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LEIRE Pérez
Martes, 14 de septiembre 2021, 23:10
Camino de los tres meses. La plantilla de Vulcanizados Zuloaga, una empresa de Zaratamo que realiza piezas de automoción y en la que trabajan más de 40 operarios, está a punto de cumplir noventa días de huelga indefinida.
La pasada Semana Santa la mayoría de los empleados decidieron alzar la voz contra sus condiciones laborales. Pidieron un convenio propio, una mejora salarial y que se revisara la antigüedad. «Cobramos poco más de mil euros al mes. Con lo que nos dan no puedo ni pagar un alquiler en Basauri. Puedes llevar casi treinta años trabajando, que cobras 50 euros de antigüedad y 55 euros por nocturnidad a la semana», explican a EL CORREO.
Primero detuvieron la producción unas horas, luego un día, después varias jornadas a la semana y «sin movimiento» por parte de los responsables de la factoría, optaron por iniciar un paro definitivo. «Nosotros queremos negociar, que la empresa funcione y trabajar aquí, pero nos sentimos fuertes, no vamos a volver a nuestros puestos hasta que no se tome en cuenta nuestra reivindicación. Aquí vamos a seguir», explica el delegado sindical, Eduardo Jiménez.
Avalan su reivindicación porque la situación de la empresa es «buena». «Han comprado un pabellón en Lemoa al que estaba previsto que nos trasladásemos, ha habido una pandemia y aquí no ha habido ni ERTE ni nada. Damos beneficios. Antes de reivindicar hemos mirado las cuentas», aseguran los empleados.
De momento, se sienten arropados y están apoyados económicamente porque se han acogido a la caja de resistencia de ELA, un instrumento solidario del sindicato que financian los afiliados y que permite pagar los salarios a los trabajadores en huelga para que así puedan continuar con su reivindicación. «Si no, no podríamos seguir», recuerdan los trabajadores.
Desde ELA, central mayoritaria, lamentan que «a la empresa no le interesa negociar. Han dicho que se van a marchar, que se van a México, nos amenazan con eso, pero aquí siguen. Es una empresa fiable y da dinero». La central ha denunciado a la compañía por «vulneración del derecho de huelga porque hay otros trabajadores en el puesto de los que no están yendo. Están haciendo funciones que no son las suyas». «Habrá juicio, pero queremos que quede claro que nosotros lo que queremos es negociar», afirman.
«Solemos estar 40 y ahora habrá 10, y de ellos solo hay dos operarios trabajando, el resto son de oficina y familiares que están haciendo nuestro trabajo. Es esquirolaje interno», denuncian los operarios. A pesar de las acusaciones, y consultados por este periódico, desde la dirección de la empresa optaron ayer por no hacer declaraciones.
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