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El dispositivo comenzó a las 09.00 horas C.R
Cribado a sanitarios en Galdakao

«Ahora que ya tenemos puesta la primera dosis no entendemos el sentido de estas pruebas», opinan profesionales sociosanitarios de la comarca

Diputación realizó ayer un cribado preventivo a 356 profesionales de la comarca en el frontón Kurtzea de Galdakao

cristina raposo

Galdakao

Jueves, 28 de enero 2021

En tan solo un mes la situación epidémica de Euskadi ha cambiado de forma drástica. Y justo cuando está a punto de terminar la primera ronda de la vacuna en las residencias vizcaínas -de los 154 centros del territorio sólo faltan tres por ser inmunizados ... con la dosis inicial-. No hay duda de que el virus ha vuelto a ganar terreno tras los festejos navideños, y todavía, según revelan los expertos, no se ha alcanzado el pico de esta tercera ola. En medio de este incierto escenario que cada vez deja más localidades en alerta máxima, Basauri se sumaba este miércoles a la larga lista de la que ya forman parte Arrigorriaga y Galdakao, la Diputación de Bizkaia continúa en su empeño de buscar el virus. Ayer, sin ir más lejos, programó un nuevo «cribado preventivo» en el frontón Kurtzea de Galdakao para realizar la prueba PCR a 356 profesionales de diecisiete centros sociosanitarios de la comarca, ubicados en Galdakao, Arrigorriaga, Ugao-Miraballes y Orduña.

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Cada media hora, y desde las 09.00 horas, decenas de trabajadores pasaron por el equipamiento deportivo, y una de las primeras fue Sara Florentín, de la residencia de mayores DomusVi Arandia de Arrigorriaga. La misma que mantuvo a la localidad un mes más en el temido pozo por un brote que se produjo en diciembre y que dejó 28 pacientes positivos. «Fue un brote importante y durante ese tiempo trabajamos con mucha tensión. Ayer comenzaron a ponernos la vacuna a los trabajadores y terminarán estos próximos días. Quienes peor lo han pasado han sido los usuarios, la tristeza se apoderó de ellos y se notaba», confesó. Lo que tiene claro Flonrentín es que las medidas deberían ser más «estrictas». «Pese a todo lo que está ocurriendo, creo que la gente todavía no ve el peligro real. Tendrían que haber endurecido más y antes las restricciones», opinaba.

No fue la única que criticó las últimas restricciones adoptadas por el Ejecutivo vasco. Para Sandra y Maite, ambas trabajadoras de la residencia Arkupea de Orduña, las nuevas medidas son un «sin sentido». «No entiendo nada de lo que están haciendo y creo que la mayoría de la población tampoco. La gente se está cansando y el problema sigue estando», denunciaban con hastío. «Ahora que tenemos puesta la primera dosis no entendemos el sentido de estas pruebas masivas», sumaba Nuria Bugedo, empleada del centro de Santa Bárbara en Galdakao.

«Estamos saturadas»

Lo cierto es que la situación, lejos de mejorar, sigue complicándose, y los trabajadores son conscientes de que aún quedan días «muy duros» por delante. «Los estoy pasando fatal. Tengo mucha presión, ansiedad y miedo. Tenemos que ser más responsables porque si no esto no lo vamos a poder parar jamás. Estamos cansadas y saturadas», opinaba Marian Mazón, empleada del centro de Arrigorriaga.

Aunque actualmente la mayoría de residentes están esperando como agua de mayo la segunda dosis de la vacuna, la preocupación no termina de desaparecer. «Lo peor pasó con la primera ola porque ni teníamos información ni material sanitario, pero los meses pasan y parece que la gente todavía no se da cuenta de la importancia de este asunto. Los mayores siguen teniendo miedo. Lo que más nos duele es que nos toquen el bolsillo así que deberían poner más multas. No se puede aplicar el sentido común porque no lo hay, ya ha quedado demostrado», añadía Esther Jimenez, también trabajadora del centro Santa Bárbara.

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