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Francy Carolina Fonseca (Caracas, 1977) se convirtió el pasado 17 de junio en la primera concejala de origen extranjero no comunitario, es decir, que no ha nacido en ningún país de la Unión Europea, de Basauri. Esta venezolana que lleva afincada en Euskadi desde hace ... más de dos décadas resultó elegida, después de que su partido, Elkarrekin Podemos, obtuviese dos representantes– ella iba segunda en la lista–. Ya en los anteriores comicios municipales fue en cuarto lugar, aunque su vinculación con los morados comenzó a tomar forma en 2014, cuando el círculo de Basauri echó a andar.
«Podemos respondía a lo que yo sentía, era un movimiento social que se ha ido construyendo poco a poco y en el que me he sentido integrada y atendida», comenta al tiempo que remarca que durante estos cuatro años representará a una «coalición de izquierdas» en la que hay más partidos políticos. «Cuando me ofrecieron ir en los primeros puestos no lo dudé porque creo que hay que estar en el mundo de la política al ser aquí donde se gestiona y se hacen las leyes», afirma a este periódico.
Fonseca tiene claro cuál debe ser su papel en el Ayuntamiento basauritarra. «Igual que decimos que es importante que la voz de las mujeres esté en los espacios públicos, es imprescindible llevar la perspectiva de las personas migradas, solicitantes de asilo y refugiadas a estos espacios, somos personas que convivimos con el resto de ciudadanos, pero tenemos realidades diferentes», resume. Por ello, durante estos cuatro años se centrará en «defender y visibilizar» los derechos de estas personas y para que «los puedan tener reconocidos».
La política ha estado «siempre» presente en su vida. Licenciada en Sociología, desde muy joven se dedicó a proteger los derechos de los más vulnerables de Venezuela. Allí trabajó en una Fundación para niños y jóvenes donde se prevenía el embarazo precoz, apoyaban a mujeres en su formación y llevaban a cabo proyectos para la digitalización de las escuelas. «Siempre he tenido una vida políticamente muy posicionada en el sentido de que he luchado por garantizar los derechos de todas las personas y sobre todo de las más desfavorecidas», señala.
Llegó a Euskadi para estudiar un doctorado en la UPV, y al final decidió quedarse. «Para mí era una oportunidad porque yo no tenía allí nada que me atase, había cumplido los 24 años y estaba iniciando mi vida», recuerda. En Bizkaia pudo completar su formación al ampliar su campo de trabajo. «Empecé a ver otros temas como el envejecimiento de la población, que en Venezuela era impensable, pero además yo era una persona migrada y tuve mi primer acceso al mundo feminista, que ha marcado tanto mi vida», resume.
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