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El paso del tiempo y la humedad de Bilbao han hecho mella en las pasarelas de la villa más turística. Los viaductos que sirvieron para unir las dos márgenes de una ciudad que florecía al ritmo de la transformación de Abandoibarra, el emblemático Zubizuri ( ... 1997) y el puente Pedro Arrupe (2003), que abrió a la vez que el paseo de la recuperada ribera del Nervión, sufren ya signos de envejecimiento. Sin problemas de calado, como recalca el Ayuntamiento, que resalta su utilidad y el «perfecto» estado de su estructura, su piel ya no brilla como antaño en las fotos del Bilbao de postal. El puente de Santiago Calatrava cumplió el año pasado dos décadas y sigue siendo un icono de la ciudad. Ayer, los turistas se inmortalizaban en su tablero como cada día. Aun así, no pasa por su mejor momento: las juntas de la alfombra antideslizante para evitar caídas, divida en diferentes secciones, se han separado, lo que representa «un peligro» para las personas mayores y con movilidad reducida, según la asociación de vecinos de Uribitarte Anaitasuna, que ha tratado el tema a nivel interno. La misma entidad sostiene que varias de las losetas de cristal que se ubican bajo esta alfombra, al menos cuatro, según recontó ayer este periódico, están rotas. Hay «chorretones» negros y grises en el antaño blanco hormigón de los estribos y el arco está ensombrecido por una mancha verdosa.
Pero además hay desconchones en el revestimiento del pavimento, y un charco que aparece cuando llueve ha oxidado la rampa de acceso al puente desde Uribitarte. Zubizuri costó unos tres millones de euros, pero desde el principio fue noticia por unas fisuras que aparecieron en los estribos, las caídas -el Ayuntamiento sustituyó 660 losetas de vidrio y tuvo que colocar una alfombra hace ocho años, que se cambió en 2014-. Luego vino el polémico añadido con el que el decidió conectarlo a las Torres Isozaki. Calatrava denunció al Consistorio y reclamó tres millones de euros por vulnerar el derecho a la integridad de su obra. Las arcas municipales tuvieron que pagar 30.000 para compensar el daño moral sufrido por el arquitecto, que donó la cantidad a la Casa de la Misericordia.
2003 es el año que abrió el puente. Lo hizo el 28 de marzo, como Abandoibarra.
Medidas Tiene una longitud de 142 metros y una anchura de 7. Está formada por 13 piezas de acero dúplex que pesan mil toneladas. Están recubiertas por madera de ipé.
Autores José Antonio Fernández, que falleció cuando el proyecto era un embrión, su hijo Lorenzo Fernández y el ingeniero Francisco Millanes.
Donde también hubo que colocar una alfombra fue en la pasarela Pedro Arrupe. Con forma de libélula y dedicada al padre jesuita sobrevuela la ría de Bilbao desde marzo de 2003 promovida por la sociedad urbanística Bilbao Ría 2000. Su color se ha apagado en estos quince años. Es otro de los lugares preferidos por los turistas para retratarse con el museo de titanio de fondo mientras los estudiantes cruzan su tarima, diseñada a modo de cubierta naval. Y por su estructura, de 140 metros y formada por trece piezas de acero de mil toneladas, se concibió como «una auténtica calle» hacia Deusto. Se realizó en acero dúplex y su interior se recubrió con madera tropical de lapacho o ipé, que se trató para adaptarla a las inclemencias climatológicas. Pero el material, en un principio preparado para la ciudad húmeda, ha perdido su color en la mayor parte de los tramos, que se funden en una gama de marrones y grises. El puente cuenta con más de 15.000 listones.
1997 es el año que abrió el puente. Lo hizo el 29 de mayo, después de varios años de obras.
Medidas 70 metros de longitud y 4 de anchura. Necesitó 150 toneladas de acero.
Autor Santiago Calatrava.
Anécdotas El añadido a la pasarela causó una polémica de alcance internacional. La sentencia, que condenó al Ayuntamiento, sentó un precedente.
Los actos vandálicos -patadas y golpes- han provocado que algunos se separen unos de otros. También hay alguna pintada. El Ayuntamiento ya actuó en la pasarela hace años, cuando se repintó y se le aplicó una imprimación antideslizante. Aun así, el estado de la madera ya ha llamado la atención de uno de sus tres autores, Francisco Millanes, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. En una publicación especializada de Obras Públicas, asegura que le da «pena cómo está conservada la madera de lapacho, que es una madera de barco que también se puede quedar sin tratamiento. De hecho, en París no está tratada. Queda como a chorretones. O la lijas o la barnizas o la dejas como sin brillo, pero ahora está que da pena». También se fija en los apoyabrazos de los laterales: «da sensación de dejadez» que haya tramos con y sin barniz.
El Ayuntamiento de Bilbao cuenta con un plan de mantenimiento de puentes para abordar estas deficiencias estéticas. También repara los listones cuando es informado de la incidencia. Fuentes del área de Obras y Servicios adelantaron que la pasarela de Calatrava suele someterse a un lavado de cara cada dos o tres años, en función de la necesidad. Y este año toca. Las tareas se realizarán en septiembre. Además, habrá otras mejoras.
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