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LEIRE PÉREZ
BASAURI.
Viernes, 23 de febrero 2018, 01:00
Satisfacción. Fue el sentimiento que reflejó el alcalde, Andoni Busquet, después de lograr que el pleno del Ayuntamiento de Basauri diera su apoyo al plan de regeneración urbana de San Fausto, Bidebieta y Pozokoetxe en una sesión en la que además llegó una noticia por ... sorpresa para beneficio del Ejecutivo local. Adif envió ayer al Consistorio un informe favorable al proyecto después de alcanzar un acuerdo entre ambas partes por el que la institución local paga la nueva estación, como estaba previsto, pero es la entidad estata la que, con los 4 millones de euros contemplados, se encarga de gestionar las obras. A cambio, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias cede la playa de vías de Pozokoetxe.
Un as bajo la manga que no le sirvió de mucho al Ejecutivo local, porque únicamente EH Bildu apoyó el plan. La formación ya anunció apenas un día después de la consulta popular del pasado 17 de diciembre su luz verde a la regeneración a pesar de no alcanzarse el 20% de participación. La portavoz de la coalición soberanista, Natalia Gardeazabal, defendió su voto porque «lo importante era la realización de la consulta». «Para nosotros era vinculante», recordó. Un guiño que el primer edil agradeció porque no lo tuvo fácil ayer en el que fue el pleno más complicado de sus dos legislaturas al frente del Ayuntamiento y en el que prácticamente toda la oposición estuvo en su contra. «Es bueno tener palabra. Estamos legitimados para aprobar el plan», reiteró.
70 millones frente a 25
Asimismo, recordó a la oposición que «no ha salido lo que algunos queríais, porque más del 70% votó a favor, e incluso aunque hubieran votado las 645 personas que faltaron para el 20% de participación mínima hubiera seguido ganando el 'sí'». Y echó atrás la vista para legitimar su proyecto. «El anterior costaba 70 millones de euros en plena época de crisis inmobiliaria. Nosotros teníamos 25 millones de ingresos y esa es la cantidad que hemos decidido gastar», subrayó.
Fue el PP el primero en iniciar la discusión. Gabriel Rodrigo rechazó el documento, solicitó «renegociar» con Bilbao Ría 2000 y acusó al equipo de gobierno de «tirar a la basura» los 4,5 millones de euros invertidos hace tres legislaturas en estudios y en el movimiento de tierras de Lapatza. «Nosotros únicamente hemos gastado menos de 150.000 euros en nueve años, esa cuantía es anterior», puntualizó Busquet en referencia al dinero gastado en la legislatura liderada por la socialista Loly de Juan.
Desde Basauri Bai, formación que solicitó a sus militantes que votasen en contra del plan jeltzale, el concejal Javi Giraldo apuntó que el debate no se debería dar. «Si no cumplen lo acordado, ¿para qué hicieron las votaciones?», se preguntó el edil.
Por último, la portavoz del PSE, Soraya Morla, reprochó al regidor que «Basauri no se enganchó al tren de la transformación de Bilbao Metropolitano hace ocho años». «Se negaron (el PNV y la izquierda abertzale) y jugaron al 'no' por el 'no' por intereses partidistas», lamentó. Y cuestionó por qué el modelo que sirvió para Bilbao y no para Basauri.
Por otor lado, y a pesar de ser cuatro los colectivos convocantes -los ecologistas Sagarrak y Basagure, el social Trintxera y el juvenil Txarraska-, no consiguieron movilizar a más de medio centenar de personas en la concentración que tuvo lugar media hora antes del pleno en el pórtico del Ayuntamiento. Acudieron representantes de estas agrupaciones y también miembros de Basauri Bai para criticar minutos antes de la aprobación del plan de regeneración de San Fausto, Bidebieta y Pozokoetxe lo que en su opinión es «un proyecto ilegítimo». Se escudaron en que únicamente el 18% de la población votó el plan jeltzale y, aun así, el Ejecutivo local quiso ayer aprobar el documento. «Dijeron que sería vinculante a partir del 20% y no se ha alcanzado», recordaron. «Es una consulta hecha a medida. Suena a Groucho Marx y a 'estos son nuestros principios y si no te gustan, tengo otros'». «¿Qué sentido tiene hacer consultas si no se respetan?», cuestionó el portavoz de Trintxera, Luis Miguel García. Se mostraron contrarios a la actuación urbanística porque «se pierde el único patrimonio público, la casa de los maestros, que tiene el municipio».
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