Rosa Echevarría empezó a trabajar con 21 años en chuches 'Fernando'. l. g.

«Muchos niños han aprendido a sumar comprando golosinas aquí»

Rosa Echevarría bajará la persiana este mes a la tienda de chucherías de Galerías Isalo, una de las primeras de Bilbao

Domingo, 21 de noviembre 2021, 00:07

Rosa Echevarría bajará a finales de mes -«no sé si el 27 o el 30», duda- la persiana de 'Fernando', una de las primeras tiendas de gominolas que funcionó en Bilbao. Se jubila tras cumplir medio siglo al frente de uno de los comercios más ... populares de la villa. Con solo 21 años tomó las riendas del negocio que montó su suegro, Antonio, en Pozas, justo en la entrada de Galerías Isalo. Una tienda alargada y muy estrecha por la que ha desfilado casi todo Bilbao.

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Dice que este medio siglo se le ha pasado en un suspiro. Que lo que más le ha gustado ha sido disfrutar de la «sonrisa y ternura» de los niños que se acercaban a pedir chuches. «Aquí han aprendido muchos a sumar. Venían con sus pesetitas y me preguntaban: '¿Cuántas cosas me da con esto? ¿Hasta dónde me llega? Aprendieron a saber también lo que daba de sí el dinero», evoca Rosa, que nunca se imaginó una vida de tendera.

Pero su suegro le cambió de idea. «Me dijo '¿montamos una tienda?' Y yo, que siempre había trabajado en una oficina y esto me caía muy grande... ¡Fue una de las decisiones más rápidas que he tomado! Dije que sí y estoy encantada», agradece.

En todo este tiempo ha vendido de todo. «Siempre cosas muy pequeñas», remarca. Chicles, caramelos, frutos secos, gominolas, regalices, chocolatinas, bombones... «Hay que tener de todo. No puedes dedicarte a una sola cosa», detalla. También vende juguetes pequeños, pero, sobre todo, se ha dedicado a endulzar la vida de los bilbaínos.

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De pequeños y grandes, porque «gustan a todos». «Las chuches son una alegría y no tienen edad. ¿Quiénes vienen por aquí? Todo el mundo. Pasan niños, padres, abuelillos y hasta el señor encorbatado que te compra un chicle de 5 céntimos», asegura. Ha despachado toneladas de pulpos, moras, ositos, fresas, tornillos, monedas, «torpedos de toda la vida», con regaliz dentro... Y, por supuesto, los sugus y caramelos de eucaliptus, los dulces de Solano, «con sabor a café con leche, menta, fresa, limón», el apiñonado de siempre... Un mundo de color y sabor que le ha servido para tratar con multitud de gente. «He conocido a todas las familias porque hoy todo el mundo vende chuches, pero entonces solo estábamos Rosines, también en Pozas, que ya se jubiló, y nosotros. Nadie más».

Álex de la Iglesia de niño

Su vida no solo ha consistido en ver pasar gente. Casi se siente una madre. «Puedo decir que he criado a todos los niños de Indautxu», subraya emocionada. Recuerda que de pequeño atendió muchas veces al director de cine Álex de la Iglesia. «Cuando venía era muy detallista», precisa. También ha servido a Jorge Fernández, Anne Igartiburu, Ainhoa Arteta...

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No ha parado. Antiguamente abría todos los domingos y festivos. También el día de Navidad, el de Año Nuevo y Reyes. «Y el 7 de enero. Abríamos un poquito más tarde, pero abríamos», recuerda. Solo hay una cosa que ha llevado muy mal Rosa, que luce tres jerséis superpuestos. «Es un negocio muy bonito quitando los días de frío. Cuando hace frío, aquí te mueres, pero compensa muchísimo. La alegría de un niño cuando le enseñas unos 'aspitos'... Le cura todo, el hambre, el lloro... Le das esto y no veas cómo se le ilumina la cara», afirma.

Pero a Rosa le ha llegado la hora de la jubilación. Ya se lo dice más de un cliente: «Ahora a vivir, que jubilación viene de júbilo». Poco le queda. Cerrará el 27 o el 30 de noviembre.

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