Las miradas de los vecinos de la comarca se vuelven cada Semana Santa hacia Zaratamo, y este año los residentes de Arkotxa no han querido faltar a su cita. El barrio se mantiene fiel a la tradición de celebrar una de las Pasiones Vivientes más ... importantes del territorio –junto con la de Balmaseda y Durango–, que reúne cada año a centenares de vizcaínos de dentro y fuera de los límites del municipio.
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Para dar vida a las últimas horas de Cristo y su crucifixión, los vecinos se preparan a conciencia durante meses: «Empezamos entre septiembre y octubre con los ensayos», explica Gurutze Zubikarai, presidenta de la asociación cultural Gaztek-Abi, grupo que está detrás de los preparativos del evento. Además de preparar los papeles de la representación, también hay que llevar a cabo otras labores, como «reparar elementos rotos, hacer trajes nuevos, revisar lo que usa para comprobar que esté en condiciones...», enumera Zubikarai.
Todo el barrio se vuelca con el emotivo evento en el que se implica más de un centenar de personas. Ellos son la cara visible de la Pasión y también los que están detrás de todos los arreglos para que nada falle. Es tal la magnitud de la representación que hay quienes «piden vacaciones en el trabajo para poder echar una mano los días previos con el montaje del escenario», señala Zubikarai.
En el caso de los jóvenes, en Arkotxa pueden presumir de tener relevo generacional para sacar adelante la Pasión. En muchos casos, hay tradición de padres a hijos, «sobre todos aquellos que se implicaron en su día», apunta la presidenta.
En estos 56 años, el barrio ha vivido todo tipo de fenómenos meteorológicos que limitaron en algún grado una representación que se prolonga durante unas tres horas. Pero Zubikarai asegura que no son muy amigos de acudir a las previsiones para saber qué tiempo va a hacer. «No lo miramos nunca y si alguien lo hace, no lo dice; no nos gusta estar pendientes porque condiciona un poco las decisiones», argumenta.
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Gurutze Zubikarai
Presidenta de la asociación cultural Gaztek-Abi
La Pasión se vive desde dentro y también desde fuera. Hasta Arkotxa llega cada año un público numeroso que se acerca desde distintos puntos de Bizkaia. Y entre las filas de los actores se encuentran participantes que llegan «desde Basauri o Durango, por ejemplo». Zubikarai asegura que «hay gente que se anima porque la conoce a través de grupos de amigos y decide animarse a salir».
La representación es todo un acontecimiento que no está exento de nervios, en especial, para los personajes protagonistas –este año Jesucristo lo interpretará Jon Louro, y la Virgen María será Begoña Chavero–, que son quienes cargan con mayor peso en La Pasión. «Depende de cada uno, pero los nervios son habituales porque se prepara durante mucho tiempo», afirma la presidenta.
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Zubikarai es de Arkotxa de adopción, «llegué hace veinte años», pero está muy implicada con la Pasión, tanto desde la directiva de la asociación como tomando parte en la representación. Conoce bien los entresijos del acto. Incluso está al tanto de las versiones que explican el origen de la tradición en el barrio. «Hay quienes dicen que fue un párroco, Don Flavio, que vio que la barriada estaba dividida y quería unir a la gente; otros cuentan que fue un religioso que en la época, cuando no estaban bien vistas las reuniones y se hacían a escondidas, decidió unirse al grupo para que se pudiera hacer la Pasión. Sea como sea, es toda una tradición en Arkotxa», subraya.
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