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José Domínguez
Domingo, 3 de febrero 2019
«Estábamos de campamento de verano en Berantevilla (Álava), Alberto se puso malo y empezó a vomitar, me manchó todo el saco de dormir, así que salí corriendo a buscar al jefe de acampada». Si Aitor llega a imaginarse lo que le iba a pasar ... a su compañero, se habrían encerrado los dos a cal y canto en la tienda y no habrían salido hasta que fuesen a buscarles sus padres. Tenían solo 10 años y no habían perdido la inocencia. «Realmente no me enteré de nada hasta hace unos meses, pero Alberto fue violado aquella noche por 'don Chemi'», asevera. Ambos, cuyos nombres son ficticios «porque Bilbao es un pueblo y todo el mundo se conoce», rondan la cincuentena y forman parte de los ocho exalumnos del colegio Salesianos de Deusto que han denunciado en la Ertzaintza a José Miguel San Martín, por entonces miembro de la congregación, por abusos sexuales y físicos cuando estudiaban EGB en la década de los ochenta.
Muchos de aquellos niños reconocen vivir todavía «de forma traumática», porque sus terribles experiencias les afectaron «muchísimo». Algunos acuden a psicólogos y terapias a víctimas de abusos sexuales. Otros, a base de muchos esfuerzos, han conseguido «borrarlo de su mente y de sus vidas». Pero lo cierto es que unos y otros lo llevaban en el más absoluto de los secretos. Hasta que la aparición pública de un exalumno del centro en un medio de comunicación a principios de año abrió la espita.
«Un compañero de clase contactó conmigo y me confesó su terrible historia, una situación de abusos sexuales tan intensos y radicales como te puedas imaginar», explica Aitor. Lo suyo, en comparación, le parecía una minucia. A él, 'don Chemi' le metió mano «por detrás de la camiseta mientras veíamos una película en el salón de actos, me mordisqueó y besuqueó la oreja mientras hacía algo que me puedo imaginar y, tras acabar, se fue».
Pronto encontraron a otro alumno que vivió un trauma similar y desde entonces el número de casos no ha parado de crecer. «Hasta hemos creado un grupo de whatsApp para estar informados». Mensajes que revelan auténticas tragedias personales como la de un chaval violado «una veintena de veces». O la de Pedro, amante del baloncesto y al que San Martín llevó a su despacho, donde «le tocó sus partes por dentro del chandal y le besó en la boca con lengua y todo». Y otros «en una sala insonorizada con tatami o en la habitación del propio agresor».
José Antonio Prol, el director del Colegio Salesianos Deusto, admite conocer el 'caso de don Chemi' «desde hace meses al empezar a venir algunas víctimas por el centro para denunciar que, cuando estudiaban aquí, sufrieron agresiones sexuales y físicas por parte de esta persona, que dejó la congregación en 1990». De momento, sin embargo, no les ha podido dar una respuesta en condiciones porque, «aunque damos credibilidad a sus testimonios, en el centro no hay ningún papel que corrobore aquellas denuncias que atribuyen a la asociación de padres».
El problema, añade, se complica «porque los dos directores que hubo en esa época han fallecido y los religiosos salesianos mayores no recuerdan episodios de este tipo, por lo que no se sabe lo que realmente pasó». Prol asegura que «el 25 de enero contactamos con el acusado a través de nuestros abogados, para pedirle explicaciones por las denuncias que estamos recibiendo». En cualquier caso, el responsable del colegio subraya que «hemos abierto una investigación interna porque queremos tener todos los datos posibles y, si se confirma algún caso, asumir las responsabilidades que correspondan».
Pero no todo eran abusos sexuales. También los había físicos. Como el que sufrió Bruno cuando cursaba tercero de EGB con apenas ocho años. Era la tercera vez que se le olvidaba un cuaderno y su profesora avisó al jefe de estudios. Al instante llegó José Miguel San Martín, «y empezó a bofetones hasta tirarle al suelo, después se lió a patadas con él hasta que se aburrió y acabó metiéndole dentro de una papelera».
Los denunciantes aseguran ser conscientes de que sus casos han prescrito «y hoy, legalmente, poco podemos hacer». Pero se han animado a dar el paso porque, «independientemente de nuestras heridas y dolores, creemos que tenemos una responsabilidad social». La primera y primordial, que este sujeto, «que debe tener ahora 71 años», no vuelva a trabajar con niños. Porque pudieron comprobar que lo seguía haciendo con el grupo Aldekoa, «que organiza campamentos para niños y que ha retirado su currículum de la página web en cuanto el caso se ha hecho público».
También han presentado las denuncias «para que la Ertzaintza abra una investigación, porque puede haber casos muy posteriores a los nuestros que no hayan prescrito y permitan que a 'don Chemi' se le pueda juzgar y caiga sobre él todo el peso de la ley». Incluso confían en aportar un granito de arena en el debata abierto sobre la prescripción de este tipo de casos, «y puede haber una reforma legal que cambie las cosas».
En cualquier caso, y por encima de todo, quieren que se conozca la verdad. «Es muy posible que ya no tengamos justicia ni reparación, pero al menos que el mundo conozca lo que sucedía en este colegio y que la institución de los Salesianos se pronuncie públicamente y dé explicaciones, porque ya entonces varios denunciaron lo ocurrido a la dirección, pero entonces todo se tapó».
La Congregación Salesiana expresó ayer su «apoyo» a los antiguos alumnos que han denunciado ante la Ertzaintza haber sufrido abusos sexuales y maltrato físico en el colegio de Deusto a manos de 'don Chemi', profesor que les daba clase.
En un comunicado hecho público en la tarde de ayer, los Salesianos aseguran que han iniciado una «investigación interna» e indican que «por el momento» no les consta que se hubiera presentado alguna denuncia cuando se produjeron los hechos.
Afirman que el 25 de enero se pusieron en contacto con el exsalesiano denunciado para notificarle la investigación y comunicarle que la Congregación se había puesto «a disposición de las víctimas» y que su intención es «colaborar con la Justicia» en todo lo que les fuera requerido.
La Congregación Salesiana señala que, «independientemente del recorrido legal que pudiera tener la denuncia presentada» por los antiguos alumnos de Deusto, desea transmitir su «apoyo» a todos ellos «por el paso que han dado para que puedan ser investigados los hechos» y «se pone a su disposición en todo aquello que pudiera serles de utilidad».
«Quisiéramos pedir perdón porque actos tan reprobables hubieran podido suceder entre nosotros y no haberlos detectado», añaden los Salesianos. Dicen que en su investigación han hablado «con los directores que aún viven y otros salesianos que trabajaron en el colegio en aquellos años», sin que conste «denuncia alguna» en la época de los hechos. «No obstante, en caso de que la Justicia así lo requiera, se pondrá a disposición de la misma todas las informaciones, datos o documentos que fueran oportunos». Concluyen diciendo que el profesor denunciado desempeñó su tarea en Deusto entre 1975 y 1990, año éste en el que solicitó dejar la Congregación, con lo que desde entonces dejó de ser salesiano.
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