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Hedangeline Arrieta, de 36 años, y Mohamed Achraf, de 37, se sentarán a partir de mañana en el banquillo de los acusados como presuntos autores ... del asesinato, secuestro y robo de José Antonio Delgado, Josetxu, de 54 años y vecino de Getxo, al que engatusaron mediante una falsa cita sexual, como a sus otras víctimas. Se les conoce como 'la banda de Badoo', porque utilizaban esta red social para elegir a sus presas. Ella se hacía pasar por una joven dominicana llamada 'Bella' o 'Dulce Ángel', entre otros alias. Una vez fijado el encuentro, el resto del grupo abordaba a la víctima haciendo uso de gran violencia para robarles sus pertenencias. Aunque van a ser juzgados por otros dos asaltos a hombres, el más grave que se les imputa es el de Josetxu, ya que terminó en asesinato. Las otras dos víctimas lograron sobrevivir, aunque con secuelas.
Hedangeline y Mohamed emigraron a España desde sus respectivos países, Venezuela y Marruecos. La mujer llevaba pocos meses en Zaragoza, desde junio de 2019, cuando conoció a Mohamed. Le propuso irse a vivir con él para hacer de canguro de sus hijos. El hombre estaba separado y vivía en una nave que utilizaba también como taller de reparación de automóviles, en Pedrola, donde supuestamente se produjo el crimen.
Su última relación había terminado con una orden de alejamiento. Por este motivo, llevaba una pulsera de control telemático, que resultó clave para la investigación de la Guardia Civil y la Ertzaintza. Al estar localizado vía GPS, los agentes descubrieron dónde había sido enterrado el informático vizcaíno, como se verá en el juicio, que se celebra durante esta próxima semana en la Sección Tercera de la Audiencia provincial de Zaragoza.
La Fiscalía pide para cada uno de ellos 32 años de prisión por los delitos de robo con violencia y asesinato (25), detención ilegal (5) y blanqueo de capitales (2), además de importantes indemnizaciones para la familia de la víctima. La acusación particular reclama la prisión permanente revisable para la pareja y la defensa alega que actuaron «coaccionados y amenazados» por dos individuos a los que Mohamed debía dinero. Su defensa mantiene que «sólo sabe que se llaman Abdu y el francés».
Según el escrito de hechos justiciables, la cita se concertó el día 6 de septiembre de 2019 en la localidad de Luceni (Zaragoza). Josetxu condujo hasta allí su 'Mercedes Benz' rojo. Al llegar, le abordaron. «Fue golpeado, reducido e inmovilizado, con el afán de sustraerle sus efectos personales y el vehículo». Después, le llevaron al taller donde «decidieron darle muerte». «Le maniataron con bridas para eliminar su posible defensa y le dieron toda suerte de golpes con objetos contunentes (tipo herramienta)». Esa misma noche, extrajeron 1.800 euros en distintos cajeros con su tarjeta bancaria y pusieron a la venta el 'Mercedes' por internet. El cuerpo no fue localizado hasta el 27 de septiembre de 2019.
Cuando Mohamed y Hedangeline fueron detenidos, la mujer intentó deshacerse de una cadena y una alianza propiedad de Josetxu «utilizando argucias y tratando de arrojarlo por el desagüe de un cuarto de baño». En la nave también fueron localizadas unas gafas graduadas, un palo de golf y una bolsa de mano de la marca Emporio Armani que los familiares han reconocido como propiedad de la víctima.
La declaración de los acusados está prevista para mañana. El martes y el miércoles están citados una cuarentena de testigos, el jueves los peritos y el viernes, las partes leerán sus informes finales. El lunes 21 de febrero se entregará el objeto del veredicto al jurado para que empiece a deliberar.
Esta pasada semana se ha celebrado el primero de los tres juicios previstos contra la 'banda de Badoo'. Hedangeline y Mohamed se enfrentan a 16 años de prisión cada uno por robo con violencia y lesiones, detención ilegal, tenencia ilícita de armas y pertenencia a grupo criminal. Según el fiscal, propinaron a la víctima, un empresario de la Amunia de Doña Godina, golpes y descargas con una taser y le colocaron un cuchillo al cuello para que les diera la clave de la tarjeta. «Alguien gritó: 'dale, dale'. Vi la chispa y sentí la descarga», declaró el afectado en una de las sesiones.
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