Ugao honra a sus trabajadoras

Iñigo Agiriano

Ugao-Miraballes

Viernes, 21 de marzo 2025, 13:22

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Desde 1902 hasta 1964, Ugao-Miraballes albergó una fábrica de yute en la que trabajaron mujeres en su gran mayoría. Sin embargo, eran pocos los recuerdos o archivos históricos que había en el pueblo sobre ella. Con el objetivo de rescatar del olvido el papel de aquellas mujeres, desde el área de Igualdad del Ayuntamiento se planteó la posibilidad de realizar una investigación. En el año 2023 el Consistorio sacó a licitación pública una beca con este propósito, y la opción escogida fue la de Josu Hernando, profesor de historia en la facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU y sus colaboradores, Belén Alcalde, Susana Serrano, Jose María Beascoechea y Jon Aldabaldetreku.

«En cuanto al proceso de investigación, el libro se divide en dos partes», señala Hernando. «Por un lado, desde la creación de la fábrica hasta los años 50 la información que encontramos en el archivo foral de Bizkaia era muy extensa. Sin embargo, a partir de ahí hasta su cierre la cantidad de documentos disminuía notablemente y para esa época hemos utilizado los testimonios de las trabajadoras que aún viven».

A principios del siglo XX, Pedro Echeguren se unió con Ricardo Power, un empresario vasco de origen irlandés que tenía una fábrica de yute en La Peña. Juntos crearon la sociedad Power-Echeguren e inauguraron una segunda factoría en Ugao-Miraballes. Esta se ubicaba en la zona cercana al actual cementerio, aunque gran parte del terreno que ocupaba no existe hoy en día tras la reestructuración del río que se hizo después de las inundaciones. En la década de los 60, los problemas económicos derivados de la gran competencia internacional en la producción de yute provocaron que la fábrica se integrase en otra empresa llamada 'Ibérica de Envases', que procedió a cerrar varias de sus sucursales, entre ellas la de Ugao-Miraballes en 1964.

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Durante su trayectoria de más de sesenta años, la fábrica albergó entre 170 y 300 trabajadores, de los cuales más del 80% eran mujeres. «No así en los puestos más altos en la jerarquía, ocupados completamente por hombres que cobraban el triple que ellas» explica Hernando. Eran, además, muy jóvenes, con edades cercanas a los catorce años, un hecho que como destaca el profesor «era habitual en las industrias vascas, especialmente en las textilerías y tabacaleras».

El yute es una planta cuyas fibras son muy útiles para diversos productos. «Las mayores plantaciones se hallaban en India. Las trabajadoras debían humedecer el producto para después hilarlo e introducirlo en carretes», detalla el investigador. «Aquí en Bizkaia tenía dos grandes usos: los sacos y las suelas de las alpargatas».

La fábrica se organizaba en dos turnos de trabajo, uno de mañana y otro de tarde, con unas ocho o nueve horas de duración, durante seis días a la semana. «La labor que realizaban era muy exigente», explica. A pesar de las duras condiciones, las mujeres de la fábrica también supieron encontrar momentos de diversión. «Eran niñas, al fin y al cabo, por lo que era habitual que cantasen mientras hacían su labor o que saltasen a la cuerda en los descansos». También mostraron ingenio con algunas estrategias para intentar reducir su jornada. «Una de las partes más bonitas del libro han sido todas la anécdotas que me han contado sobre estas cosas». Una vez, con motivo de una visita de Franco a Bilbao, les dieron el día libre para ir a verlo pero ellas aprovecharon para irse de compras. En otra ocasión decidieron no trabajar y la mayor parte de la plantilla se fue a San Sebastián a pasar el día. Cuando los dueños se enteraron las suspendieron de empleo y sueldo aunque una de las entrevistadas logró un justificante médico y le pagaron el día.