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ÓSCAR G. MANCERAS
OTXANDIO.
Sábado, 3 de febrero 2018, 01:00
La zona más alta del valle de Arratia se despertó ayer bajo un manto blanco. Otxandio y Ubide, cobijados por los parques naturales de Urkiola y Gorbea, registraron de madrugada intensas nevadas, aunque, desde primera hora de la mañana, el trabajo de las máquinas hizo ... desaparecer de las principales vías, como la N-240 a su paso por el alto de Barazar, cualquier resquicio del temporal. Los residentes en estas localidades, en la fría muga con Álava, pudieron desplazarse hasta sus lugares de trabajo mientras dejaban atrás unas calles que sí permanecieron cubiertas durante buena parte del día. E, igual que ellos pudieron salir, también cualquiera pudo llegar allí; incluso los profesores.
Y es que las clases canceladas son el sueño de cualquier niño que tiene la suerte de vivir en pueblos de postal. «Mi hijo de 8 años me ha dicho que ojalá la andereño no pueda llegar al cole para jugar con la nieve, pero hoy en día eso ya no pasa», reía Javier Axpe, responsable de un bar ubicado junto al Ayuntamiento de Otxandio. «Últimamente, una nevada que los niños hayan podido sacar el trineo... Una recuerdo nada más», aseguraba. Pero la estampa, eso era innegable, también hacía disfrutar a mayores y, sobre todo, a las mascotas.
'Negu', invierno en euskera, regresaba junto a su dueño de dar un largo paseo. «Le encanta, tanto nieve como agua», explicaba el propietario de la perra. A mediodía, cuando el mercurio seguía marcando cero grados, volvían del puerto de Dima, donde «había espesores de unos 15 centímetros». Su alegría contrastaba con la de los trabajadores que se veían obligados a trabajar a la intemperie, como lo operarios de Iberdrola que llevan toda la semana realizando labores preventivas en el alumbrado. El de ayer, más que para trabajar, era un viernes para «tirar de manta y estar junto a la estufa», decía contundente Ángel, un vecino de Ubide que, pala en mano, limpiaba los accesos a su domicilio. «Yo quito lo de la puerta de casa porque me apetece; otros dicen que ya quitará la nieve el que la ha tirado», bromeaba. Viviendo a 570 metros, el color blanco se ve de una manera diferente, como algo «perfecto porque deja una imagen preciosa» pero que es todavía mejor si están abiertas las carreteras. Por eso, lo de ayer era «un juguete comparado con lo de hace años, que salías de casa y tenías nieve hasta más de las rodillas».
Aunque las cosas nunca son «como antes», en algunos aspectos sí se ha recuperado lo mejor del pasado, como que los propios vecinos, ante la escasez de personal municipal -tres alguaciles, uno de ellos de refuerzo-, se organicen en Otxandio para limpiar las calles. A ese trabajo sin duda ayuda que el Ayuntamiento disponga para este tipo de ocasiones de «un todoterreno con pala quitanieves, un camión de bomberos, un contrato con un tractorista que también tiene pala y una máquina pequeña para las calles». Ah, y de «muchos kilos de sal».
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