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leire pérez
Miércoles, 2 de diciembre 2020, 22:50
Más de mil personas trabajan a diario en la fábrica de Bridgestone en Basauri. Setenta y seis de ellas han resultado infectados de Covid desde que el pasado marzo se desatase la pandemia. El último caso ha tenido lugar esta misma semana y se detectó ... a través de un test de antígenos en el propio servicio médico de la multinacional. De esta misma forma se han localizado dos contagios más, aunque lo normal es que sea Osakidetza la que proporcione el diagnóstico. El virus ha dejado en alguno de los empleados una amalgama de lesiones y complicaciones, que quizá les acompañen de por vida o por lo menos un largo período.
La planta es una de las pocas de Euskadi que cuenta con un minihospital en su interior. Allí desempeñan su trabajo un médico, tres enfermeros, una psicóloga y una fisioterapeuta, pero además el fin de semana hay un equipo subcontratado. De forma pionera, el servicio médico que atiende también a los trabajadores del resto de Bizkaia, de las manufacturas de Usansolo y Igorre, ha puesto en marcha un programa para detectar de forma precoz las posibles complicaciones derivadas de la enfermedad.
Al 82% de los afectados se les ha realizado un TAC pulmonar para «vigilar la salud y detectar que alteraciones tiene una persona que ha pasado el Covid a nivel respiratorio», explica el médico de empresa, Javier López. El protocolo incluye que se haga una primera prueba a las pocas horas de ser dados de alta de la enfermedad y luego al de unos meses. «Queremos tener claro e identificados» los daños que ha podido provocar esta enfermedad y «no llevarnos sorpresas en unos años porque ha aparecido un hallazgo en el pulmón», señala el especialista.
Los resultados todavía están en fase de estudio, pero ya han arrojado los primeros datos relevantes como que «seis asintomáticos tienen alguna alteración en los pulmones como si hubieran pasado una neumonía, aunque no han tenido síntomas como fatiga y se están recuperando», comenta López. «Nuestro objetivo es prevenir, vigilar su salud y conocer qué secuelas pueden tener a nivel respiratorio porque lo uno al riesgo respiratorio que tenemos en la empresa», defiende el responsable del área médica de la empresa nipona.
No es la única línea de trabajo. A los noventa días del positivo, los trabajadores se someten a una prueba de anticuerpos. «Hemos visto que en cien días bajan un 40%, nos falta por ver hasta dónde llega», detalla. Durante la primera ola realizaron análisis de sangre para detectar las proteínas en los trabajadores que habían tenido síntomas y habían estado de baja, pero a los que no se les había realizado una PCR en Osakidetza. A través de un tercer estudio se ha querido saber si la falta de vitamina D está relacionada con el contagio, aunque los resultado no han arrojado luz en este sentido. «El 25% lo tenían bajo, pero la mitad de la población está igual», apunta.
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