Dos nuevos robos en tres días ponen en alerta a los restaurantes de Bilbao

Tras algunas semanas de «relativa tranquilidad», la desconfianza ha vuelto a apoderarse del gremio durante las fiestas navideñas con dos nuevos robos cometidos en solo 72 horas. El primero tuvo lugar en la madrugada del pasado 26, en el Indusi, en pleno corazón de Indautxu, mientras que el segundo se produjo en la noche del sábado al domingo. Agentes de la Ertzaintza detuvieron a dos hombres de 39 y 22 años como presuntos autores de un robo con fuerza. A uno de los arrestados se le implica también en otro hurto con violencia registrado esa misma noche en la Plaza Jado.

La detención tuvo lugar alrededor de las cuatro de la madrugada después de que una patrulla de seguridad ciudadana fuera alertada tras saltar la alarma en un local de Abando. Tras personarse, los agentes comprobaron que la puerta del mismo había sido forzada y que el interior se encontraba bastante revuelto.

Los autores del robo se llevaron la caja de caudales, aunque el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco declinó concretar la cantidad sustraída. Tras efectuar una inspección por las inmediaciones, la Ertzaintza procedió a la identificación de dos varones de características similares a las aportadas por varios testigos. Instantes después, fueron arrestados. Uno de ellos sustrajo esa misma noche en la zona del Ensanche un teléfono móvil a un ciudadano al que golpeó originándole diversas contusiones, por lo que precisó asistencia sanitaria.

El robo en este restaurante de Abando guarda enormes similitudes con el que padecieron solo tres días antes los responsables del Indusi, un histórico de García Rivero. Los delincuentes, encapuchados, destrozaron la persiana, rompieron parte de la cristalera y se llevaron cerca de 400 euros. Además, en el botín figuraba una tablet, que la Policía ha podido recuperar. «No solo es la avería que te causan, sino el disgusto que te provocan y que no se te pasa tan fácil», explicó a este periódico la encargada del restaurante, que reconoce «la angustia» que vive un sector que no es ajeno a la oleada de robos que sufren otras zonas de la villa, como el Casco Viejo y Uribarri. «Está bastante revuelto el panorama», lamenta.