La oposición exige medidas contra el «caos» de la restricciones de tráfico en el Casco Viejo de Bilbao

La popular Raquel González, ha insistido en que «en apenas dos meses funcionando la excepcionalidad se ha convertido en la norma», en relación a las numerosas reclamaciones que están presentando los usuarios que necesitan entrar con su vehículo al Casco Viejo. «La urgencia que pasa 15 veces en una semana pasa a ser algo rutinario», ha protestado. Según ha lamentado, vecinos y trabajadores tienen que pedir autorización de continuo «y les estamos obligando a vivir con permiso». Una situación que se convierte en un problema especialmente para las personas mayores, y también para los negocios que necesitan un suministro periódico que, según la edil, se estaría ya viendo afectado.

La portavoz de Elkarrekin Podemos, Ana Viñals, ha subrayado la urgencia de «reducir todo lo posible las afecciones negativas» de la ordenanza tras exigir al área municipal que abandone su «rigidez e inmovilismo desesperante». Y desde EH Bildu, Bruno Zubizarreta y residente en la zona fue más directo al espetarle a Nora Abete que «este caos hay que solucionarlo».

La responsable del área ha insistido en que la ordenanza peatonal «funciona», aunque ha reconocido que se están atendiendo las «excepcionalidades» detectadas. En ese sentido, ha concretado que, desde la puesta en marcha del nuevo reglamento, «se han recibido 371 solicitudes de accesos especiales, de los que se han atendido positivamente 330. Es decir el 89%». Entre las 41 negativas, Abete ha puntualizado 27, el 70%, se deben a que el comercio no pertenecía a la zona y, por tanto, no necesitaba de esta autorización, o el vehículo tenía la dimensión o tonelaje que supera lo permitido para circular por un casco antiguo, o no presentó la documentación requerida«. El resto, 14, responden a «diferentes casuísticas».

Abete ha insistido en que se sigue analizando al detalle la evolución de los tránsitos rodados y las dificultades que se pueden estar dando en el centro histórico, y ha subrayado que en breve se va a realizar una nueva campaña informativa en la zona. Porque, aunque ha insistido en que ya hubo un proceso participativo con los afectados, además de una fase de comunicación de la nueva ordenanza, «vemos que nos viene gente que no sabe bien cómo actuar, aunque la ordenanza es tan flexible que permite muchas situaciones distintas a las que se pueden acoger». Por eso, ha reiterado que se sigue trabajando para interpretar la norma «intentando generar el menor perjuicio comercial posible, o buscando la alternativa acertada». Mientras tanto, el Ayuntamiento sigue sin interponer sanciones, aunque la concejala ha eludido decir hasta cuándo se mantendrá esta ausencia de multas.