Los músicos tocan el himno de Galicia mientras los invitados lo cantan. I. Casillas Muñoz

Un pedacito de Galicia en Barakaldo

El Centro Gallego celebra estos días la 'Festa do Santiago', una forma de recordar su tierra

Sábado, 27 de julio 2024, 18:07

Al ritmo de las gaitas y los tambores, los invitados a la fiesta del Centro Gallego se han arrancado a cantar el himno de Galicia. La emoción en el ambiente es de añoranza a la patria, o como dirían ellos 'morriña'. Durante estos días Barakaldo ... ha celebrado la 'Festa do Santiago' para recordar a todos aquellos ciudadanos de Galicia que se vieron obligados a migrar en busca de un futuro mejor. Y es que, ¿quién no conoce a un gallego en Barakaldo?

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La comunidad gallega se ha reunido este sábado no solo para celebrar el santo de su patria, sino también para brindar por los orígenes, esos que no olvidan, pese a que lleven años lejos de allí. El matrimonio formado por Eva Fernández y Jaime Otero lleva en Euskadi desde los años 70. «Cuando llegamos fueron muy asertivos con nosotros. Aún recuerdo que me costó su trabajo aprender el euskera», confiesa ella. Por su parte, Otero relata que mientras iba de un sitio a otro en el camión, «llevaba una flauta conmigo para no perder la agilidad con la gaita». Ambos subrayan que tienen dos patrias, «tanto monta, monta tanto», comentan entre risas. Pero eso sí, «un gallego puede salir de Galicia, pero Galicia nunca saldrá de un gallego».

Enrique López también llegó al País Vasco muy joven, con 21 años. Pese a haber pasado mucho tiempo desde entonces, «sigo teniendo 'morriña', a pesar de que estoy muy a gusto aquí». Comenta que cuando visita Galicia, allí es 'el vasco' y aquí 'el gallego', «pero como estas fiestas no hay ninguna, son las más grandes».

Las segundas generaciones, las que ya han nacido aquí, tampoco han perdido ese apego por los orígenes. Es el caso de Susana Bueno, de padre gallego y madre asturiana. «Se saltaron Cantabria», bromea. «Los gallegos en Barakaldo siempre han sido un clásico, están esparcidos por todo el pueblo». Subraya que lo que más le une con sus raíces es el folklore y la música: «Empecé a bailar para estar con otras personas de mi tierra y para transmitir nuestra cultura».

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«¡Bon proveito!»

El baile es un elemento fundamental para crear esta conexión entre las primeras generaciones y las próximas. Alba García, de 28 años, construyó ese puente entre Galicia y Euskadi gracias a las danzas y a tocar la gaita. «Paso todas las vacaciones allí. Soy más gallega que vasca», confiesa. Explica que bailar es una forma de conectar a aquellos que no pueden volver allí con un pedacito de su tierra. Toñi Mariño añade que la celebración al completo «es una manera de traer un pedacito de Galicia un poco más cerca de casa». Mariño considera que el pueblo gallego nunca ha perdido su arraigo, «llevan Galicia allá a donde van».

Ahora toca que los más jóvenes continúen con estas tradiciones, con ese vínculo con Galicia. «El vasco se está asentando, pero nosotros intentaremos seguir transmitiendo nuestra cultura», comenta Fernández. A lo que Mariño añade que las siguientes generaciones no los sienten tanto como ellos, pero que espera que no se pierda la esencia. «El tema tradicional es muy difícil que lo sigan los jóvenes y, por eso, tenemos que buscar nuevas formas de transmitirlo que les parezcan más atractivas». Y así, con un vaso de vino en una mano y un trozo de empanada en la otra, al grito de «¡Bon proveito!», los gallegos de Barakaldo despiden estos días las fiestas de su tierra.

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