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Laura González
Viernes, 29 de junio 2018, 02:41
bilbao. Un campeón hecho a sí mismo. Orlando Duque nació en el municipio colombiano de Cali, en 1974, en el seno de una familia humilde. Su padre se dedicaba a distribuir fruta, mientras su madre se ganaba la vida preparando y vendiendo almuerzos en casa. Poco a poco, a base de esfuerzo y dedicación, se fue convirtiendo en uno de los mejores deportistas de su país. Primer campeón mundial de gran salto de altura, título que repitió hasta en otras doce ocasiones, posee incluso dos récords Guinness. No hay barreras para él y si no está compitiendo en el circuito intenta descubrir nuevos sitios para dejarse llevar. Mañana será uno de los que salte al vacío desde La Salve en los saltos Red Bull.
– Para muchos, su nombre es sinónimo de leyenda.
– Es difícil hablar de uno mismo, pero es cierto que soy el que más tiempo lleva en esto. He tenido muy buenos resultados y soy muy feliz. Me encanta lanzarme al agua.
– Empezó con sólo 10 años.
– Hice mis primeros clavados siendo casi un niño. Estuve en el equipo de mi región y en la selección de Colombia durante unos años. Luego ya me pasé a la altura.
– Esto le sirvió además para hacer que la mili fuera más llevadera.
– En mi país el servicio militar es obligatorio y como deportista se suele acudir, pero lo cierto es que lo disfruté mucho porque aprendí muchas cosas. Hacia el final me incluyeron en el equipo deportivo militar y competí por las Fuerzas Armadas, ganando medallas. Fue muy divertido porque era algo diferente.
– Llegó a trabajar hasta en el circo.
– Yo ya hacía clavados y me fui a trabajar a un espectáculo en Austria. En él se mostraban varios saltos, como de competición, todo muy elegante, pero era un show de comedia. Salíamos disfrazados y nos dejábamos como caer mal al agua. Ahí ya hacía un clavado desde 25 metros, otro en llamas, y aprendí a hacer saltos más difíciles.
– Y de ahí, directo a dar espectáculo junto a Red Bull.
– Sí, fui recomendado. Al principio fue a modo de invitación, porque la organización debe asegurarse de que los saltadores tienen el nivel necesario. Fui al primer campeonato en 1999 y quedé segundo. Después Red Bull me siguió invitando y desde el 2000 compito en el circuito.
– Muchos les ven como unos superhombres.
– Somos ante todo deportistas. Si la gente dedica tiempo a la preparación y al entrenamiento, pueden saltar desde donde nosotros lo hacemos. Igual no saltos tan difíciles, pero esto no es imposible. Nada lo es.
– ¿En qué piensa cuando sube a la plataforma antes de cada salto?
– Trato de relajarme, de conservar energías. Un par de minutos antes me centro exclusivamente en lo que voy a hacer, me aseguro de que todo salga bien. Si no existe conexión entre el cuerpo y la mente, es difícil que todo funcione.
– ¿Alguna vez ha tenido ganas de darse media vuelta?
– Si subo es porque voy a saltar. Si hay algo que no me gusta, mucho frío, viento o corrientes, me quedo mejor abajo.
– ¿Hay algo que le dé miedo?
– De pequeño me daba miedo la oscuridad y a veces es inevitable todavía. También insectos que te saltan de un momento a otro.
– ¿Son realmente conscientes de que se juegan la vida en cada salto?
– Claro, por eso también hay tanto apoyo entre nosotros. Sabiendo de ese peligro uno se prepara mejor y se asegura estar listo.
– Lleva más de dos décadas en esto y en septiembre cumplirá 44 años. ¿Ve cerca su retirada?
– La próxima temporada seguramente será la última. Seguiré saltando pero con otro tipo de proyectos, más de aventura. Son más de 20 años de carrera y el cuerpo al final sufre mucho. Como miembro del comité técnico de la Federación Internacional de Natación me centraré en intentar devolver esta disciplina a los Juegos Olímpicos.
– Mañana volverán a paralizar la ciudad de Bilbao. ¿Tenían ganas de regresar?
– Siempre queremos volver. Las dos veces que hemos estado siempre nos hemos encontrado con muy buena energía. Emociona ver tanta gente y el escenario es espectacular. Aquí celebré mis 40 años y tengo muy buenos recuerdos.
– Ya ha probado a lanzarse en numerosos sitios, incluso junto a la Estatua de la Libertad. ¿Cuál ha sido el más especial de todos?
– Este mismo año estuve en la Antártida, saltando desde un iceberg a 20 metros de altura. Fue muy emocionante y así pude completar todo el planeta Tierra. He saltado ya desde los seis continentes.
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