«El olor de este abono es asqueroso», se quejan en la plaza Indautxu

El olor no ha pasado desapercibido para nadie. A pocos metros, Sonia, Loli, Araceli y Mónica, un grupo de madres que se sientan siempre en los mismos bancos, recuerdan que no es la primera vez que el Consistorio echa abono para que crezca el césped, pero el olor «nunca había sido tan fuerte». «Es el tercer día y todavía sigue oliendo. Y no sólo a estiércol, también a vómito», coinciden.

El hedor llega incluso hasta las terrazas y el interior de los bares de alrededor. En las mesas exteriores del Grafit, Rodrigo y Virginia apuran sus cañas con mala cara. «Al de un rato te acostumbras, pero cuando nos hemos sentado se notaba mucho», relatan. Lo mismo ocurre al otro lado de la plaza. En el Aldeano, Elizabeth también comenta el asunto mientras atiende a un cliente.

El Ayuntamiento, por su parte, asegura que se trata de un «compost de máxima calidad» y que su aplicación responde a la «necesidad de replantar el césped». «El olor se va con el riego, seguramente para el fin de semana», zanja.