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leire pérez
Martes, 30 de noviembre 2021, 14:52
Veinticuatro horas después de que el río Nervión se desbordase a su paso por Basauri y por los barrios de Ariz y Urbi, la imagen esta mañana ha sido muy diferente a la de ayer. Todavía algún que otro curioso se ha dirigido al lugar ... para contemplar el estado del cauce, pero ya no para asistir al rugir del río. Un día después de que se desparramase el agua, el cauce ha recuperado la normalidad.
Se desconoce la cuantía de los daños provocados por la crecida, puesto que han sido registrados en lonjas y garajes de particulares. La mayoría de los afectados han dado en las últimas horas parte a los seguros y los trabajos de limpieza van a buen ritmo. Tanto que en algunos lugares como el garaje que resultó anegado en la madrugada del lunes en la calle Fernando Barkin esta mañana no quedaba rastro de una gota de agua. Esta noche los resientes podrán guardar sus vehículos.
Rastrillos, cepillos y baldes, cualquier cosa ha servido para sacar los más de treinta centímetros de agua que se colaron en el aparcamiento privado. «Ayer estuvimos cuatro personas hasta bien entrada la tarde y esta mañana también», ha comentado Luis Orlando, uno de los empleados de limpieza.
En la puerta del garaje dos residentes en la zona, José Antonio y José Ramón contemplaban el estado del inmueble. «Tenemos ganas de meter los coches, si tuviésemos miedo aquí no usaríamos las parcelas nunca. Con el sufrimiento que hemos tenido con este garaje lo de esta vez no ha sido casi nada. Antes de dragar el río esto era una constante, aunque es verdad que ahora han avisado tarde. Antes estaban horas antes con las sirenas, esta vez hasta las 2.45 horas de la madrugada no se pusieron en serio. No se esperaban que se saliese tan pronto», han asegurado a EL CORREO.
Junto al río, los propietarios e inquilinos de la hilera de lonjas en las que ayer entró más de un metro de agua se han afanado por recuperar poco a poco la normalidad. Ha ayudado que el sol hizo acto de presencia. «Solo con ver esto ya uno se da cuenta de lo que ha sucedido. Me dio tiempo a sacar el coche, pero he perdido muchos recuerdos, entre ellos una colección de fotos de las inundaciones del 83 y herramienta que tenía aquí», ha comentado Txema Hernando.
En su opinión, «algo raro sucedió». «Lo decimos todos en el barrio porque el río no llevaba tanto agua y en cuestión de dos hora se multiplicó y se desbordo, han tenido que abrir compuertas o algo», ha afirmado.
En la última lonja afectada, Costel de Diu, un empresario rumano, limpiaba el inmueble con el resto de sus empleados. «Ya hemos sacado todo, está inservible. hoy tampoco hemos podido volver a la obra y tendremos que comprar todo el material nuevo. Tenía dos frigoríficos y una lavadora dentro, todo destrozado», ha asegurado.
La empresa municipal de limpieza ha trabajado además en la retirada de residuos de la zona afectada y el Ayuntamiento colocará contenedores para que los propietarios de los garajes, lonjas y trasteros afectados puedan depositar sus enseres. La brigada ofrece labores de apoyo y se va a limpiar los lodos del bidegorri por debajo del puente de la autovía que quedó inutilizable.
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