Ondarroa acusa a la Diputación de desatender a una veintena de menas

Para la primera edil de la coalición abertzale, «que seamos un pueblo de acogida no es sólo una afirmación, sino un hecho que tenemos que demostrar y aunque nos empeñamos en ello una y otra vez, no encontramos más que límites e impedimentos». Según argumenta, «desde la apertura del centro, y sin entrar a valorar la formas y la manera en la que se procedió, ha sido el Ayuntamiento el que se ha puesto en contacto de forma permanente con la institución foral para ofrecer ayuda y acciones dirigidas a fomentar la convivencia».

Con ese objetivo, responsables de los distintos departamentos del Consistorio han detallado a los chavales los recursos disponibles. «Hemos hablado con ellos, escuchado sus peticiones y necesidades para que se muevan en actividades del pueblo, acudan al polideportivo, a la escuela de pesca e interactúen directamente con los ciudadanos», detalla.

No obstante, «todo apunta a que la Diputación no quiere que nos volquemos demasiado con estos chavales y su falta de respuesta y colaboración es constante», insiste. Para la regidora, esa actitud ha quedado más que de manifiesto con los sucesos registrados esta semana, «puestos en su conocimiento ante la gravedad de los hechos y sobre el que no hemos recibido ningún tipo de respuesta». Para la institución foral, los 'graves sucesos' que indica el Ayuntamiento «no se corresponden con la realidad.

La alcaldesa se refiere en concreto a la denuncia tramitada ante la Policía Municipal por un migrante del centro contra uno de los educadores sociales por agresiones y graves amenazas. El menor, natural de Senegal, acudió el lunes a dependencias de la Udaltzaingoa sin ningún tipo de compañía para relatar a los agentes que uno de los responsables le había agredido.

En su declaración, según ha podido saber EL CORREO, detalló que había testigos, que al parecer, han ratificado su relato. La jornada del martes, el mismo chaval volvió a presentarse en las oficinas policiales, en este caso, pidiendo ayuda al no querer ser trasladado al centro de primera acogida de Amorebieta adonde le iban a llevar, como 'venganza'.