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La esperadísima estación intermodal de Garellano se va a hacer de rogar un poco más. Es verdad que tras dos décadas de espera (en 1996 se inauguró la vieja Termibus como equipamiento provisional) la relevancia de unas semanas arriba o abajo en la ... fecha de apertura es bastante relativa. Pero el hecho de terminar la obra sobre la campana, al límite, incluso más allá del límite, y en cualquier caso después de lo previsto por las autoridades municipales hace sólo un par de meses, es revelador, entre otras cosas, de la complejidad del trabajo.
Durante el verano que acaba de terminar, 200 operarios estuvieron trabajando contra reloj con el objetivo de concluir las obras en septiembre, de tal modo que en la primera mitad del presente mes de octubre se pudiesen llevar a cabo las pruebas de seguridad. Los planes del Ayuntamiento el pasado agosto eran que ahora, a estas alturas, la infraestructura estuviese abierta. Que la mudanza de la Termibus provisional a la nueva se hubiese hecho en la primera quincena. Algo que no ha ocurrido, ni va a ocurrir en los próximos días.
¿Qué está pasando? El concejal de Obras, Asier Abaunza, explica que se están llevando a cabo los últimos «ajustes» tras las pruebas de humo realizadas la pasada semana. Y que la idea es «tenerlo todo terminado a final de este mes».
- ¿Quiere eso decir que a final de mes se va a abrir la estación?
- Va a estar terminada. Próximamente se anunciará el resto...
No suelta prenda el concejal. Se trata de un asunto delicado porque andar midiendo al detalle los plazos no es algo caprichoso, sino necesario por las particularidades de la operación. Hay que tener en cuenta que la parcela donde ahora paran los autobuses de manera provisional, entre las calles Pérez Galdós y Luis Briñas, es un espacio cedido por Ría 2000. El problema es que lo vendió para levantar ahí la quinta torre de Garellano, y se comprometió a entregarlo a la promotora antes de finalizar octubre. De lo contrario, «habrá penalizaciones», recordaba Abaunza hace un par de meses. Por eso las urgencias de terminar la mudanza antes de noviembre.
¿En qué queda ahora todo eso? Está por ver. Aunque también es de suponer que un desvío de un par de semanas arriba o abajo no hará llegar la sangre al río, sobre todo de parte de una empresa que se va a tener que entender con el Ayuntamiento durante largos años en el futuro.
Por si todas estas incertidumbres de última hora no fuesen suficientes, la apertura de Termibus podría estar desprovista del boato habitual en un equipamiento tan largamente esperado. El motivo es que, con las elecciones generales en puertas, no puede haber inauguración institucional. A no ser que se haga más allá del 10 de noviembre, claro.
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