Nunca antes habían nacido tan pocos niños en Bilbao

La caída de la natalidad, el aumento de muertes y el frenazo de la inmigración provocado por la pandemia reducen la población hasta las 347.000 personas

Domingo, 5 de septiembre 2021

Si se echa un vistazo al largo plazo el panorama ofrece bastantes dudas. Los bebés que están naciendo ahora serán los encargados de tirar del carro dentro de un par de décadas, cuando muchos miles de cuarentones se jubilen. El problema es que nunca habían ... nacido tan pocos niños en Bilbao como el año pasado. En 2020 se registraron 2.232 alumbramientos en la ciudad. Es la cifra más baja de la serie histórica que ofrece el Servicio Vasco de Estadística (Eustat) y que se remonta a 1975. Aquel año, por cierto, nacieron 7.772. Los cuarentones de hoy en día.

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No hay que esperar décadas para notar los efectos de esta situación. Es en buena medida responsable de que la población de la ciudad haya bajado en el último año de los 350.000 habitantes que había reconquistado hace poco. En concreto, se ha quedado en 347.000, según datos del padrón consolidado facilitados por el Ayuntamiento. Un gran desplome en solo doce meses.

Lo cierto es que hace mucho tiempo que los fallecimientos superan a los nacimientos en la ciudad. En el último año, frente a los 2.232 alumbramientos mencionados, hubo 4.512 defunciones. Es la cifra más alta de la serie histórica y no sólo tiene que ver con que tengamos una población muy envejecida, sino también con los efectos terribles de la pandemia.

«Seguimos teniendo un problema para incorporar a cierta población joven al sistema socioeconómico»

Capital humano

Hasta el momento este saldo negativo entre quienes vienen y quienes se van era compensado con la llegada de inmigrantes. Pero en 2020, también por efecto de la pandemia, se truncó ese flujo migratorio. Según los datos facilitados por el Ayuntamiento durante el año pasado recalaron en la capital vizcaína 3.207 personas de otros países. Muy lejos de las 6.458 de 2019, o de las 5.252 del ejercicio anterior. En total, los extranjeros empadronados en Bilbao son 34.878, «esto es un 10,05% de la población total», explican fuentes municipales.

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Muchos expertos llevan tiempo advirtiendo de que es necesario trabajar en la integración social de personas de otras nacionalidades, con especial mención a los jóvenes, porque de ellos va a depender en buena medida el futuro de la ciudad. «Seguimos teniendo un problema para incorporar a cierta población joven, como a los menas, al sistema socioeconómico», opina Roberto San Salvador del Valle, director de Deusto Cities Lab. Hay por las calles de Bilbao un montón de chavales que hablan idiomas, que son unos supervivientes, y que idealmente deberían ser parte de la solución, y no un problema.

Otra variable es cómo se prepara la ciudad para atender a una población más envejecida. «Hay que adaptar los servicios para garantizar la calidad de vida de la gente», apunta Juan Ibarretxe, concejal de Acción Social. La cuestión demográfica es «aplastante», admite, y hacer viable al sistema de pensiones es algo que excede con mucho las competencias municipales. Sí es cosa suya adaptar los servicios públicos a las necesidades de la ciudadanía. ¿Cómo? Por ejemplo, con ayudas de emergencia (AES), que este año se han aumentado hasta los ocho millones, frente a los 4,9 de 2020 (fundamentalmente para paliar los efectos de la pandemia). O con programas para detectar y problemas de soledad, como Mirada Activa. O, en el ámbito de las obras, mejorando la accesibilidad tanto a ciertas zonas de la ciudad como a los propios edificios de un parque de viviendas que, igual que la población, envejece.

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