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E. C. B.
Lunes, 27 de septiembre 2021, 01:43
Barcelona tampoco puede con los botellones. Una nueva noche de fiesta juvenil, esta vez en las playas de la ciudad y con aspecto de macrobotellón, se saldó con un total de 30 detenidos y 39 heridos. En los arenales apenas cabía un alfiler. Miles de ... jóvenes se acercaron al borde del mar para celebrar La Mercè, pero ellos, según la Policía, tuvieron la 'no fiesta' en paz. Esta vez, las quedadas nada tuvieron que ver con los disturbios.
En la mente de los presentes, chavales y Policía, pervivía aún el recuerdo de la velada anterior, que acabó convirtiéndose en una enorme trifulca. Unos 40.000 jóvenes se habían concentrado en el entorno de la plaza de España y la avenida de María Cristina para celebrar una gran fiesta que acabó con altercados. Hubo coches y motos quemados, 22 detenidos y 34 heridos y 14 jóvenes atendidos por los servicios sanitarios por cortes.
Esa segunda noche de las fiestas de La Mercè acabó de la peor forma posible. Hubo carreras y lanzamiento de botellas por parte de los jóvenes contra la policía, peleas con heridos, ataques con arma blanca. Los destrozos del mobiliario urbano se multiplicaron. El objetivo para la Policía Municipal y los Guardia Urbana y Mossos d'Esquadra era ayer que esas escenas no se repitieran. Por encima de todo, vigilancia y control.
Lo lograron en parte. El primer día de macrobotellón reunió, según estimaciones policiales, a unos 15.000 chavales, mientras que la noche del viernes al sábado esa cifra se multiplicó casi por tres. El sábado, sin cifras oficiales, se sabe que otra vez fueron miles los jóvenes de entre 18 y 20 años que se reunieron en torno a las playas.
Con el ocio nocturno cerrado para combatir el coronavirus, playa, botellón y vaso de plástico, se convierten en estas fechas de La Mercè sin fiestas en la disculpa ideal para este tipo de grandes quedadas. Con la plaza de España y su entorno blindado por la Policía, los jóvenes buscaron su propia alternativa.
La palabra clave que corrió por los móviles la tarde del sábado fue 'Bogatell', que es una de las cuatro playas de la ciudad. La juerga, sin embargo, tuvo como escenario las cuatro calas, no solo una. Pero esta vez la noche transcurrió tranquila.
No hubo presencia policial, ni carreras, ni peleas. Los chavales llegaron en un goteo constante hasta las dos de la madrugada y, a partir de las cuatro, las playas comenzaron a vaciarse. Durante la noche, hubo robos con violencia y actos vandálicos, como quema de vehículos o roturas de escaparates y pillaje. Pero los Mossos d'Esquadra lo atribuyen a «oportunistas», no al macrobotellón.
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