del Romeral es la más alta de las tres villas pasiegas privilegio que recibió del Rey en 1689. En ella aún perviven las costumbres ancestrales pasiegas. Hemos llegado por la carretera de la Magdalena que desciende entre prados en pendiente, separados por tapias de piedra arenisca pasto de vacas y caballos de raza variada. Hay setos arbóreos refugio de alimañas y las únicas arboledas perviven en los barrancos fluviales. Dominan el paisaje las cumbres de Castro Valnera (1.707 m) o el Coteru la Brena (1.500 m), cubiertas de nieve en invierno.
San Roque es una villa reducida tras la progresiva pérdida de habitantes que comenzó en el siglo XX. Está en cuesta. Aireada y limpia. Con pocas casas y muchas vacas. Destacan algunas casonas alrededor de la iglesia de San Pedro, pequeña, con una buena torre. Data del siglo XVIII. Una de estas casas está ocupada por el Restaurante Gutiérrez Uriarte. Comida recia con hincapié en la carne, excelente.
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Es ideal para un corto paseo. Pero que nadie espere encontrar pasiegos con el cuévano (cesto de varas de avellano) a la espalda y rebaños de vacas haciendo la 'muda' (cambio de vivienda). Estos tipismos han quedado relegados a las barriadas y no a todas.
La Vega de Pas
La carretera continúa su descenso hasta la orilla del Pas. Durante la bajada disfrutaremos de las cabañas y su caprichosa distribución por la orografía. Es una construcción básica de piedra, antes con tejado de lastra, vivienda-cuadra utilizada por los pasiegos en su vida trashumante tras los mejores pastos para el ganado.
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Siguiendo el curso del río Pas llegamos a Vega, la segunda de las villas. Más poblada que San Pedro se extiende en un llano soleado. Es un pueblo alegre escenario de ferias de ganado y mercados. Destacan las buenas casas montañesas con balconadas cargadas de flores de la plaza, donde se ubica la iglesia parroquial (XVII), pero lo verdaderamente curioso de ver son las ruinas del sanatorio del Doctor Madrazo.
¿Qué podemos comprar en Vega? Productos típicos como queso, sobaos, quesadas, mantecadas, magdalenas, etc. La mantequilla artesanal que hasta hace pocos años se vendía envuelta en hojas de berza en las ferias es difícil de localizar. La carne de vacuno es excelente. Otra opción es pasar la tarde en la bolera deporte 'nacional' de Cantabria.
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El hospital del doctor Madrazo
Sobre la plaza, en el lugar conocido como 'La Finca del Doctor Madrazo' se mantienen en pie los edificios del sanatorio quirúrgico edificado por orden del doctor Madrazo a finales del siglo XIX. Pertenecen al Patrimonio Cultural de Cantabria.
Don Enrique Baldomero Diego Azcona y Madrazo Arroyo (1850-1942) fue un personaje de novela. Médico cirujano, músico, escritor y filántropo. Formado en las Universidades de Valladolid y Madrid ocupó la cátedra de Patología quirúrgica en Barcelona. Luego se trasladó a Francia y Alemania para mejorar su técnica. El 20 de agosto de 1894 inauguró el hospital de 20 camas en Vega de Pas, su tierra natal. Efectuó 333 operaciones la mayoría con éxito. Después fundó un gran sanatorio en Santander, el primero de su época. Pocos años después todo quedó abandonado.
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En la finca se derrumban el sanatorio y las escuelas públicas construidas en 1910. Edificio de una sola altura que agrupaba clases de párvulos, niños y niñas, galerías de juegos, gimnasio, piscina, cocina, comedor, duchas, lavabos, dormitorios, despachos, biblioteca y museo. Un lujo para la época. También veremos la casa-vivienda del Doctor; una casa de labranza de inicios del siglo XX y el depósito de agua. Fue el primer sistema de abastecimiento de agua potable y corriente que existió en Vega de Pas. Un monumento en la entrada de la fundación recuerda al doctor.
La estación abandonada de Yera
Completamos el paseo por Pas con una visita a la estación de tren abandonada de Yera, la boca norte del tramo cántabro del Ferrocarril Santander-Mediterráneo, que nunca llegó a entrar en funcionamiento. La boca sur es el túnel de La Engaña, en Pedrosa de Valdeporres.
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El túnel mide casi siete kilómetros (6.976 metros) y llegó a ser utilizado por los camiones durante las grandes nevadas de los años 70 y 80 que cerraban los puertos del Escudo y Estacas de Trueba. Un derrumbamiento en octubre de 1999 lo bloqueó. Aún se puede cruzar a pie (con precauciones).
A la estación se accede a pie por el PR-S-75, con salida y vuelta a Vega de Pas. Denominada las 'Riberas de los ríos Yera y Aján' es uno de los paseos más bonitos de Cantabria. Bien señalizada con marcas blancas y amarillas permite recorrer la orilla del río, con paso por prados, puentes, bosques de ribera, cascadas y cabañas, muchas cabañas pasiegas. Algunas restauradas con gusto. También pasamos junto a las ruinas del poblado de los prisioneros republicanos (año 1942) antes de alcanzar la estación y los túneles.
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Son tres: Majoral, El Empeñadiro y El Morrito, además de la boca de la Engaña, que es amplia y muy oscura. Se escuchan las goteras. Exhala una fuerte corriente de aire que se puebla de murciélagos al anochecer. Qué decir tiene que la estación y el resto de edificios que permanecen en pie están arruinados. Rodeados de vegetación son ahora refugio de caballos y vacas. También nos protegerán de un repentino chaparrón.
Es más sencillo llegar en coche por la carretera que sube al puerto de Las Estacas. Se puede aparcar en el arcén o subir hasta los edificios en el vehículo. Hay un amplio aparcamiento.
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