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Marina León
Miércoles, 8 de diciembre 2021, 11:53
«Las notas son un poco más negras y suenan más tristes». Así se despidieron ayer los miembros de la Sociedad Coral de Orduña de ... quien fue su director hace ya casi 40 años, Josu Soldevilla Lamikiz. «Un músico maravilloso, un virtuoso. Que la música te acompañe en este viaje y las notas bailen entre tus dedos eternamente''. No son pocas las palabras de afecto y las fotografías que a lo largo del día sembraron las redes sociales como despedida al compositor y organista orduñés, que falleció esa misma mañana de un ictus, según confirmaron fuentes cercanas a la familia.
Además de contribuir a que las mágicas voces que componen el coro de Orduña se erigieran como parte del patrimonio histórico de la ciudad, «teníamos muchos proyectos en marcha con él que se habían quedado en el aire por la pandemia y queríamos retomar el próximo año. Íbamos a preparar algo con más grupos y él nos iba a dirigir. Es algo que se va a quedar por el camino», reconoce Arantza Aguirre, actual presidenta de la entidad. «Era un enamorado de la música. Tuvimos la suerte de celebrar con él nuestro 50 aniversario, en 2019», comenta y resalta entre sus últimas creaciones «una pieza preciosa» para el 75 aniversario de la coronación de la Virgen de la Antigua. «Cuando la familia nos diga, le realizaremos un homenaje con otros músicos», añade.
«Es una pérdida irreparable para Orduña y para la música vasca en general'', asegura Juanjo Sanz, concejal del Consistorio y amigo de Soldevilla. Explica que nació ya «pegado a la música» en abril de 1948 y recibió una amplia formación musical gracias a su padre, Rafael. Con diez años ingresó en el seminario de los Trinitarios de Algorta. Posteriormente se trasladó a Salamanca a estudiar Teología, «siempre compaginó su formación académica con la música», dice Sanz. Soldevilla se marchó a completar sus estudios musicales a París. Piano, órgano, música de cámara, composición, gregoriano… «Su trayectoria da para escribir un libro», indica.
El músico, que dirigió diversas formaciones corales y se hizo cargo del coro de la catedral de Bilbao y del Biotz Alai de Algorta desde 2009 hasta 2015, donó todas sus composiciones al archivo histórico de la música vasca 'Eresbil', en Rentería. Estuvo al frente del Orfeón Duranges y acompañó con su órgano a la Sinfónica de Bilbao, la de Sevilla o la Cámara de Bilbao. Fue solista en varios festivales de todo el mundo y fundó el coro Ars Viva, la Escolanía nuestra Señora de Begoña, o el grupo Laminado, entre otros. Además, hizo sus pinitos en la música rock como miembro de Souther's o el grupo Nervión junto al euskaldun Imanol Arzabal.
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