Mil autobuses al día circularán por la nueva Termibus desde el día 29

Luis López

Miércoles, 20 de noviembre 2019, 09:55

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Una estación de autobuses es algo parecido al recibidor de casa: ambos espacios hacen como de tarjeta de presentación. Aquí, mi reino. Pues la de Bilbao lleva más de veinte años sin estar a la altura de la ciudad. En 1996 se abrió la vieja Termibus con vocación de provisionalidad, y el apaño se cronificó hasta 2017. Fue entonces cuando arrancaron las obras de la nueva estación, que ahora se va a llamar Bilbao Intermodal. En aquel momento, hace ya dos años y medio, la parada de los buses se llevó a la parcela de ahí al lado, donde va a levantarse la quinta torre de Garellano. Más provisionalidad.

Hasta ahora. Al fin, tras sucesivos retrasos y un poco de misterio, el Ayuntamiento ha anunciado su plan para estrenar el nuevo equipamiento, uno de los más deseados y más potentes de los proyectados en la villa. Esta será una especie de apertura progresiva, de presentación por partes. Como para dar la mayor proyección pública posible a una obra tan largamente esperada.

La fecha clave es el viernes 29 de noviembre. Ese día comenzarán a entrar y salir los autobuses de la nueva estación. Unos mil al día. La mitad será privados, y la otra mitad de Bizkaibus. La utilizarán cinco millones de pasajeros al año, según la previsión municipal. Eso supone una cifra de usuarios similar a la del aeropuerto de Loiu. Sin embargo, su capacidad operativa es bastante mayor y asciende hasta los 7,5 millones de usuarios anuales.

Pero no habrá que esperar hasta el viernes de la próxima semana para ir conociendo la intermodal, para tener los primeros contactos con ella. Este jueves se presentarán en el Ayuntamiento todos los detalles de la estación «así como las cuestiones referentes al desarrollo e impacto de la obra y su puesta en servicio», anunció este martes el equipo de gobierno liderado por Juan Mari Aburto. El acto tendrá lugar en el Salón Árabe, el de las grandes citas.

La siguiente entrega será el miércoles de la semana que viene, día 27, cuando se inaugurará formalmente el equipamiento. Lo hará el alcalde y los concejales Alfonso Gil y Asier Abaunza. El primero, como titular del área de Movilidad, controlará la infraestructura una vez que comience a funcionar; y el segundo, responsable de Obras, es quien ha llevado las riendas de su construcción.

Luego, durante dos días, la nueva Termibus estará abierta al público «para que toda persona que así lo desee pueda recorrer sus instalaciones», avanzan desde el Ayuntamiento. Para conocer de cerca a la criatura. Por último, y como queda dicho, entrará en servicio el viernes 29.

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Si se fija usted en la foto de aquí arriba tomada este martes notará que ese sitio no tiene aspecto de estar en plenas condiciones de uso para la semana que viene. Eso es porque lo que comenzará a funcionar entonces es la estación soterrada, bajo el nivel del suelo. Se podrá acceder a ella, pero continuarán los trabajos en la plaza -de 7.500 metros cuadrados- y también en los edificios en superficie, donde habrá un hotel y una residencia de estudiantes.

Lo bueno de esta estación es la intermodalidad, porque en el entorno confluyen tanto el metro como los trenes de cercanías, el tranvía, autobuses urbanos y taxis. También se instalará un punto de préstamo de bicicletas públicas. Y en las plantas -3 y -4 habrá parkings con capacidad para medio millar de coches. También existe espacio para dos cafeterías, instalaciones de alquiler de vehículos, tiendas de conveniencia... La superficie comercial total del complejo será de 8.000 metros cuadrados. Y el trasiego del día a día que generarán las 30 dársenas supondrá la creación de 25 empleos directos y 75 indirectos.

El tajo para llevar a cabo semejante infraestructura ha sido enorme. La excavación ha supuesto la retirada de 370.000 metros cúbicos de tierra (cantidad similar a la removida para abrir el canal de Deusto y convertir Zorrozaurre en isla). Además, en la obra se han utilizado 142.000 toneladas de hormigón y 4.500 de acero corrugado.

Todo ello ha costado en torno a 22 millones de euros que ha asumido la empresa concesionaria, la Sociedad Intermodal Bilbao S.L. Será ella quien explote la instalación durante las próximas cuatro décadas para recuperar la inversión. Pasado ese tiempo, la titularidad será municipal. El Ayuntamiento optó por esta fórmula para evitar semejante desembolso, aunque se ha mantenido vigilante durante las obras, y también lo hará después, porque estamos ante un equipamiento público fundamental.