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LEIRE PÉREZ / ALBA PELÁEZ
Jueves, 15 de diciembre 2022, 17:50
Casi tres años después de que la pandemia desbaratase todo tipo de actividades multitudinarias, la Navidad de este año tampoco será igual en la comarca. Los colectivos que están detrás de algunas de las iniciativas solidarias más esperadas, como los rastrillos navideños, han tenido serias ... dificultades para regresar a la normalidad. Cada vez es más complicado encontrar voluntarios y locales en los que desempeñar su labor. Sucede en Basauri y en Galdakao, dos de los municipios en los que históricamente se han celebrado este tipo de citas. En el primero, la coordinadora de mujeres lo da por suspendido de forma definitiva, mientras que Mundu Bat ha logrado superar los inconvenientes y vuelve «con más ganas que nunca» en Galdakao.
Los basauritarras donaron los últimos años 54.000 euros a organizaciones como Médicos Sin Fronteras y a la Asociación Española contra el Cáncer, pero además entregaban decenas de cajas de stock a colectivos como Emaus. Los mercadillos fueron durante años un recurso muy relevante para las ongs, pero también para las miles de personas en situación de exclusión de Basauri y alrededores. «Es imposible que lo podamos volver a hacer, eran tres meses de mucho trabajo, nos donaban muchas cosas y hay voluntarias que ya no pueden. Además la lonja en la que lo habíamos celebrado los últimos años ahora acoge pequeños trasteros», relata María Asun Bernaola, una de las organizadoras.
Como alternativa, seis mujeres llevarán a cabo hasta el domingo un rastrillo en una pequeña lonja de Lehendakari Aguirre 57. «Es lo que podemos hacer», explican. La recaudación se entregará a ACOBI, Asociación de niños de Bielorrusia.
Mientras tanto, Galdakao sí volverá a contar con el mercadillo de juguetes de Mundu Bat en el mismo formato previo al covid. A partir de mañana y hasta el día de Nochebuena abrirá sus puertas en el local de Cáritas, en el número 6 de la calle Zuloaga Margolari. Lo recaudado se destinará «un orfanato en Mozambique arrasado por un huracán», explica Amaia Artalaz, una de las voluntarias que se encarga de la organización y que, no obstante, alerta de que «cada vez somos menos y el relevo generacional cuesta más».
Artalaz ofrece consejos a la hora de que los vecinos muestren su cara más altruista: «A veces nos traen cosas que están rotas o inservibles, y lo que necesitamos son juguetes en buen estado». El parón por la pandemia no ha quitado las ganas de donar, sino «todo lo contrario, este año estamos recibiendo muchos más que antes», puntualiza. Por su parte, en Galdakaoko Boluntarioen Gizarte Elkartea recuerdan que están recogiendo juguetes en Bilbondo hasta el día 21, para los niños con menos recursos.
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