
LEIRE PÉREZ
Viernes, 27 de enero 2023, 17:04
Enara, Manu, Anabel y Yeray son algunos de los particulares 'Campeones' de Basauri. Todavía les queda camino por recorrer para ser como los protagonistas de la película que retrata al grupo que ganó doce campeonatos de España entre 1999 y 2014, pero todo se andará. De momento, forman parte de una iniciativa que busca «visibilidad e integrar» a personas con Síndrome de Down a través del baloncesto.
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«Nuestros hijos están motivados, tienen un pique sano y están muy contentos porque tienen una referencia de a dónde ir, hacen amigos porque antes no había una actividad así para esta discapacidad», explica Aitor Urrutikoetxea, padre de Irati. Su hija es una de los doce componentes que forman parte del primer equipo que se ha creado en la comarca.
Lo de menos es ganar porque los objetivos del grupo en el que conviven personas de todas las edades va más allá. Anabelén López, de 46 años, es una de las más mayores, Y Enara Alzaga de las más jóvenes, con 14 años. Según explica el presidente del BSK, Iñaki Camarero «el año pasado participé a título personal en una experiencia que se desarrolló con unos pocos equipos de Bizkaia y nos picó el gusanillo. Estuvimos viendo cómo podíamos participar y buscamos una asociación– la de Down– para que nos pusiera en contacto con los chavales. Luego todo empezó a rodar», recuerda. «Forman parte de un equipo con los beneficios que ello tiene, aprenden y tienen su espacio», añade Celia Estalayo, madre de Anabelén.
Dos veces por semana se encuentran en el colegio Kareaga de la localidad y cada quince días se miden con otros equipos. Se han creado otros cinco más en Bizkaia. Es el momento de encestar, cada uno de ellos necesita su tiempo, pero también de verse, intercambiar experiencias y contarse lo qué han hecho durante la semana. Han conseguido crear una «gran familia», según reconocen.
«Estamos muy contentos porque vemos progresión», reconoce el entrenador Mikel Llamosas. Este estudiante de Ciencias del Deporte es el encargado de sacar lo mejor de ellos. Durante dos años ha trabajado con personas con discapacidad, pero nunca había entrenado un equipo como este.
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«Está siendo genial, muy gratificante, ya había sido monitor, aunque antes solo estaba con personas con discapacidad una vez a la semana», añade. Las horas que pasan juntos les permite «convertirse en amigos», afirma. «Es más que jugar y competir, es cierto que en los partidos se vive un ambiente muy bueno, pero es que es ocio, disfrutan y se dan cuenta de que pertenecen a un grupo. Disfrutan», señala el míster.
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