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Las obras para frenar el deterioro de los edificios que circundan la Plaza Nueva de Bilbao están a punto de arrancar y ya a comenzado ... el acopio de materiales. Es lo que estaba previsto para esta semana. Pero hay una novedad. Según ha explicado el concejal de Regeneración Urbana, el socialista Jon Bilbao, a última hora se ha cambiado la hoja de ruta para abordar el tajo. Inicialmente el plan era actuar de manera progresiva, tendiendo andamios en cada uno de los cuatro lados, donde permanecerían entre dos y tres meses. Ahora se mantiene esa filosofía, esa progresividad, pero más intensamente, y se va a abordar el trabajo por medios lados. El primer tramo es la parte derecha del extremo donde está Euskaltzaindia, y no la totalidad de este segmento. Y los trabajos irán avanzando en la dirección opuesta a las agujas del reloj.
El nuevo plan, dice Bilbao, no va a encarecer los trabajos, pero sí va a ralentizarlos un poco, ya que habrá que dejar más tiempo para maniobras de montaje y desmontaje de andamios. Así que en vez de doce meses se espera que se prolonguen durante catorce. La ventaja es que se va a molestar menos a los hosteleros. Una de las principales afecciones de esta obra es a las terrazas, ya que aunque los andamios tengan únicamente sesenta centímetros de anchura, se van a emplazar donde ahora están los veladores, elementos esenciales para estos negocios. El hecho de hacerlo ahora por medios lados implicará que, en vez de molestar durante dos o tres meses a todos los negocios de una zona, se les moleste por la mitad de tiempo primero a unos y luego a otros.
En cuanto al fondo del asunto, lo que se va a hacer, tiene que ver con tres aspectos. Primero, la Plaza Nueva necesita un arreglo porque lleva décadas sufriendo filtraciones en las fachadas desde el balcón corrido del primer piso, donde el agua se queda estancada. Es algo que hay que atajar para evitar más daños al inmueble y que los problemas lleguen al techado de los soportales, uno de los puntos con mayor vida social de la ciudad.
También hace falta un diagnóstico, no sea que esos aportes ya hayan llegado al techado de los soportales y haga falta una intervención más importante. De manera paralela a todo esto, el Ayuntamiento de Bilbao va a aprovechar el momento para reorganizar las terrazas que ocupan parte del espacio público. Esto último tiene como finalidad adaptar cada velador a los derechos que tiene cada establecimiento hostelero (algunos saldrán perdiendo y otros ganando) y garantizar las vías de evacuación.
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