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H. Rodríguez
Lunes, 15 de enero 2024, 11:40
La pandemia puso patas arriba las vidas de toda la ciudadanía y golpeó a miles de negocios. Entre ellos el de un matrimonio de Bilbao ... que había abierto, créditos mediante, un centro de estética dos meses antes de que se desatase la crisis del covid. El impacto fue tal que los propietarios se quedaron sin el establecimiento, pero con una deuda de algo más de medio millón de euros. Ahora, el Juzgado Mercantil número 3 de Bilbao les ha perdonado esos 518.368,95 euros al aplicar la Ley de la Segunda Oportunidad.
Los hechos se remontan a enero de 2020, cuando la pareja abrió las puertas de un centro de estética, lo que supuso un desembolso económico importante en cuanto a alquiler del local, compra de maquinaria, etcétera. Pero todo cambió al cabo pocas semanas cuando se declaró la pandemia del coronavirus. «La gente no podía salir a la calle y nos quedamos sin clientes. Paralelamente, teníamos que hacer frente a los préstamos que habíamos solicitado para adquirir las máquinas y al alquiler del local, ya que el dueño no nos quiso renegociar las rentas de alquiler», explica el hombre.
Con todo, la esperanza de una rápida solución les hizo mantener el negocio abierto, pero a un alto coste. «Empezamos a pedir préstamos pequeños y rápidos, así como tarjetas, sin darnos cuenta que los intereses eran abusivos», puntualizan. Es una situación que, según Marta Bergadà, abogada de la familia, del despacho Bergadà Asociados, se produjo en muchos casos.
Tras pasar lo peor de la epidemia, la pareja intentó seguir adelante, pero ya no pudieron recuperarse por lo que en enero de 2023 tuvieron que bajar definitivamente la persiana. «Íbamos tirando como podíamos. Incluso pusimos en venta nuestro piso, pero nadie nos pagaba lo que pedíamos, y también pensamos en reunificar las deudas», comentan. De hecho, antes de esa circunstancia el matrimonio tenía una situación económica tranquila, la cual, incluso, les permitió ayudar a otros familiares en la adquisición de su vivienda habitual.
Tras el cierre del local quedaron préstamos pendientes por abonar. «El matrimonio hizo un gran esfuerzo por hacer frente a las obligaciones de pago, pero tan sólo contaba con el sueldo del hombre, en un momento en el que, además, su hija estaba cursando estudios universitarios y la madre de la mujer también estaba a su cargo. A ello había que sumar las cuotas de la hipoteca del piso donde residen», explican desde el despacho de abogados que ha llevado el caso. Ni el dinero obtenido de la venta de las máquinas del centro de estética, ni la ayuda de unos familiares aportaba el oxígeno suficiente para salir adelante.
Fue en junio del año pasado cuando el hombre escuchó por primera vez la existencia de la Ley de la Segunda Oportunidad y que con ella se podían perdonar deudas si se era deudor de buena fe. «Empecé a buscar despachos de abogados que se dedicaran a ello. Primero contacté con uno que se anunciaba por televisión el cual, sin conocer mi caso ni mostrar un mínimo de interés por él, me enviaron un contrato para firmar con las cantidades que les tenía que abonar. Eso no me gustó y decidí buscar en Bilbao, pero de todos los que contacté tan sólo me respondió uno y lo hizo al cabo de mucho tiempo», cuentan los afectados que finalmente se decantaron por Bergadà Asociados.
Tras algunas dudas, comenzaron el procedimiento judicial. Después de «unos meses de mucho nerviosismo e incertidumbre, llegó la buena noticia. «Cuando nos llamó la abogada nos quedamos sin saber qué decir ni cómo reaccionar. Poco a poco lo hemos ido asimilando por todo lo que hemos sufrido. Ahora volveremos a la normalidad que tanto ansiábamos», concluyen.
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