La obra para modernizar la carretera a Artxanda arrancará en septiembre

Pues bien, de eso se encargará la Diputación y los trabajos arrancarán en septiembre, según fuentes forales. El asunto va con bastante retraso porque la primera licitación de estas obras quedó desierta. Ahora, en el segundo intento, está a punto de adjudicarse tras salir con un presupuesto base de licitación de 1,45 millones, 200.000 euros más que en la primera tentativa.

Los trabajos se prolongarán durante ocho meses en tres zonas muy concretas: a la altura de la vieja pista de hielo de Nogaro; junto al colegio Trueba; y en El Gallo, donde la BI-3741 se junta con la BI-3742 que da acceso a la carretera de Santo Domingo. En los tres casos las actuaciones incluyen pasos de cebra y zonas peatonales.

Tiene todo el sentido del mundo porque la idea es convertir toda la carretera en una vía semipeatonal, con velocidad limitada para el tráfico rodado, salpicada de miradores... Con las tres rotondas que, previsiblemente, arrancarán en septiembre, se ponen los cimientos de toda esa filosofía. Luego, será el Ayuntamiento de Bilbao quien continúe con el trabajo en el resto de la carretera: haciendo los miradores, continuando con el reasfaltado, las zonas peatonales...

Porque, hay que recordarlo, la BI-3741 es de titularidad municipal desde el pasado mes de diciembre, cuando la Diputación se la cedió a la ciudad. Eso sí, con el compromiso de entregársela con las glorietas terminadas, que es en lo que está.

Luego, cuando los accesos estén en condiciones, quedará por delante lo más importante: buscarle un futuro a Artxanda. El Ayuntamiento lleva mucho tiempo tratando de encontrar alternativas para reverdecer glorias pasadas en el mayor parque urbano del municipio. Se quiere un uso de ocio saludable, familiar, diurno... ¿Por ejemplo? No hay respuesta. Ya para el pasado mes de octubre existía el plan de presentar a los vecinos de la zona un documento con diferentes posibilidades, pero nada se ha sabido.

También es cierto que se trata de un proyecto muy ambicioso en el que van a tener que implicarse más administraciones con competencias en la zona. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Sondika. O la propia Diputación, que sigue siendo propietaria del suelo donde funcionaba el extinto parque de atracciones, un emplazamiento para el que ahora mismo no hay plan alguno, seguramente a la espera de diseñar un planteamiento más global.