Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Terry Basterra | leire pérez
Miércoles, 20 de julio 2022
«Estaba dormido cuando empezaron a dar golpes fuertes en la puerta. Eran los bomberos y la Ertzainza. Nos pedían a gritos que saliésemos a toda prisa de nuestras casas. Me dio tiempo a coger a la perra y el bolso. El resto... lo he ... perdido todo. Se ha quemado». Rubén Presa es uno de los nueve vecinos que fueron desalojados ayer del número 15 de la calle Estazioa de Lemoa. El inmueble en el que residía desde hace tres años sufrió un voraz incendio que acabó provocando su derrumbe. No se registraron daños personales, aunque sí cuantiosas pérdidas materiales. No quedó nada. Solo escombros. «No tengo ni un calzoncillo que ponerme», se sinceraba Presa. Su rostro reflejaba el cansancio de una infernal noche sin dormir. Eterna, de las más difíciles de su vida.
La Ertzaintza confirmó que solo una mujer tuvo que ser trasladada al hospital del Galdakao, afectada por la inhalación de humo. Sí murió un perro, que no consiguió abandonar a tiempo el pabellón. El edificio calcinado albergaba una empresa de almacenamiento y tratamiento de plásticos, un negocio de reparación y venta de coches y siete viviendas de alquiler, todas situadas en su última planta.
Los bomberos recibieron el aviso poco antes de las dos de la madrugada. Un residente en una vivienda cercana les informó de que veía fuego en la zona, aunque «no sabía concretar si se trataba de un arbusto» o afectaba a algún pabellón. Cuando se pusieron en marcha, «no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar», confesaba Mikel Gantxegi, jefe de guardia del servicio de extinción. Al llegar al lugar vieron que las llamas eran incontrolables. Lo único que se podía hacer era despertar y desalojar de inmediato a los habitantes de las viviendas superiores.
Noticias Relacionadas
L. pérez | t. basterra
l. pérez y t. basterra
El foco se había iniciado en la planta inferior del pabellón, anexo al río Ibaizabal. Según explicó Gantxegi, allí se almacenaban cincuenta toneladas de plástico. También había bidones con 4.000 litros de gasóleo, que aceleraron la combustión. Durante cerca de una hora, las llamas se mantuvieron en esta planta, pero la gran cantidad de material inflamable hizo que el fuego alcanzase una «gran carga térmica». Esto le permitió «romper el forjado» y extenderse al resto de la estructura de una «forma muy rápida». Alcanzó los vehículos del taller y los apartamentos hasta que, sobre las cinco de la mañana, el inmueble «colapsó» y se vino abajo.
Gioconda Briones
Mujer afectada
«Ha sido horrible. No sabíamos qué pasaba, solo veíamos llamas, todo ardiendo. La calle entera estaba cubierta por el humo», explicaba Gioconda Briones, una de las desalojadas, a escasos metros del escenario donde horas antes estaba su casa. Natural de Nicaragua, lleva tres años viviendo en España. «No tengo a nadie que me pueda ayudar; no he podido coger nada de ropa ni de nada. Es desolador», susurraba.
En las tareas de extinción participaron en una primera intervención 41 bomberos de los parques de Iurreta, Derio, Basauri y Zalla. Pero las llamas alcanzaron tal dimensión que se optó por desalojar también a las once personas que ocupan el edificio más cercano al siniestrado, situado a una treintena de metros. Resultó una operación preventiva, porque al final no se vio afectado.
Dada la gran cantidad de humo generada y los componentes tóxicos que se estaban quemando, Ricardo Ituarte, director de Emergencias del Gobierno vasco, explicó que «a los vecinos de Arribi les hemos aconsejado que permanezcan en sus casas y con las ventanas cerradas». El viento, de componente norte, empujaba hasta este cercano barrio una gran humareda. Durante toda la jornada permaneció cortado un carril de la carretera BI-635, aunque se dio paso alterno por el otro y el resto del tráfico se desvió por la N-240.
Saioa Elejabarrieta
Alcaldesa de Lemoa
Siete horas fueron necesarias para controlar el fuego. Para extinguirlo completamente se necesitarán bastantes más. Al cierre de esta edición aún no se había dado por sofocado. Fue preciso recurrir a empresas especializadas en el desescombro para apartar con excavadoras y grúas los materiales del edificio derruido y poder llegar con agua y espuma a la base del incendio, que permanecía activa en el sótano.
Los bomberos siguieron trabajando hasta las 21.00 horas y por la noche se mantuvo un retén «para vigilar que no se reavivasen las llamas», indicaron fuentes de la Diputación de Bizkaia. Hoy por la mañana está previsto que acudan varias dotaciones más para proseguir con las labores de enfriamiento de la zona.
El Ayuntamiento de Lemoa realojó en el hostal Amorrortu a cinco de los evacuados. Algunos llegaron sin ni si quiera la documentación. La habían perdido al salir de sus hogares a toda prisa. Vivían en el número 15 de la calle Estazioa, donde quedó enterrada una parte de sus vidas. El resto de los afectados fueron acogidos por familiares y amigos.
La alcaldesa, Saioa Elejabarrieta, avanzó que el Consistorio, en colaboración con la Administración foral y la Mancomunidad, «estamos valorando con los trabajadores sociales la situación individual de cada uno de ellos para saber cómo les podemos ayudar». Un auxilio que necesitan ahora más que nunca porque, como decía Rubén Presa, «nos toca empezar de cero».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.