![«Misión cumplida, Juanmari»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/02/20/opi-ontoso-kRIC-U2101578281072uMH-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Entre la muchedumbre que abarrotó ayer la basílica de Begoña hubo una persona que pasó desapercibida, pero que era muy significativa: Ricardo Martí Fluxá. El abogado y diplomático fue quien contactó en Zamora con monseñor Uriarte en 1998, cuando el Gobierno de Aznar decidió iniciar ... un diálogo con ETA, y fue uno de los emisarios que participaron en el encuentro secreto de Suiza. Alguna huella dejaría el prelado de Fruiz para que, 36 años después, el entonces secretario de Estado de Seguridad viaje a Bilbao para asistir al último adiós al obispo. Es como el hilo final de aquella madeja.
En aquella misión enroló a Joseba Segura, amigo del alma desde que le convenció para ser sacerdote en el colegio de los Escolapios. Luego llegarían las veladas familiares en el caserío de Altzuste, en Zeanuri, auspiciadas por su tío, Iñaki Etxezarraga, sacerdote y misionero. En ese entorno privilegiado, a los pies del Gorbea, se celebraron algunas de las reuniones discretas encaminadas a dar carpetazo al terrorismo. Cuando el proceso se encasquilló, ambos continuaron en su labor de zapadores, tendiendo puentes y aportando serenidad a un proceso endiablado.
Hace siete meses, fue el discípulo quien promovió un homenaje a su maestro, factótum de la Iglesia vasca y líder de la diócesis vizcaína. En ese acto se le regaló un anillo episcopal (el suyo se lo habían robado), en el que se había grabado la escena de uno de los capiteles de la iglesia de San Salvador de Fruiz, su pueblo natal, que representa la figura de una persona que se interpone entre dos caballeros armados.
¿Juanmari mediador? ¿Juanmari pacificador haciendo que el adversario pueda dejar las armas y puedan construir algo juntos? Simbolismo claro.
Ayer hubo mucha emoción en Begoña. La misma en la que Uriarte promovió una liturgia por la paz entre los jóvenes cristianos en mayo de 1982 en aqueños 'años de plomo'. Radicales de la izquierda abertzale reventaron entonces la misa con gritos en favor de ETA, mientras los fieles cantaban a garganta abierta el 'Pakea beti zuekin' para acallar el 'Euzko gudariak' de los intrusos. Los obispos experimentaron en su propia carne las dificultades que se cernían para lograr la pacificación en una sociedad muy fracturada, pero impulsaron muchas oportunidades de diálogo. Alguno de aquellos jóvenes pacifistas estuvieron ayer en el funeral.
Monseñor Segura fue alertado a media mañana del sábado de que Uriarte se entregaba a los brazos del Padre. Se encontraba en Ziortza-Zenarruza celebrando la décima edición del 'Bake topaketa', el encuentro por la paz, esta vez una caminata de oración entre la iglesia de Bolívar y el monasterio de los monjes cistercienses. El propio Uriarte había sido motor de iniciativas similares. En esta ocasión, Palestina y Ucrania encabezaban la reivindicación. ETA queda cada vez más lejos. Los veteranos de estas acciones recordaron el compromiso sostenido del obispo fallecido: «Misión cumplida, Juanmari».
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