Las rebajas arrancan con una huelga y piquetes en la puerta de los comercios

A pesar de los paros -que no fueron apoyados por CC OO y UGT-, esta primera jornada de rebajas se desarrolló con relativa normalidad. Los piquetes centraron sus protestas, sobre todo, en las tiendas de las grandes cadenas. «Esto no es una huelga contra el pequeño comercio. Es una huelga a favor del empleo», proclamaron las sindicalistas. Fue una protesta en la que no hubo petardos ni incidentes. La inmensa mayoría de participantes fueron mujeres que coreaban sus reivindicaciones mientras bailaban al ritmo de la música que salía de un gran altavoz.

La mayor parte de los comercios abrió sin problemas. Algunos optaron por bajar la persiana unos minutos cuando los piquetes se acercaban a sus puertas megáfono en mano bajo una fuerte presencia policial. Otros, como Zara y Cortefiel, cerraron por la mañana. Numerosos clientes se acercaron a la puerta de la megatienda de Inditex pero tuvieron que darse la vuelta. Por la tarde, ambos establecimientos estaban ya abiertos y sólo unos pocos locales de la Gran Vía permanecían cerrados. Por su parte, El Corte Inglés abrió sus puertas a primera hora de la mañana «con normalidad» y no se vio obligado a cerrar sus persianas en ningún momento, según explicó su jefe de relaciones externas, Carmelo Lezana. La huelga «no ha afectado para nada» la actividad comercial de El Corte, insistió.

La protesta culminó con una manifestación que partió a mediodía del Teatro Arriaga y acabó frente a la sede de CEBEK, la confederación empresarial de Bizkaia. Los sindicatos calificaron de «éxito» la huelga convocada en todo Euskadi. Las centrales no dieron un porcentaje del seguimiento, pero insistieron en que la movilización tuvo «un amplio seguimiento». Sobre todo, en el «gran comercio y en las grandes cadenas comerciales».

Las sindicalistas «alertaron de la situación de alarma» que viven las trabajadoras del comercio. «No se puede permitir que por el incremento de la venta online empresas con beneficios millonarios destruyan y precaricen las condiciones de trabajo», explicó la representante de ELA. La protesta de este viernes -insistió- es una «huelga feminista» y debe servir para «hacer fuerza de cara a la negociación colectiva, porque hay convenios con muchos años de retraso».

La visión de los comerciantes es muy distinta. Los gerentes de los negocios apelaron a la «responsabilidad» y exigieron a los sindicatos que «se dejen de historias y huelgas». «Necesitamos vender lo máximo posible e intentar hacer caja. No están las cosas para perder el tiempo porque el mercado está bastante parado y se prevé un menor volumen de gasto que otros años», señaló Jorge Aio, gerente de BilbaoCentro. En este sentido, censuró la organización de protestas laborales en estas fechas. «Hacer daño al comercio resulta bastante injusto e insolidario. Necesitamos salir adelante, con el apoyo de trabajadores y centrales», reclamó en una conversación con este diario.