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Vista de las obras de la torre de Bolueta.
Vista de las obras de la torre de Bolueta. Jordi Alemany

La oferta de vivienda protegida toca fondo en Euskadi en pleno repunte de solicitantes

Menos de dos de cada cien inscritos lograron el año pasado un piso protegido que, en los últimos tiempos, es casi siempre en alquiler

josé domínguez

Lunes, 28 de mayo 2018

Con sincera nostalgia se recuerdan los sorteos del Servicio Vasco de Vivienda. Cuando apuntarse a Etxebide desataba la ilusión. Por independizarse o por conseguir la base fundacional de una familia: el hogar. Que se lo digan a ese vecino de Vitoria que en 2012 se hizo con un piso protegido por apuntarse a Etxebide. Entonces la apuesta era casi segura porque en la ciudad uno de cada tres lo conseguía. Pero ya no. Ni en Álava, ni en Bizkaia, ni en Gipuzkoa. La oferta de inmuebles de protección oficial tocó fondo el año pasado. Menos de dos solicitantes por cada centenar, 1,9 para ser exactos, lograron acceder a una vivienda pública. Un mínimo histórico inevitablemente unido al ratio más bajo de construcción bajo tutela autonómica (385 pisos en 2017) y que se produce en el peor momento. Coincidiendo con la mayor subida de esta lista de demandantes desde 2005. Hoy son 62.517 personas, un 16,4% más que hace un año, «aunque todavía lejos de los 92.000 registrados en 2009».

El consejero de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda, Iñaki Arriola, asegura que «esfuerzo se ha hecho, y sin parangón en España». Más de 104.000 pisos de VPO edificados desde que el Ejecutivo autónomo asumió la competencia en 1981, según resalta el dirigente socialista. Pero la crisis lo paralizó todo, también la promoción inmobiliaria pública, y el año pasado fue el del gran castañazo. Sólo 353 pisos para venta y la testimonial cifra de 32 para alquiler.

Ahora toca remontar y el director de Planificación y Procesos Operativos de Vivienda del Gobierno Vasco, Mario Yoldi, remarca que así se está haciendo. «Ya se han empezado 4.087 pisos protegidos, el 40% a cargo de la iniciativa privada», confirma. El problema es que en lo que resta de año la ciudadanía no apreciará una mejoría real, «espero que sí en 2019 y, sobre todo, en 2020».

Con todo, el responsable autonómico se queda con lo positivo de la situación. El último informe sobre la demanda de Etxebide y su efectividad para acceder a una VPO realizado por el Observatorio Vasco de la Vivienda revela que, desde 2008, son ya 30.000 los personas beneficiadas. Con 2011 como techo, cuando se adjudicaron 5.768 pisos, muy lejos de los 1.160 del año pasado. La mitad de estos, además, reservados a familias con escasos recursos que han formalizado su derecho subjetivo a una vivienda, una obligación jurídica que se ha autoimpuesto el Gobierno vasco -la única a este nivel en España-, y que garantiza el acceso a un hogar digno a todos los ciudadanos.

Reducción de ingresos

Sin embargo, «los datos no engañan», confiesa Arriola. Bizkaia siempre había registrado los menores niveles de acceso a una vivienda, pero su efectividad del 3,3% en 2009 se ha desplomado al 1,4%: sólo 496 adjudicaciones en 2017. Una evolución similar presenta Gipuzkoa, que cae del 5,6% de 2014 al 2,1%, aunque el mayor descalabro se produce en Álava. En 2012 se atendieron el 34% de las solicitudes, ahora sólo el 2,9%.

Este declive es una de las razones que han obligado a Etxebide a reformularse. La crisis redujo un 24% el ingreso medio de los solicitantes hasta unos preocupantes 12.000 euros anuales. Es más, la mitad de todas las familias vascas, incluso las que no recurren a Etxebide, cobran menos de 18.000. Y el 6,7% tiene problemas para pagar el alquiler, la hipoteca e incluso los gastos básicos.

Así las cosas, el piso en compra, incluso el protegido, se ha convertido en una quimera para muchos. Y la demanda en alquiler ha pasado del 23% de 2008 al 82% actual. Por eso también el propio Gobierno vasco ha reorientado su política de vivienda hacia el mercado del arrendamiento. El 80% de sus actuales promociones en marcha ya se destinan a ese régimen, y a partir de 2020 lo serán el 100%. El reto pasa por aumentar su actual parque público de alquiler, de los 12.666 pisos a los 22.000 en tres años.

Las actuales estrecheces de la vivienda pública tiene varias lecturas a nivel sociológico. Javier Elzo, por ejemplo, recuerda que este es «un viejo problema, sobre todo entre la juventud, que necesita pisos más pequeños a precios asequibles». Una política que ha empezado a afrontar el departamento de Vivienda con la promoción de alojamientos dotacionales y el programa Gaztelagun, que desde el año que viene y hasta 2021 prevé pagar la mitad de la renta de un piso privado a 6.000 jóvenes entre 23 y 35 años. Aunque el propio experto alerta que a cualquier iniciativa hay que contrarrestar «otra realidad, que el joven está muy bien en casa de sus padres y estos, en lugar de una moto, igual deberían regalarle un año de alquiler».

El sociólogo de la UPV y experto en demografía Unai Martín, prefiere poner el acento en «la obsesión que hay en la sociedad actual de construir nuevas casas para las nuevas generaciones». A su juicio, eso se justificaba cuando se independizaron los niños del 'baby boom' de los años 70. «Pero, ¿qué ha pasado con esos inmuebles?, porque ahora los nacidos en los 90 son menos de la mitad». La clave para él, por tanto, pasa por reformular el urbanismo, «mirar hacia dentro de la ciudad y adaptarla de verdad a las nuevas necesidades sociales».

Mikel Rodríguez. F. GÓMEZ

Mikel Rodríguez - Inscrito en Etxebide

«Ojalá sea verdad que sacan pisos, porque ahora...»

A los 26 años, Mikel asegura llevar «mucho tiempo» tratando de emanciparse. Incluso se fue a vivir un año a Malta con su pareja porque aquí no le salía nada. Ni piso ni trabajo en condiciones. Pero fuera la cosa tampoco funcionó y tuvieron que volver a casa de sus padres. Ahora que él ha logrado una beca como técnico de dinamización comercial y ella cubrir una baja por maternidad, quieren volver a intentarlo. Pero de comprar se olvidan, y en cuanto al alquiler... protegido a poder ser.

Por eso se apuntaron a Etxebide. Una opción doble en su caso: optan al mercado protegido del Gobierno vasco y al del Ayuntamiento de Bilbao. De hecho, pusieron muchas esperanzas en la ultima oferta de 42 pisos municipales a 175 euros al mes, pero un fallo del sistema informático les impidió concurrir a tiempo y cuando los técnicos lo solucionaron «ya no quedaba nada». «Nos dicen que aún hay opciones, pero no confiamos mucho», admite.

Tras este fiasco, creen haber agotado sus opciones, porque de Etxebide esperan «todavía menos. Si no nos han mandado nada en más de ocho meses...». Y tras hacer muchas cuentas, van a intentar el alquiler privado. «Hemos encontrado un chollo en el centro: 40 metros cuadrados y 100 años de antigüedad por 700 euros». Están a punto de entrar a vivir, «aunque tendremos que apretarnos mucho el cinturón, quitar tabaco, cafés, lo que haga falta para llegar a fin de mes». Mientras, confían que las nuevas promociones públicas se hagan realidad. «Ojalá sea verdad que van a sacar más pisos en alquiler, porque lo que es ahora...».

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