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No ven la luz al final del túnel. Los profesionales del ocio nocturno de Bizkaia no pueden más. A pesar de la rebelión del Gobierno vasco con la normativa impuesta por el Ministerio de Sanidad, con umbrales de incidencia más severos que los marcados por ... el LABI, la reapertura de las discotecas y pubs se vislumbra todavía lejana. Se sienten ninguneados y no quieren verse en medio de una trifulca política. Reclaman soluciones inmediatas para poder remontar. Y si se les prohíbe trabajar, «indemnizaciones», que brillan por su ausencia.
Adrián Medrano, propietario de la Fever, en Bolueta, ya daba el verano por perdido hace tiempo. Hasta bien entrado el otoño no contempla empezar a trabajar «con limitaciones». Mientras tanto, los profesionales del gremio siguen con el agua al cuello. Reconoce que hay locales que han podido subsistir con licencia de hostelería, pero la situación es «límite». El sector, apunta, arrastra deudas abismales. «Lo que hacen falta son indemnizaciones. No nos pueden castigar durante más de un año y esperar que comamos y paguemos los colegios de los ahorros», sostiene el gerente de la emblemática sala. Son muchos los que tienen que empezar a devolver créditos ICO cuando ni siquiera han podido generar ingresos y ha habido que seguir pagando facturas. «Las luces de una discoteca no son las de un bar de barrio», subraya. A su juicio, el hecho de que el ocio nocturno «vuelva a quedar desdibujado» en la hoja de ruta de las administraciones se debe a un problema de fondo: «Las salas de conciertos no se consideran Bien Cultural, como en muchos países de Europa. Se ven como fuente de ingresos y de turismo. Aquí hay una persecución absoluta a la noche», lamenta.
El Gobirno vasco estudia una propuesta para realizar una prueba piloto en Sonora, en Erandio, con el objetivo de recuperar las pistas de baile. El tradicional concepto de discoteca, con clientes moviendo el esqueleto hasta altas horas, ni se menciona en la normativa ministerial, algo que indigna a su dueño, Diego Maestre, que pide que «ahora también se mire a Cataluña», con varias experiencias similares y donde se han celebrado conciertos o festivales. «Lucho por recuperar nuestra esencia. Queremos volver a trabajar, con todas las medidas habidas y por haber, pero lo que no se puede es estar quietos», mantiene el empresario vizcaíno, que, ante el lento repliegue del covid, cree que «nos queda un mundo para llegar a tasas de 50 casos». En su iniciativa plantea reunir en su establecimiento, en el interior o en la terraza, a personas vacunadas, nunca más del 15% del aforo -unas 300 personas-, con mascarilla fija, distancias e, incluso, sin venta de alcohol. «Entiendo que hay un virus, pero habrá que dar pasos adelante porque hay gente vacunada. ¡Dennos un poco de luz para ver el final del túnel!», clama Maestre.
El desánimo es total en el sector. Y también la crispación. Alberto Aparicio, gerente de Attico 14, un pub en Alameda Mazarredo, se siente molesto porque las instituciones «solo nos tengan en cuenta para cerrarnos», dice mientras sirve un café en su local. Este establecimiento también funcionaba en horario diurno, pero, «con la pandemia, hemos dado más caña al día, haciendo pintxos, raciones... Ha sido nuestra manera de sobrevivir». Tanto las medidas adoptadas por el Ministerio como las restricciones vascas le parecen «una ridiculez». Considera que «no hay diferencia entre el ocio nocturno e ir al Eroski o a una gran superficie atestada de gente». «Aquí tenemos controlados a los clientes, con separaciones, mesas... No quieren recuperar la noche. Es una campaña contra el ocio nocturno», desliza.
Desde la Asociación de Hostelería de Bizkaia aplauden la decisión del Gobierno vasco de obviar las medidas de Sanidad en Euskadi. «Pero tampoco estamos de acuerdo con sus restricciones. Hemos pedido más», proclama su presidente, Héctor Sánchez. Asegura que los ánimos de los profesionales están «muy bajos» y recuerda que «las ayudas no están llegando». A su juicio, falta «sentido común». «Las comunidades que han votado están una situación que permiten esas medidas y perjudican a otras», arguye. ¿Y cuándo llegará la reapertura de discotecas? «Es atrevido hacer predicciones, no sabemos cuál va a ser la evolución de la incidencia», admite.
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