El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

Hay coches. Y luego están las leyendas. Como el 800 al que hoy nos subimos. Supone viajar al Botxo de tiempo pretérito. Su bajada de bandera no tiene precio, porque no tiene tiempo. Como mucho el que otorga el calendario hacia atrás. Su primer día. ... Porque el último ni tiene, ni tendrá fecha. De eso se encargará Borja Atutxa, propietario de Retromobile en Erandio, que nos cuenta su vida. La de uno de aquellos 600 modificados para ser taxi.

Publicidad

Puede que los conocieran o que los recuerden en fotografías color sepia. Pero hay quien no sabe que existieron. Apenas fueron 14.000 unidades. Por eso son únicos. Quedan unos 200. Como este B-480489, nacido en Barcelona y renacido en Bilbao.

Borja sabe que las andanzas de un coche no se conocen por el cuentakilómetros, sino por lo que guarda en su guantera. Allí descubrimos secretos. Como el momento en que empezó a rodar. 1966. Su origen era el mismo que el de otros 600 de la Seat de Barcelona, pero su camino fue distinto. Sus antepasados habían sido creados en 1957 sobre el concepto del Fiat 600 de Italia.

Pero su pequeño tamaño no le daba para trabajar en el transporte público. La competencia contaba con vehículos como el Renault 4 o el Citroën 2 CV de cuatro puertas y con más espacio. Así que, paralelamente al 600 habitual, diseñaron otro. Solo por encargo.

Publicidad

Lo empezaban en la fábrica y lo terminaban en un taller donde cortaban su chasis y lo alargaban 180 mm. De esa forma, con algún cambio más, pasaba a ser un Seat 800. Apunta Borja que en la serie 'Cuéntame como pasó' aparece Alcántara conduciendo uno. Y eso que no era barato. 75.000 pesetas de la época. Como coche privado se extendió por todas partes, pero su faceta de taxi solo se dio en algunos lugares. Sobre todo en Madrid, Valladolid y Bilbao.

El que nos acompaña no ejerció como tal, pero estaba preparado para ello. Perteneció a un catalán que quiso uno y se lo encargó a la Seat. Jamás se desprendió de él. Tras su muerte fueron los herederos quienes lo vendieron. Ahí entró en la familia Atutxa. Cuenta Borja que, pese a que tienen en casa auténticas joyas, su padre estaba enamorado de este coche. Se entiende. Cada vez que pasea por esos mundos recibe aplausos y sonrisas.

Publicidad

Imposible no enternecerse ante el pequeño taxi gris. Por cierto, los de este color, según nos aseguran lectores veteranos, tenían su parada en la calle Bertendona. Los de color negro, al menos un par de unidades, aguardaban cliente en la Plaza Circular. Hay fotos que así lo demuestran y en las que aparecen junto a los Dauphine, Simca o Renault Ondine de entonces, demostrando que el tamaño es algo relativo y que se puede pelear siendo pequeño. Lo imagino recogiendo a una familia en los años 60 camino de alguna parte. Una década en la que fumaba hasta el perrito que movía la cabeza en la bandeja trasera.

Tiempos donde se cabía porque no quedaba otra y ponerse el cinturón, si lo había, era cosa de abuelas. Años en los que la carretera era una constante incertidumbre. Más salvaje. También más peligrosa. Incluso en las ciudades. Pero allí estaba el 800.

Publicidad

Si el azulito era el autobús de los justos, él sería el taxi de los prietos. Por eso luce orgulloso cada vez que lo sacan. Con suerte podremos verlo de nuevo. La Orden Botxera de Farolín y Zarambolas decidió otorgar al Club Automóvil Clásico de Euskadi el premio a la mejor Txirenada 2022, por la organización del XIV Concurso Internacional de Elegancia de Bilbao y por otros actos.

Este taxi, junto a otras joyas, quiere ir a recoger el premio este 16 de febrero. Porque, como decía, la existencia no se mide en kilómetros sino en vivencias. Y en cada uno de aquellos autos locos hay mucho de nosotros. Por eso me encantaría subir a él y viajar lejos. Pero no al pasado. Al futuro. Ese que aún no avistamos en el horizonte pero que seguro conocerá este pequeño taxi de Bilbao.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad