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cristina raposo
Jueves, 14 de enero 2021, 22:09
Era lo que se temían. Que el proyecto, finalmente, terminara condicionado a los fondos europeos. Pero así va a ser porque el plan para llevar el metro a Galdakao y hospital de Usansolo «a corto plazo» ya no depende de las instituciones vascas. Inmersos en ... la segunda ola de la pandemia y con la perspectiva de una tremenda crisis económica por delante, Gobierno vasco y Diputación no han querido pillarse los dedos.
Para completar la prometida Línea 5 hacen falta 350 millones de euros. Una suma muy importante que, sin ayuda, son «incapaces» de afrontar en un futuro cercano, como reconocían el miércoles el diputado general, Unai Rementeria, y el consejero de Transportes, Iñaki Arriola. Conscientes de que en Galdakao no aceptarían otra negativa –los vecinos llevan demandando la llegada del suburbano desde el 2006– al gabinete del lehendakari, Iñigo Urkullu, solo le quedaba una opción, pedir auxilio a Europa.
Pero la medida está lejos de contentar al Ayuntamiento, conformado por EH Bildu, Podemos y las plataformas independientes Auzoak y Usansolo Herria. «Es decepcionante que en lugar de fomentar la cohesión social y el transporte público, el proyecto de metro para Galdakao quede supeditado a Europa, máxime cuando vemos pasar por delante proyectos como la ampliación de la Supersur y la subfluvial de Lamiako, que fomentan el uso del vehículo privado. Mientras tanto, el metro daría servicio a más de 50.000 vizcaínos. Y eso sin hablar del hospital, que atiende a 313.0000 habitantes de las comarcas de Busturialdea y Lea-Artibai, Arratia, Duranguesado, Gorbeialdea, y Aiara», critica el primer edil, Iñigo Hernando.
Aunque la visión del equipo de gobierno dista, y mucho, de los planes que se reserva el Ejecutivo vasco, lo cierto es que la propuesta tiene «puntos fuertes»: la cofinanciación. Según desvelaron Rementeria y Arriola, Europa financiaría 245 millones, es decir, el 70% del total. La aportación restante saldría a partes iguales de las arcas de las dos administraciones vascas.
Pese a la incertidumbre que, una vez más, envuelve al proceso, de lograrse las ayudas, las obras arrancarían en 2023 y culminarían antes de terminar 2026 –es uno de los requisitos exigidos por Europa para optar al paquete de subvenciones–. A diferencia del gobierno local, las nuevas fechas en absoluto han molestado a la ciudadanía. Y eso que las obras estaban previstas que arrancaran este año. Es, dicen, «el mal menor». «Nos gusta la situación actual. Es una oportunidad que no se puede desaprovechar porque va a ser lo que va a cambiar el destino de nuestro pueblo», opina Marcos Chica, representante de la plataforma de vecinos que lleva más de una década luchando para que este transporte público desembarque en el municipio.
Lo único que ahora desean saber es qué ocurrirá con las paradas de los barrios altos de la localidad, Aperribai y Bengoetxe. «Todavía no conocemos los pormenores del estudio informativo que se iba a presentar el pasado diciembre. No pueden olvidarse de los barrios», apunta Chica.
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