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leire pérez
Jueves, 16 de septiembre 2021, 18:25
Para una atleta como la basauritarra Mari Carmen Gartzia, acostumbrada a quemar zapatillas y a cosechar innumerables medallas en los últimos años, la pandemia ha sido «muy dura». Por eso, que en su estreno en la competición, tras año y medio limitada por el virus, haya cosechado una medalla de plata en el Campeonato de España de Medio Maratón Máster, que se disputó este pasado sábado en la localidad cántabra de Oruña de Piélagos, es una vuelta por todo lo alto. Todo un balón de oxígeno y un chute de energía tras «más de año y medio sin competir», según reconoce la corredora.
La prueba, una de las veteranas del calendario, en la que participaron 325 atletas fue muy dura por las condiciones climatológicas. A las seis de la tarde todavía el mercurio superaba los 26 grados y muchos participantes tuvieron que abandonar. Gartzia, sin embargo, aguantó como una jabata. «Estoy muy contenta», asegura. «No ha habido casi tiempo de prepararla. El recorrido era muy duro y el objetivo era solo terminar, no se podía hacer tiempos con un calor tan horrible, pero bueno al final lo he conseguido», añade.
Este medio maratón supone la vuelta oficial de la atleta basauritarra a la competición. «Ahora tengo que seguir, me presentaré a lo que haya: campeonato de cross, carreras por aquí. No hay necesidad de recuperar el tiempo perdido, pero sí he estado con
«Estoy muy contenta. No ha habido casi tiempo de prepararla, el objetivo era solo terminar»
muy poco ánimo y aunque no tengo prisa por competir, tengo 57 años y mucha ilusión. Hay que recuperar el ánimo, porque he estado muy desmoralizada», afirma. Gartzia comenzó su carrera deportiva cuando tenía 38 años de edad y según ha reconocido en numerosas ocasiones, le ayudó a superar una «depresión» y a dejar la «medicación».
El confinamiento fue un punto de inflexión obligado en su agitada carrera. Paso de no tener más que un día a la semana de descanso porque entrenaba seis días, a no poder ni siquiera salir para caminar. Cuando se podía transitar por Basauri no dudó en echarse a la calle. Nada que ver con los entrenos de antes. «Psicológicamente no estás bien, físicamente has perdido mucho tiempo, no estas igual», lamenta.
La vuelta fue además complicada. «Después de casi no poder salir a andar, pasamos a algo de entrenamientos, pero con el trabajo no los podía compaginar. Luego, empezamos a andar por Edesa y subíamos a Malmasin, pero no era lo mismo. Tirábamos mucho de monte porque es imposible correr con mascarilla. Vas muy lenta, no te marcabas ningún objetivo, más que nada íbamos por coger la forma y nos costó una barbaridad. El monte te ralentiza mucho y el ánimo era bajo», añade.
El pasado mes de julio decidió volver poco a poco a la normalidad y presentarse a campeonatos. «No estaba animada, mi hijo fue de gran ayuda, me dijo: vamos a preparar esta carrera. Lo hicimos sin saber si nos iban a coger y al final solo hemos podido competir tres del club Artunduaga, mi hijo ha tenido que inscribirse en la prueba popular», relata. Y aunque ha tenido poco tiempo, se ha preparado a conciencia, completando 14 kilómetros al día.
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