Según los datos que maneja Gogora, el Instituto Vasco de la Memoria, 2.194 personas –2.134 hombres y 60 mujeres– fueron víctimas mortales de la represión franquista en el País Vasco en el periodo 1936-1945. La cifra puede variar por el avance de ... las investigaciones, sobre todo las relacionadas con los asesinatos extrajudiciales, y tampoco debe entenderse como el número total de vascos ejecutados, porque muchos cayeron fuera de Euskadi. Este fue el caso de dos de los tres gudaris homenajeados este domingo en el cementerio de Arrankudiaga-Zollo.
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Ramón Azkue Gorostizaga, Ángel Egaña Mendibil y Gregorio Urkixu Alberdi tienen en común que los tres fueron fusilados, pero los dos primeros tuvieron sus paredones en Santoña y Valladolid, respectivamente, mientras que Urkixu fue una de las decenas de personas que fueron pasadas por las armas en las tapias del cementerio de Bilbao, en Derio.
Las muertes de estos tres vecinos de Arrankudiaga-Zollo fueron rememoradas ayer en un acto muy emotivo organizado por las asociaciones Betiko Lagunak Herritar Elkartea y Ramón Azkue Kultur Elkartea, al que asistieron más de un centenar de personas y en el que participaron, entre otros, el alcalde de la localidad, Txutxi Ariznabarreta, y los veteranos políticos jeltzales Iñaki Anasagasti e Iñaki Zarraoa.
Inevitablemente, la figura de Ramón Azkue tuvo más peso ayer. No solo porque era el aniversario de su fusilamiento (Santoña, 15 de octubre de 1937), sino por su relevancia histórica, dado que «fue el organizador de Euzko Gudarostea –el Ejército Vasco–, y porque está enterrado aquí, en el panteón de la familia, que fue trasladado desde el cementerio viejo», explicaba antes de iniciarse el acto Urtzi Vergara, familiar del homenajeado. «Ramón era tío de mi ama», precisó. «La primera vez que organizamos un acto relacionado con él desde la asociación fue en el 80 aniversario de su fusilamiento, en 2017», antes de que sus restos fueran localizados «y traídos aquí».
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En el homenaje de ayer «recordamos también al gudari Ángel Egaña, que aunque también fue capturado en Santoña, fue fusilado en Valladolid» el 2 de junio de 1938. «Sus restos están allí». El tercer homenajeado fue Gregorio Urkixu, «que nació en Arakaldo y vivió en Berriz», donde está enterrado. Para Urtzi «es importante reconocer, sobre todo a nivel de memoria histórica, lo que hicieron por defender la libertad». Y sus muertes «no pueden caer en el olvido. Hay que recordar estos asesinatos para que cosas así no pasen otra vez». Urtzi recuerda que en su casa la memoria de Ramón Azkue «siempre estuvo viva. Su historia era conocida y cercana, no algo que escuchabas a lo lejos o te llegaba un eco, como le ha pasado a mucha gente con sus familiares represaliados. Azkue siempre ha tenido una presencia muy fuerte en la familia».
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