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Apenas consiste en arrebatar 100 metros al tráfico rodado para concedérselos a los peatones, pero la eliminación de la actual rotonda de la plaza Euskadi ... encierra muchas otras aristas que no escapan a la visión de los expertos. Inaugurada en 2011 con la firma de la paisajista Diana Balmori, la glorieta dará paso una década después a una gran curva abierta en forma de herradura delante de la Torre Iberdrola y permitirá un acceso más 'verde' al Museo de Bellas Artes tras la ampliación de Norman Foster. Un considerable cambio urbanístico que ya ha sido avalado por el Ayuntamiento de Bilbao, pero que divide a reconocidos arquitectos y urbanistas vizcaínos por las consecuencias que puede generar para la fisionomía de la ciudad.
Eugenio Aguinaga - Coautor del Master Plan de Abandoibarra
El enfado de Eugenio Aguinaga es monumental y no trata de ocultarlo. Es más, dice estar dispuesto a tener un cara a cara público con Norman Foster para ahondar en su postura contraria al proyecto. Coautor junto a César Pelli y Diana Balmori −ambos ya fallecidos− del Master Plan que trazó las formas de Abandoibarra a finales del pasado siglo, califica la reforma de la plaza Euskadi como «una barbaridad de libro» porque rompe con el planteamiento original. «Cuando redactamos aquel plan, dejamos que fuera la propia ciudad la que dictara la solución. Continuamos la trama cuadriculada con plazas que caracteriza El Ensanche y por eso la de Euskadi tiene una clara herencia genética que la hace circular, aunque luego tenga forma elíptica. Querer cambiarla ahora significa que no han entendido Bilbao», critica.
El arquitecto de Neguri, autor del bloque residencial gris de la plaza que también da hacia el Guggenheim, advierte de que es «un punto conflictivo para el tráfico» que solo se puede solucionar con la actual rotonda: «Una curva así retuerce el tránsito de una forma antinatural». Además, considera que la extensión del parque de Doña Casilda «rompe innecesariamente su geometría». Así, Aguinaga carga contra lo que considera «una provocación» de Foster y censura el «silencio» del Colegio de Arquitectos al respecto. Al Ayuntamiento, por su parte, le reprocha no haber sido consultado ni atendido sus llamadas.
César Azcárate - Arquitecto del estadio de San Mamés y el BEC
La transformación de una rotonda en una curva con forma de herradura, recuerda César Azcárate, no es una fórmula nueva en Bilbao: «Ya se hizo lo mismo en la plaza Arriquíbar para facilitar el acceso a La Alhóndiga, un equipamiento cultural con mucha importancia para la ciudad. El tiempo ha demostrado que funciona bien, así que no veo por qué no se puede hacer con el Bellas Artes». El arquitecto de San Mamés y el BEC, entre otros, valora que el proyecto reste espacio a la calzada para dárselo a las aceras y las zonas verdes: «Las ciudades del siglo XX fueron pensadas para el coche, pero la realidad del XXI le corresponde al peatón. Creo que esta es una solución coherente con esa idea».
Azcárate precisa que el Master Plan de Abandoibarra «ha sido todo un acierto» para el desarrollo urbano de Bilbao, pero eso no quita que sea susceptible de hacerle algunos cambios: «Modificarlo para mejorarlo o adaptarlo es perfectamente legítimo. Las ciudades están en continua evolución». De igual forma, desestima cualquier tipo de servilismo hacia Norman Foster por parte de las autoridades bilbaínas. «Yo lo que veo es admiración por su trabajo. Es un genio con una gran visión», dice el socio de ACXT/Idom y profesor asociado en la Universidad de Navarra.
Carmen Abad - Arquitecta del hotel Miró, a 50 metros de la plaza Euskadi
A Carmen Abad le parece loable la intención de que el Bellas Artes recupere su entrada original y que se aumenten las zonas verdes al eliminar parte del tráfico rodado, aunque advierte de que «estamos ante una decisión que se tomó en su día y cuyo fruto resulta difícil de alterar». La arquitecta del hotel Miró, a tan solo 50 metros de la plaza Euskadi, observa que «rellenar de césped parte de este anillo parece muy sencillo, pero lo que deja es un vial muy forzado y la huella anacrónica de una plaza» que, por otra parte, «nunca ha logrado convertirse en un lugar para estar más tiempo que el necesario para cruzarla».
De esta forma, Abad apuesta por «hacer un estudio mucho más profundo» y plantea un concurso abierto en el que todos los arquitectos que conocen Bilbao puedan aportar sus ideas para enriquecer la propuesta de Foster: «En esta carrera mediática global en la que estamos inmersos, me gustaría recordar que también hay muy buena arquitectura de proximidad, de la gente y para la gente». Respecto a los cambios del tráfico, se muestra escéptica: «Espero que alguien me explique cómo podré ir en coche de Mazarredo a Elcano sin derrochar emisiones de CO2 cruzando dos veces el puente de Deusto para cambiar de sentido».
Javier Cenicacelaya - Catedrático de Arquitectura en la UPV/EHU
Defensor incansable de un grado de protección integral para El Ensanche −en su opinión, «el de mayor calidad de España»−, Javier Cenicacelaya asegura que la reforma de la plaza Euskadi ahonda en una larga lista de errores arquitectónicos y urbanísticos en pleno centro de Bilbao: «Algún día se publicará un libro que deje constancia de todos estos despojos, fruto del desguace de operaciones con una total ausencia de reflexión y sensibilidad, y realizados por auténticos depredadores que de facto parecen odiar nuestra cultura. El Ensanche está al albur de responsables sin criterio y en un sistemático proceso de degradación».
El experto sostiene que la operación planteada por Foster «no tiene sentido» en ese lugar. «¿Por qué circular a lo largo de una calle curva en vez de por una rotonda?», se pregunta. En sí, considera que a la plaza «le falta definición» debido a sus grandes dimensiones, por lo que pide que este tipo de propuestas tengan una mayor reflexión. Bajo su punto de vista, la solución aplicada en Arriquíbar «destruyó uno de los elementos propios de la configuración de El Ensanche y relegó una de las fuentes más elegantes de Bilbao a un mero despojo».
Asier Santas - Arquitecto y profesor en la Universidad de Navarra
Las escuelas en las que se forman los futuros arquitectos llevan años enseñando que las ciudades restarán espacio al coche de manera irremediable, por lo que a Asier Santas, profesor de la Universidad de Navarra, «toda decisión que dé prioridad al peatón» le parece «sensata». Incluso si para ello hay que reformar una plaza construida hace menos de una década. «Es un principio del diseño urbano del siglo XXI. La tendencia es eliminar barreras del tráfico rodado a favor de los viandantes», apunta el arquitecto bilbaíno.
En todo caso, Santas cree que «se podrían pensar otras alternativas para la zona» que no pasaran necesariamente por una curva tan abierta. «No soy ingeniero vial, pero tal vez se podría conseguir algo parecido con otro tipo de trazado o cambiando el pavimento para que los vehículos circulen más lento», propone. Aun así, reduce el impacto que los cambios en la plaza pueden suponer para la fisionomía de El Ensanche: «Mucho más lo tuvo la Torre Iberdrola, ya no a escala local, sino también regional. Esta es una actuación puntual que solo afecta a una zona muy localizada».
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