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La llegada del Tren de Alta Velocidad transformará de manera radical el centro de Bilbao. Los expertos coinciden en que la ciudad encara una oportunidad única para una nueva modernización de su corazón urbano. Es un proyecto a largo plazo. Se estima que, aunque los convoyes puedan arribar a la capital vizcaína en 2034, el plan completo no estaría finalizado antesde 2040. Porque el desembarco del TAV conlleva muchas implicaciones: urbanísticas, sociales, relacionadas con la construcción de un millar de nuevas viviendas, posible conexión con la Línea 4 del metro, el cierre del anillo tranviario... Y dentro de estos cambios, la futura estación de ferrocarril juega un papel capital.
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La terminal pasará a ser soterrada. Porque la idea ya compartida por todas las instituciones es levantar la playa de vías, lo que permitirá ganar 130.000 metros cuadrados para la ciudad y posibilitaría, sobre todo, unir dos barrios que han estado secularmente separados por la brecha ferroviaria: Abando y Bilbao La Vieja. Es una ocasión inmejorable para coser la urbe. El reto es mayúsculo. Sobre todo, por su complejidad técnica. En una parcela relativamente pequeña hay que encajar edificios de viviendas, un parque público, 18 vías, ocho andenes (cuatro para la alta velocidad y otros cuatro para los trenes de Cercanías), zonas comerciales, infraestuctura de servicio, una base de mantenimiento de trenes, enclavamientos ferroviarios, un centro de control, el enlace con el metro, oficinas... Hay un equipo de expertos que lleva trabajando en su diseño desde septiembre de 2023. La ingeniería bilbaína Idom cobrará 7,7 millones de euros por dejar todos los aspectos técnicos bien atados de cara a la posterior ejecución de la obra.
La compañía asumió el desafío hace 18 meses con un plazo de cinco años para acabar la encomienda. Hasta la fecha, no había trascendido apenas ningún detalle de lo que los ingenieros y arquitectos han perfilado en el último año y medio. Sin embargo, a comienzos de la semana pasada, en una charla en el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, el máximo responsable de diseño de estaciones de la empresa pública Adif, Pablo Martínez Mendizábal, desveló el primer boceto de la futura estación de Abando.
Se trata de un diseño que no será el definitivo, pero que sí constituye la idea que guiará a los especialistas en adelante. La hoja de ruta dibuja una terminal abierta, con salas diáfanas y con grandes espacios interiores. Un espacio que conserva la fabulosa y querida vidriera y parte del histórico tejado de la zona de embarque. Tendrá tres niveles soterrados diferentes. Una configuración que hace hincapié en esa vocación de eliminar la trinchera y habilitar nuevos espacios para la convivencia. Sobre todo en la calle Bailén y en la Plaza Olavarri, que son actualmente dos focos de conflicto e inseguridad.
«Lo que presento hoy aquí –dijo Martínez Mendizábal– es el trabajo de muchísima gente, durante muchísimo tiempo». El responsable de Adif afirmó que se está avanzando en el proyecto «con mucha ilusión». Tuvo elogios para Idom, porque es una ingeniería «que conoce Bilbao a la perfección y así da gusto». Y tampoco ocultó que la encomienda es, en algunos momentos, abrumadora: «Está costando sangre, sudor y lágrimas porque el espacio disponible para que todo encaje es escaso». Y añadió:«Hay montones de instalaciones que hay que mover y todo esto tiene que seguir funcionando mientras hacemos las obras. Porque nuestro propósito es que no se afecte a la explotación ferroviaria o, si finalmente es necesario, que sea lo menos posible».
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Martínez Mendizábal hizo un análisis rápido pero contundente de cuál es la actual situación y el problema que divide el corazón de Bilbao. «Partimos de que la actual estación está encajonada y está impidiendo que la ciudad se relacione. Es claramente una barrera entre los dos barrios», planteó, en un acertado diagnóstico.
El experto explicó la solución adoptada por los ingenieros para romper definitivamente esta trinchera. «Eliminaremos los muros ciegos (alcanzan una altura en algunos puntos de siete metros)y ese primer nivel será muy transitable y luminoso», planteó. De esta forma, las calles Hurtado de Amézaga, Bailén y la plaza Olavarri estarán mucho más cerca, porque la estación es permeable y se quiere integrar en ese área «de parque y de comunicación peatonal, haciendo una zona continua para el paso de los viandantes». En este sentido, el trabajo de Idom resulta muy natural e intuitivo. «Esa planta baja, la de la vidriera, se trata de un espacio muy transversal que conecta perfectamente con la ciudad: uno se cuela desde las calles aledañas andando por las diversas entradas. Poco a poco vas caminando y te encuentras con la estación», destaca el responsable de Adif, que también aplaude la sencillez visual para el pasajero, ya que desde la propia vidriera, el usuario podrá descubrir los tres niveles subterráneos a los que podrá acceder:los cuatro andenes para Cercanías, un piso intermedio que hará las funciones de embarque para la alta velocidad y ya, en la última planta, los trenes rápidos propiamente dichos.
En las entrañas de la futura estación también habrá una bolsa de taxis, dos sótanos de aparcamiento y una zona de 'drop-off' o 'kiss-ride' (términos anglosajones que determinan esos espacios en los que los conductores se detienen nada más que unos segundos para besar y despedir a sus familiares que emprenden un viaje).
Porque esta es otra de los novedades que ahora sale a la luz. Los accesos por coche a la estación no serán por Hurtado Amézaga ni estarán cerca del corazón de la terminal. La entrada y salida del parking subterráneo y de la citada zona soterrada de parada se hará por la calle García Salazar. «Se pretende reducir el tráfico en Hurtado de Amézaga porque somos conscientes de que, en el futuro, va a haber un volumen importante de viajeros y no queremos generar atascos en el entorno más cercano a la estación», valora Martínez Mendizábal. «Además, esa calle canaliza el tráfico que llega de la autopista A-8 y de la carretera nacional». El responsable de Adif desveló que están trabajando ya con el Ayuntamiento de Bilbao para abordar este asunto y ofrecer una buena solución. «Vamos por buen camino», añadió, en presencia de Asier Abaunza, concejal de Planificación Urbana, que también ofreció un análisis de cómo el proyecto transformará la ciudad.
Al hablar del tráfico y de los aparcamientos, Martínez de Mendizabal ofreció los datos con los que trabaja Idom sobre la afluencia de pasajeros. Actualmente, la media diaria de viajeros de larga y media distancia en Abando es de 1.777. «Pensamos que este flujo se va a multiplicar por veinte en el futuro». Para 2035, cuando la alta velocidad ya se pueda coger en Bilbao y no en Basauri, los expertos creen que habrá una media de 27.714 clientes. Y, para 2.050, se espera crecer hasta los 32.175, lo que arrojaría un balance anual de casi 12 millones de personas transportadas en el medio y largo radio. A esto habría que añadir los 34.500 que se esperan en las líneas de Cercanías por jornada.
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