José Luis Pérdigo de Ygual, en una imagen con algunos de los jóvenes internos en la Casa en 1971. E. C.

Pérdigo, de influyente cura al mayor depredador de la Iglesia vizcaína

Nacido en Bilbao a finales del siglo XIX, el principal autor de los abusos en La Misericordia ostentó diferentes cargos hasta su muerte en 1983

Domingo, 5 de marzo 2023, 00:37

«Bueno, mi nombre ya lo sabes, y quiero que esto lo apuntes bien, el que me hizo esas cosas fue XXXX». Así empieza una de las entrevistas del informe sobre abusos sexuales en la Santa y Real Casa de Misericordia, encargado por la Diócesis ... de Bilbao a la UPV/EHU. Las 'X' corresponden a José Luis Pérdigo de Ygual, quien fuera director de la institución benéfica entre 1961 y 1978 y una influyente figura en la Iglesia vizcaína. En la investigación se contabilizaron ocho víctimas, entre testimonios directos y de familiares, pero los afectados siempre han advertido que fueron decenas. La mayoría no quieren hablar. Tienen un doble estigma: su condición de agredidos por un pederasta y haber sido niños de la Misericordia, definidos por uno de los participantes en el estudio como «los más desgraciados de los desgraciados, los niños que nadie quería, los más pobres».

Publicidad

Principales cargos

Canónigo de la Catedral de Santiago, censor, historiador, inspector de educación...

Y en ese contexto, en el del abandono y los problemas familiares, llegó a su vida Pérdigo, que «se hacía el simpático» y les ofrecía «caramelos», ayuda si tenían «algún problema»... Una persona «amable» que pronto les hizo conocer «el infierno». Su historia nada tiene que ver con la de sus víctimas. El mayor pederasta conocido en la Diócesis vizcaína nació en Bilbao a finales del siglo XIX, en el seno de una familia religiosa y bien conectada en la alta sociedad de la época. Su hermana fue monja, uno de sus hermanos sacerdote y el otro, el único laico, ejerció de consejero en varias compañías de renombre y formó parte de la Asociación Católica de Propagandistas.

Pérdigo de Ygual estudió en el Seminario de Vitoria -la Diócesis de Bilbao no se creó hasta 1950- y fue ordenado sacerdote el 1 de abril de 1922. Desde entonces, se movió por varios destinos mientras ascendía en la escala clerical. Empezó en Bernedo (Álava) y pasó por Arcentales y por Nuestra Señora del Carmen de Indautxu.

Otros destinos

Primero estuvo en Bernedo (Álava) y después en Arcentales y en el Carmen de Indautxu

En los años 40 y 50 comenzó a ganar peso como representante de la Iglesia de Bizkaia en asociaciones laicas: consiliario de Juventudes Católicas, delegado de Acción Católica Española... En palabras de los cronistas de la época, una persona «digna y competente» para esas designaciones. En enero de 1955 nació la Escuela de Catequistas Auxiliares, para formar a los colaboradores seglares, y asumió la dirección. También fue, a partir de 1955, el representante de la Diócesis en Cáritas, en un momento en el que la organización estaba inmersa, explicaba entonces el propio Pérdigo, en establecer «secretariados en todas las parroquias cuanto antes» para prestar ayuda de forma «directa al necesitado».

Publicidad

Retiros formativos y bodas

Para entonces ya era una figura habitual impartiendo conferencias y retiros formativos y oficiando bodas de la alta sociedad, en algunos casos familiares suyos. No en vano, en 1953 había sido nombrado canónigo (miembro de la dirección) de la Catedral de Santiago, el principal templo de la Diócesis. Intervino en las acciones para preservar la moralidad en las playas y fue censor, historiador e inspector en el ámbito de la educación.

Con esa trayectoria no es de extrañar que, cuando falleció Benito Marco Gardoqui, director de la Santa y Real Casa de Misericordia, Pérdigo fuera el elegido para «seguir con las orientaciones marcadas» por su predecesor. «Como bilbaíno que soy, hijo y nieto de bilbaínos, he sentido siempre un entrañable cariño por ella», dijo en referencia a la institución al anunciarse que asumiría ese papel, en septiembre de 1961.

Publicidad

Murió en 1983, con 85 años

Tras dejar la dirección en 1978, permaneció en La Misericordia. Le cuidaba su hermana, monja

En 1976, cuando todavía estaba al frente del organismo de caridad, permaneció un tiempo de baja por problemas de salud. Ya era casi un octogenario en unos años en los que la esperanza de vida de los hombres no alcanzaba los 70. Cada vez estaba más débil, más mayor, y, según los relatos de sus víctimas, dejó de ir a las habitaciones y de abordar a diferentes niños y 'eligió' a dos jóvenes, a los que llamaba a sus estancias personales para presuntamente abusar de ellos.

Dos años después, en 1978, fue sustituido, pero no abandonó La Misericordia. La Junta de Caridad le permitió quedarse -en esos años había bajado mucho la asistencia y disponían de estancias libres- en un espacio habilitado para él en el que le cuidaba su hermana, religiosa adoratriz. Murió el 15 de noviembre de 1983, a los 85 años, según recogía su esquela, «en la Paz del Señor».

Publicidad

'Chavales de San Mamés' celebran el día del padre con Pérdigo

La imagen que acompaña a esta información fue publicada en abril de 1971 en la revista 'Chavales de San Mamés', un boletín interno de la Santa y Real Casa de Misericordia puesto en marcha cinco años antes. La fotografía ilustraba el artículo 'En el día del padre, al padre de nuestra juventud', en el que los jóvenes internos, con motivo del día de San José, celebrado en marzo, agradecían a José Luis Pérdigo lo que hacía por ellos. En el momento de su redacción, el director llevaba cerca de una década en la institución y ya había cometido algunas de las agresiones sexuales contra los menores. Sin embargo, el texto alababa a Don José Luis, «la figura del padre celoso y fiel a su misión, aceptando nuestras faltas de niños, corrigiendo nuestros errores y sonriendo feliz con nuestros éxitos». «En el día de hoy, día de amor al padre, queremos dejar patente en estas líneas, como una flor espiritual, que no se marchite, el obsequio de nuestro cariño a él, el ofrecimiento de nuestras vidas infantiles, la confianza de nuestro caminar a su lado por la vida», concluye el escrito.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad